Ciclismo | Tour de Francia
Egoi pelea con Pellizotti por la Montaña del Tour
El navarro: "Como siga así, no voy a llegar a París".
Txomin Perurena fue el último español en ganar la clasificación de la Montaña en el Tour de Francia. Desde ese domingo de julio de 1974 en que el clasicómano que no ganaba clásicas porque en España no había tradición, el ciclismo nacional no ha vuelto a reinar en las cumbres del Tour. Aunque el año pasado Sastre heredó el premio por la descalificación de Bernhard Kohl por dopaje.
El maillot a pois es hoy un preciado maillot de sevillanas esponsorizado por unos grandes almacenes que vivió ayer una preciosa lucha desde Tonnerre hasta Vittel, de la tormenta al agua bendita. Egoi Martínez, líder navarro de la Montaña, atacó para "ganar la etapa (primitivo objetivo de Euskaltel)" y también para defender puntos en las cinco cotas de cuarta categoría y la última de tercera que había en el recorrido. Pero con él se marchó Franco Pellizotti, clarísimo aspirante al Grand Prix de la Montaña y que suma 17 puntos menos que Egoi. "Aquí todos iban en mi contra. Los de la escapada porque creían que era el más rápido y Egoi para que no le quite la Montaña", dijo el italiano, tercero en el Giro, en la línea de meta.
Desde otro prisma, obviamente, Egoi sacó gracejo. "Pellizotti me ha traído loco. Me ha atacado todo el rato en los puertos. No esperaba que después del gran Giro que hizo estuviera tan motivado". El italiano pasó por delante de él bajo la seis pancartas de las tachuelas. Maldita punta de velocidad.
A Egoi le salió un grano con Franco, que le impidió también tener todas las fuerzas y las atenciones puestas en el dichoso pinganillo. "Me dijeron que estuviera atento a Sorensen". El danés era el mejor rodador como bien sabía desde el coche Igor González de Galdeano, otro que también lo fue. Pero entre puntos, sevillanas y demarrajes, Sorensen se marchó y tanto Egoi como Pellizotti le vieron en el podio.
Egoi huele los Alpes y teme que las fuerzas no le acompañen lo suficiente como para conservar su renta. Los grandes puertos devoran los repechos como los de ayer, que tan poco puntúan. "No puedo estar todos los días así porque no voy a llegar a París", dijo antes de que se lo llevaran al podio.