Fiel a su estilo, Alberto Contador ganó dando espectáculo en la ascensión a La Collada de Salcedillo (Palencia), etapa reina de la Vuelta a Castilla y León, donde reafirmó su liderato y prácticamente sentenció la carrera. Le hubiera valido aguantar la rueda del colombiano Mauricio Soler, pero tras responder a dos ataques del Rey de la Montaña del pasado Tour, Contador arriesgó, pasó al ataque y demarró a 1,7 km de la cima para ganar como un campeón, con once segundos de ventaja sobre Soler. ¡Chapeau! En estos tiempos de esfuerzos medidos, de científicas racanerías, se valoran aún más los derroches.

Reivindicación.

Lo que ya no se entiende tanto es su persistencia en señalar la palabra Astaná en su maillot cada vez que logra un triunfo. Los hechos han demostrado que, teniendo alternativas, Contador se equivocó al elegir al Astaná. Es loable su postura de defender a sus compañeros y a todos los miembros del equipo que le ayudan a ser quien es. Esta lealtad ya está bien demostrada con su decisión de no abandonar la nave, de no aceptar un traspaso o cesión a otro equipo para poder disputar el Tour. La solidaridad por encima de los intereses personales. ¿Para qué entonces seguir señalando la palabra Astaná? Sólo nos recuerda un error.

Hoy queda la última etapa. Un trazado rompepiernas, cuatro puertos, el último a 33 km de meta. Pero Contador ya tiene una buena ventaja y el equipo más fuerte del pelotón. No se le puede escapar el triunfo.

Contador

Tenía órdenes de defender mi ventaja, pero tenía la vista puesta en la etapa. Señalo el rotulo de Astaná para que se vea bien el nombre de un equipo que está confiando en nosotros. El mensaje que lo coja el que quiera".