Hacer pista con Joan Llaneras es como jugar el dobles de Davis con Nadal. Facilita el trabajo. Da seguridad. Así son los genios. Ayer, en el velódromo de Laoshan, en su última carrera, volvió a demostrar que está tocado con una varita mágica. Iba a venir a Pekín con Carles Torrent, que se fracturó un fémur a 25 días de la cita. El metódico Llaneras tuvo que recurrir a su paisano Toni Tauler como pareja en americana (antes americana). Dos entrenamientos en Pekín eran su único crédito.

Pero de tanto exprimir sus opciones brotó plata. Cuando todos miraban a los británicos Bradley Wiggins y Mark Cavendish, aparecieron las sorpresas. Los argentinos Juan Esteban Curuchet (43 años) y Walter Fernando Pérez se aprovecharon de las vigilancias de otros para dar la puñalada. Ganaron vuelta (20 puntos), cogieron puntos fáciles (se sprinta cada 20 giros en un total de 200: 50 km) y lograron una renta casi imposible de recortar que les dio el oro.

Apuesta.

Había que jugársela. Y entonces el capitán Llaneras lanzó a Tauler al ataque, a ganar vuelta cuando se llegaba al ecuador. Reventaron durante muchos kilómetros, pasaron una pequeña crisis y lograron burlar al grupo. Al último sprint se llegó con tres dúos con opciones de ocupar cualquiera de las plazas del podio. Entonces surgió el genio Llaneras. Reservó el último gramo de energía para el sprint definitivo, soltó el peso de quién es sobre los demás y sumó dos puntitos que daban la plata. Los rusos Ignatiev y Markov fueron bronce. Nunca con tan poco se había conseguido tanto.

España pensó que era oro, por un presunto error en la contabilidad, pero tras ver el vídeo se convencieron de que no era así. No hubo reclamación formal. Pero esta plata es oro puro para Llaneras, que se va con 39 años, siete mundiales y como el español más laureado en unos Juegos Olímpicos: dos oros en puntuación (2008 y 2000), una plata (2004) y la de ayer en americana.