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NBA | PELICANS 128 - SUNS 117

Zion arrasa a los Suns: los Pelicans asustan en el Oeste

Grandísima victoria, otra más, de unos Pelicans al rojo vivo. Los Grizzlies siguen la estela del líder y Rudy Gobert sale airoso en su regreso a Utah.

Zion arrasa a los Suns: los Pelicans asustan en el Oeste
Stephen LewUSA TODAY Sports

La ley de New Orleans Pelicans es la ley del más fuerte, ahora mismo, en el Oeste. En una Conferencia en la que hay que hablar más de los de Luisiana, los Grizzlies y los Kings que, ahora mismo, de los Warriors o los mediáticos (y poco más, por ahora) equipos de L.A. De lo que puede ser un cambio de guardia, un relevo generacional en un lado del país que solía ser el más fuerte pero que ahora es territorio salvaje, sin jerarquías ni concierto. Hay terreno para quien lo quiera conquistar, y nadie quiere ahora mismo más que estos Pelicans que sometieron a Phoenix Suns (128-117), llevan seis victorias seguidas, once en trece partidos y son líderes (17-8), el puesto que hace no tanto ocupaban precisamente unos Suns (16-10) que han perdido tres partidos seguidos por primera vez desde las Finales 2021, cuando perdieron un anillo que tenían muy cerca (de 2-0 a 2-4). Y cuatro de los cinco últimos en un tramo horrible del calendario que les aboca a otro trago, mañana, repetición de este duelo en Luisiana. Que es la repetición también de una primera ronda de los últimos playoffs en la que los Suns ganaron pero ya enseñaron la debilidad que luego explotó Dallas Mavericks. Los Pelicans ya se habían dado el baño de optimismo que los sigue propulsando. Pero entonces no tenían a Zion Williamson, claro.

Zion dejó sin respuestas a la defensa de los Suns, que ha conocido días mejores: 35 puntos, 7 rebotes, 4 asistencias y un 13/17 en tiros. Desde que se lesionó Brandon Ingram, ha cogido totalmente el timón de su equipo, y está jugando al mejor nivel de su vida. Después de una sucesión de esas jugadas que para otros son cosa de una vez en la vida y para él son rutina, cerró el partido con un mate en 360 grados que no gustó a los Suns. Aquello de los códigos y todo lo demás. Lo que no gustó a los Suns, claro, fue perder. Zion se dejó llevar, con el partido envuelto para regalo, por un ambiente que ahora mismo está electrificado en el Smoothie King Center. Tiene ese aroma de adrenalina y poder, de excitación juvenil, que solo genera el deporte cuando se está cociendo algo importante de verdad. Ese parece el caso en NOLA.

Los Suns salieron escaldados. Pelearon, después de su desastre contra los Celtics, y convirtieron un 80-64 a mitad de tercer cuarto en un 107-108 a falta de cuatro minutos y medio. Pero entre el temple de CJ McCollum (18 puntos, 5 asistencias), la actividad de Zion y el despliegue de un equipo coral, ultra profundo, la victoria se quedó en casa. A los Suns se les acabaron los triples: 15 de los 22 que anotaron (22/44) en la segunda parte, intentando lo que acabó siendo un imposible. El rebote, las pérdidas… y una diferencia abismal en tiros libres (22 más lanzandos por los Pelicans) equilibraron esa diferencia en la línea de tres: 8/27 por 22/44. Pero así son estos Pelicans: gana de cualquier manera, en todo tipo de partidos. Sin Ingram… y contra un rival sin Cameron Johnson pero que ha recuperado a Chris Paul, que fue (24+8+7), en su antigua casa, el mejor junto a Deandre Ayton (25+14) de unos Suns que necesitaban una versión mejor de un Devin Booker (14 puntos en 17 tiros) que pareció tener problemas físicos.

