"Si gano la medalla de oro, me tatúo los aros olímpicos", le dijo atrevido Samuel Sánchez a Joan Llaneras en el mes de agosto, en medio de la calima china. En Pekín. En los Juegos Olímpicos. Samu había visto que el mallorquín lucía en su omóplato "Sydney 2000" y el anagrama. Allí fue medalla de oro en puntuación. "Pero si tú ganas, también te tendrás que volver a hacer otro de Pekín", le espetó el ciclista del Euskaltel-Euskadi al pistard.

Una apuesta que no tenía visos de que se pudiera materializar en el caso de Samuel, ya que España partía con las bazas de Alejandro Valverde y Óscar Freire para la prueba de ruta. Pero, sin embargo, el campeón fue él. Y ha demostrado que es cumplidor. "Me lo he hecho en Oviedo, con el tatuador de Melendi. Ahora sólo espero que Joan cumpla también con su parte", advierte.

El gimnasta Gervasio Deferr hizo lo mismo, en su tobillo, tras ganar el oro en Sydney y repitió en Atenas. La nadadora Mireia Belmonte, aún sin medalla, ya luce los aros y "Pekín 2008" en el reverso de su muñeca. Los Juegos son para toda la vida.