Cuesta: "Sé para lo que estoy aquí, debo trabajar para Sastre"

Iñigo Cuesta cumplió 40 años el pasado 2 de junio. Es el ciclista más veterano del pelotón, además de ser el ángel de la guarda de Carlos Sastre en la carretera. El abuelo de este Tour nació en Villarcayo (Burgos). Allí se sigue entrenando "casi siempre solo" y con "muchas ganas de seguir". Todavía mantiene contrato con el Cervelo hasta 2010. "Sé para lo que estoy aquí". Trabajar en silencio para Carlos Sastre o para Thor Hushovd o para lo que haga falta. Cuesta fue el fichaje preferente que reclamó Sastre en el momento de diseñar este Cervelo Test Team que ahora trata de mantener el triunfo en Francia en su primer año.

Profesional desde 1994, a Cuesta le ha pasado toda una vida por delante sin que los grandes triunfos le quiten el sueño. "Disfruto encima de la bicicleta. Y no me he privado de nada. He podido disfrutar de mi familia. No puedo pedir más aunque sí que todos sueñan con un triunfo de etapa en el Tour. A mí la chispa me la da la competición".

Este burgalés tiene una filosofía de vida, ideal para estas fechas. "No todo es el Tour. Hay grandes campeones que considero como tal y no pudieron nunca ganar el amarillo en París, como Gianni Bugno, por ejemplo". Su palabra tendrá valor teniendo en cuenta que desde 1994 ha podido negociar curvas y kilómetros rodeado de los mejores ciclistas. "Llegué a correr con Greg Lemond". Durante quince años, Íñigo se ha cuidado "mucho" para poder llegar al final de un camino que se acaba ¿Cuándo? "Ni idea. Voy día a día porque yo sé lo que cuesta estar aquí, así que disfrutemos del momento. No tengo pensado qué hacer después del ciclismo". Lo que ha decidido es que no volvería como lo ha hecho Armstrong después de irse. "Si me voy, me voy. Estuve hablando con él el otro día". Veteranos al poder.