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Ciclismo | Tour de Francia

"El amarillo lo tengo muy vigilado en la habitación"

Contador, el nuevo rey: "Quiero ganar el máximo de Tours"

<b>MULTITUD. </b>La rueda de Prensa de Contador reunió a casi todos los medios que cubren el Tour.
jesús rubio

Un coloso en Sion. Alberto Contador, el nuevo patrón del Tour, congregó a la Prensa mundial en la terraza del modesto hotel Castel. En esta ocasión tampoco le acompañó Johan Bruyneel, ni tampoco Lance Armstrong pudo verle desde la ventana de su habitación mientras escuchaba a los Rolling Stones en el Ipod. El madrileño no vistió de amarillo. Confesó que tiene "el maillot muy vigilado en la habitación". El único detalle que cambió con respecto a la otra megaconferencia de Prensa de la semana pasada fue el color de logo del Pistolero de su gorra. En Limoges fue azul. Y ayer, amarillo. "Ese color es muy significativo aquí".

Contador se contiene. Lleva más de dos semanas haciéndolo. "Esta tensión me ha hecho más fuerte". Ni siquiera se pudo dar el gustazo de brindar con sus compañeros para poderles mirar a los ojos en la noche del domingo. Dicen que es mejor esperar a París Esa foto valdrá dinero. Será un chin chin para un cambio generacional. "Los Wiggins, Schleck, Nibali y otros son mis rivales hoy y lo van a ser los próximos años", apunta Contador. Sobre Armstrong no hay ni una mala palabra. Al contrario. "Me lo creo cuando dice que va a trabajar para el equipo en esta última semana".

Armstrong no ha sobrevivido a Contador. ¿Quién puede parar ahora al de Pinto? El deseo por encontrar un nuevo rey es insaciable. ¿Cuántos Tours va a poder ganar usted? "No hago cuentas. Sólo sé que en los próximos años mi principal objetivo sería ganar el mayor número de veces esta carrera". Falta saber si su tiranía será la misma que la que ejerció Lance. "Armstrong y yo somos muy diferentes".

Espectáculo.

El espectáculo de Verbier le dejó dormir "mucho más tranquilo". No sólo ha "rebajado la polémica en el equipo", sino que las diferencias en la general son razonablemente grandes. "No pensaba sacar tanta ventaja. Eso me permitirá disputar las dos etapas de los Alpes con más tranquilidad, pero si puedo aumentarla, lo haré. Andy Schleck es el más fuerte y a Wiggins habrá que distanciarle más antes de la contrarreloj".

Es la familia que ya está de vuelta en Colmar la que le ha "ayudado" a pasar el trago más duro. Sentirse extraño en su propia casa. "Ahora sé que podré terminar el Tour en el Astaná sin problemas". Lo que pase a partir del lunes ya será otra película. Hasta el domingo sólo le queda "hacer todo lo posible para no tener ningún día malo". Como en la París-Niza, ese clavo ardiendo al que se agarran sus rivales. Armstrong incluido.