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Pekín 2008 | Ciclismo en pista

Olaberria: "No me lo imaginaba ni en mis mejores sueños"

La ciclista española no pudo contener la emoción durante la entrega de medallas tras conseguir el bronce en la prueba de puntuación.

Olaberria: "No me lo imaginaba ni en mis mejores sueños".
Reuters

Leire Olaberria lloró hoy como una magdalena en el podio de Pekín tras recibir el bronce de la prueba de puntuación, una medalla que no se imaginaba ganar ni en sus mejores sueños, según relató.

"Desde niña siempre soñaba con estar en unos Juegos y que me saliera algo así. Pero ni en mis mejores sueños me imaginaba que sería así. Me va a costar asimilarlo", afirmó la ciclista guipuzcoana de 31 años.

Pese a la sorpresa, Olaberria confesó que había trabajado duro para preparar los Juegos de Pekín. "Desde el Mundial, donde hice cuarta, me he ido mentalizando de que podía subir al podio", aseguró la ciclista de vocación tardía, la ganadora de la tercera medalla del ciclismo español en Pekín.

Una medalla muy trabajada

Olaberria confesó que salió al velódromo más tranquila de lo habitual. Ella es nerviosa pero tenía ganas de correr la prueba de Pekín, para la que se había preparado durante mucho tiempo. "Llevaba tres o cuatro meses esperando, se me ha hecho largo", señaló.

Fue sumando puntos desde los primeros sprints y eso le dio tranquilidad. "A media carrera he tenido que tomar aire porque estaba siendo una prueba muy intensa", dijo.

Luego llegó el momento decisivo, los últimos puntos para repartir y Olaberria sabía que tenía opciones. "Tenía la intención de entrar en el penúltimo sprint, pero pensé que el último sería decisivo. No sabía cuantas fuerzas me quedaban pero tenía que darlo todo", narró.

Luego llegó el bronce, el triunfo, acordarse "de todos los que han trabajado para que esto suceda, porque si esta medalla es grande es por ellos". Y las lágrimas del podio.

Una vida dedicada al deporte

Olaberria llegó tarde a la bicicleta. Lo suyo era el atletismo, las pruebas de velocidad. Fue récord de España de los 100 metros en categoría cadete. "Creo que todavía sigue siendo récord", rememoró. Era la primera carrera de la temporada, tenía 16 años, viajó hasta Arganda del Rey con la selección de Euskadi. "La referencia para nosotras era bajar de 12 segundos y yo hice 11.86". No ha olvidado su marca. Ni tampoco que admiraba a Marion Jones, a Irina Privalova, a Merlene Ottey.

Pero su peso y las lesiones le fueron frenando su progresión y perdió la ilusión. Se alejó del atletismo y se centró en sus estudios de turismo y en su trabajo de recepcionista en el palacio de hielo de San Sebastián. Comenzó a dar clases de patinaje y le gustaron los niños, así que estudió magisterio. Pero el deporte quedaba a un lado.

El apoyo de su novio la empujó a la bicicleta

Hasta que su novio, el ciclista Javier Azkue, le dijo: "¿Por qué no pruebas la bicicleta?". Se metió en el velódromo de Anoeta y comenzó una nueva pasión. "Yo vivía cerca de Anoeta e iba alguna vez a ver competiciones, pero nunca se me había pasado por la mente practicarlo", afirmó.

Tenía la fuerza y las características adecuadas para lograrlo y pronto recuperó la ilusión por el deporte, las ganas de competir. Y el gusto por la velocidad de la atleta. Comenzó a competir con 26 años, pero con grandes dosis de pasión.

"Cuando estoy en un sprint es donde más viva me siento. Me he enganchado a esta sensación. Al principio me asustaba pero poco a poco he ido ganando en confianza", aseguró. Ahora quiere seguir progresando. "Si estoy aquí es por mi trabajo y tengo ganas de seguir trabajando y mejorando. A lo mejor algún día apretamos más a Marianne Vas", afirmó.

La pista: el hermano pobre del ciclismo

También le gustaría que su caso sirviera para desarrollar el ciclismo en pista en España, donde apenas tres ciclistas tienen nivel internacional y sólo una treintena, muchas procedentes de la ruta que, por un día, se lanzan al velódromo, participan en los campeonatos de España.

El ejemplo lo marca la figura de Joan Llaneras, dos veces oro olímpico en persecución y una plata, además de cuatro mundiales en esa especialidad y otros tres en Madison.

"Es y ha sido muy grande", dice Olaberria del mallorquín, "he tenido la suerte de conocerlo, aunque sea al final de su carrera, quizá en el momento más fuerte. Es muy positivo tenerlo cerca por los consejos que da, siempre enseña algo y yo tengo mucho que aprender", afirma.

Por el momento ya ha puesto su contribución al medallero español. Y ha contribuido a hacer del ciclismo una de las principales fuentes de medallas para España.