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Ciencia y tecnología

WHATSAPP

2.000 euros de multa a un instalador por acosar por WhatsApp a una clienta

Un instalador de fibra se aprovechó de los datos de una clienta para enviarle mensajes.

2.000 euros de multa a un instalador por acosar por WhatsApp a una clienta

A finales de 2016, el dueño de un restaurante creó un grupo de WhatsApp para coordinar una cena de Navidad con los trabajadores de una empresa. Haciendo una mala praxis de la app, este hombre metió números y contactos que no le habían dado permiso para ello, e incluso fue tan lejos como para amenazar a quienes se salían con cancelar su reserva al no quedarse en el grupo. Coacción pura y dura que terminó con el dueño del local demandado y con una sentencia judicial favorable al demandante. Y lo mismo ha pasado este año con un caso similar aunque más grave.

2000 euros de multa por acosar por WhatsApp

Como leemos en ADSLZone y el blog del abogado Samuel Parra, con ocasión de la instalación en el domicilio de una clienta de un paquete de servicios de Movistar, el instalador de fibra designado por la compañía decidió hacer una mala praxis de los datos recogidos de la clienta con motivo de la instalación, utilizándolos para “enviarle mensajes de contenido personal y sexual a su teléfono móvil mediante la aplicación Whatsapp, donde además de ensalzar los atributos físicos de la clienta, le proponía una cita”.

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O sea, que das tu número de móvil porque hace falta para completar la instalación de fibra óptica, y un degenerado se salta las normas de la compañía y las más básicas de civismo para acosar a la clienta por WhatsApp. La afectada, además de denunciar los hechos ante la Policía Nacional al sentirse acosada por un señor que no solo tenía su número de teléfono, sino que también sabía dónde vivía y sus horarios, también presentó denuncia ante la Agencia Española de Protección de Datos por entender que sus datos personales se habían utilizado de forma indebida.

2000 euros de multa por acoso

A requerimiento de la AEPD el instalador no negó los hechos. De hecho habló de ello como si no hubiera sido nada malo,  atreviéndose a manifestar que su intención era buena y que la finalidad era “subirle la autoestima a la clienta, todo ello dentro del más absoluto respeto hacia su persona”. ¿Se puede respetar a alguien cuando robas su número? ¿Y subirle la moral enviándole mensajes de índole sexual?

El caso ha terminado con una multa de 2000 euros para el instalador, que finalmente pagará 1600€ debido a una reducción de fianza. Y un susto y una situación no deseadas para la mujer, en un tipo de caso que como vemos con ejemplos como el tweet de arriba sobre un repartidor de MRW, por desgracia se está repitiendo en demasía actualmente.