Con un tremendo papel de secundarios como Larry Nance (17+9+5 y 4 robos), Naji Marshall, Alvarado (20 puntos, 3 robos), y sin minutos otra vez para Willy Hernangómez, los Pelicans alargaron su estado de euforia. Pero, más allá de eso, son un equipo formidable, un candidato de verdad con todos los galones a ganar el Oeste. Por eso lo lideran camino del ecuador de diciembre, no hay más misterio. Los Suns, después de su excepcional inicio de temporada, están en uno de sus peores momentos, si se mide solo regular season, de los últimos dos años. Y la carretera no va a ponerse todavía cuesta abajo: mañana, otra vez partido en Nueva Orleans, otra vez contra el fuego hirviente de estos Pelicans que van a mil por hora.

Los Grizzlies se acercan a su mejor versión

Por unas cosas o por otras, casi siempre por las lesiones, no hemos visto la versión óptima de los Grizzlies en este inicio de temporada. Sin embargo, los de Tennessee son segundos del Oeste (17-9) y siguen el ritmo de los Pelicans con lo que ya son, en su caso, cinco victorias consecutivas. La quinta, facilita: 114-103 contra unos Pistons (7-21) que perdían por 20 después de tres cuartos (98-78) y maquillaron el marcador después.

Sin Cade Cunningham, cuyos plazos de recuperación no están nada claros, y con talentos todavía por hacer (Ivey, Duren…) los Pistons tiran de la experiencia de Bojan Bogdanovic (19 puntos) y del ánimo de reivindicación de outsiders como Marvin Bagley, Kevin Knox y Killian Hayes. Jugadores todavía jóvenes pero para los que el tren NBA ha estado ya a punto de desaparecer por completo. Saddiq Bey es otro que parece incapaz de despegar en un equipo sumido todavía en fases muy iniciales de su reconstrucción. Más de lo esperado, antes del inicio de curso, por los más optimistas. Los Grizzlies, todo lo contrario, a pesar de que acaban de saber que seguirán unas semanas más sin Desmond Bane: 15 puntos y 12 asistencias de Ja Morant, 20 y 4 tapones de Jaren Jackson Jr, dirección de Tre Jones, tiros (unos cuantos, siempre, malos) de Dillon Brooks, trabajo de Steven Adams y Brandon Clarke (17+7) en las zonas… un equipo muy, muy fuerte. Santi Aldama, bien desde el banquillo: 9 puntos con un par de triples y 5 rebotes.

Rudy Gobert gana en su regreso a SLC

Morbo y buen recibimiento para Rudy Gobert en Salt Lake City. Después de nueve años en los Jazz, el pívot francés fue traspasado a los Timberwolves, donde está teniendo un difícil arranque en su nueva etapa NBA, pero donde las cosas van algo mejor, a pesar de la baja de Karl-Anthony Towns. Que resta puntos al equipo pero, en realidad, permite un orden que falta muchas veces mientras llega un ajuste que todavía está por funcionar de la pareja Towns-Gobert: 108-118 en Salt Lake City y 13-12 para los Wolves por el 15-13 de los Jazz, que pelearon a pesar de las bajas de Lauri Markkanen y Collin Sexton y de que era el primer partido tras nueve de ausencia para Mike Conley, que partió desde el banquillo (17 puntos, 6 asistencias).

Gobert cerró en 22 puntos y 13 rebotes, acabando jugadas en el aro para unos Wolves que perdieron su ventaja en el tercer cuarto y sufrieron para mantener el mando en el último, siempre con los Jazz a un palmo. Pero dos triples seguidos de D’Angelo Russell abrieron la brecha definitiva. El base anotó 20 de sus 30 en ese último parcial (acabó con un 6/9 en triples) y salvó los muebles para su equipo, que necesita victorias para ir ganando sensaciones, en un día discreto de Anthony Edwards (14 puntos, 14 tiros). En los Jazz pesaron las bajas y no funcionaron finalmente los intentos a la heroica de Jordan Clarkson (21 puntos). Beasley sumó 23 y Vanderbilt, ex de los Wolves, 12 con 10 rebotes desde la segunda unidad. Los Jazz han perdido siete de sus últimos diez partidos, pero siguen en positivo gracias a su extraordinario inicio de temporada.