Leire Olaberria conquistó el bronce en su último sprint

Pekín 2008 | Ciclismo en pista

Leire Olaberria conquistó el bronce en su último sprint

Leire Olaberria conquistó el bronce en su último sprint

pepe andrés

Primera medalla para una mujer en pista en los Juegos

Hace cuatro años, Leire Olaberria comenzaba a montar en bici. Apalancada en el sillón de su casa vio cómo la rusa Olga Slyusareva ganaba la carrera de puntuación en la que Gemma Pascual, la única pistard que conocía, entraba séptima. Cuatro años después, la prueba de fondo la ganaba la holandesa Marianne Vos (30 puntos), pero quien la acompañaba en el tercer escalón del podio era ella (13 puntos), por detrás de la cubana Yoanka González (18). Un milagro que se venía anunciando desde su cuarto puesto en el Mundial de Manchester de este año. Un premio a la constancia conseguido de forma brillante, congelando la adrenalina a 70 km/h para tener la cabeza fría después de dar 100 vueltas (25 km) al óvalo del velódromo de Laoshan sprintando furiosamente cada diez giros.

Desempate.

Al último sprint, con la holandesa Vos con el oro asegurado después de haber ganado vuelta, llegó cuarta tres puntos por debajo de la colombiana María Luisa Calle. Entonces afiló el perfil, metió los riñones, apretó las mandíbulas y se lanzó furiosa a por la medalla. Leire voló. Entró segunda y sumó tres puntos de bronce que la empataban con Calle. Su mejor posición en el último sprint deshizo la igualada. Llegaba la primera medalla femenina para España en pista. La segunda de estos Juegos junto al oro de Joan Llaneras, ya que la guipuzcoana clavó la táctica de Didac Navarro, el seleccionador nacional.

Un Navarro que, folio en mano y a pie de pista, le iba cantando a quién debía vigilar, cómo debía regular su esfuerzo. Logró renta en las primeras vueltas, en las que anduvo escapada en un nutrido grupo de corredoras. Evitó las caídas, como las que se llevaron por delante a Sarah Hammer y Satomi Wadami. Ahorró energía en el tramo medio, decidió no entrar al penúltimo sprint para jugárselo todo a una carta en el último e hizo saltar la banca.

Milagro.

Un milagro. Sí. Porque en el pasado Campeonato de España no más de una docena de chicas corrieron la prueba de puntuación y poco más de una treintena redondearon el número total. Sólo Gemma Pascual, Deborah Gálvez, Elena Casas y la propia Leire compiten internacionalmente. En cuanto a velódromos, sólo el nuevo Palma Arena, construido para el Mundial celebrado allí en 2007, y el de Barcelona, al aire libre, tienen pista de madera. Los otros que dan nivel son los de Anoeta, en San Sebastián, y el Luis Puig de Valencia, de cemento. Es la realidad de una especialidad que sólo se hace visible cada cuatro años, como en los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004, cuando le dieron el mayor número de medallas (cuatro) a la delegación española.

Pero ayer no era tiempo de quejarse. Sino de celebrar. Leire, la chica que vio los Juegos de Atenas por la tele, logró con 31 años cumplir su sueño. En la prueba de fondo, en el reino de las más hábiles, ella consiguió descifrar las claves en el momento justo. Aunque hace poco ni supiera hacia qué lado giraban los ciclistas.