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NBA | PLAYOFFS 2024 | MAVERICKS-TIMBERWOLVES (3-1)

Towns aplaza el sueño de Doncic

Los Mavericks dejan pasar la primera oportunidad de meterse en las Finales NBA al perder en casa ante los Timberwolves. Doncic no pudo evitar la derrota.

Luka Doncic y Karl-Anthony Towns -
Luka Doncic y Karl-Anthony Towns -Kevin JairajUSA TODAY Sports via Reuters Con

Haciendo la mayor parte de cosas de forma parecida ha habido un pequeño cambio de orden en estas finales de la Conferencia Oeste. O grande si así lo consiguen categorizar los Timberwolves. Los encuentros están siendo muy parejos y se deciden, evitando el tópico de los detalles, por acciones en las que la línea entre fallo o acierto es increíblemente fina. De ello se pueden acordar los Mavericks, que se dejaron en su ciudad la posibilidad de cerrar este compromiso en todo lo alto y pasan a otra dimensión en la que las complicaciones crecen. Los pupilos de Jason Kidd cedieron por 100-105 en el cuarto encuentro de la serie, que viaja a Mineápolis para un quinto encuentro en el que los lobos seguirán pendiendo de un hilo pero henchidos de confianza. Ésa que le ha arrebatado violentamente su contrincante en las citas anteriores, anulándoles en base a experiencia y buen juego, y que brota de nuevo en unas cabezas que estaban como el tanteador: al límite. Doncic y compañía tendrán que esperar, aún les queda un paso que dar.

Los Wolves se apuntan el primer triunfo del duelo con el equipo de Dallas en un ruidoso American Airlines Center al que supieron silenciar en una segunda mitad de oficio y, sobre todo, control de las emociones. Eso que tan importante es, a veces al mismo nivel que la habilidad para lanzar o regatear.

En 48 horas llegará una nueva prueba. Ésta se la apunta Luka Doncic en el debe, como hace en algunas ocasiones en las que se siente responsable de más; ante la prensa local aseguró que no había jugado con suficiente energía. No pareció así. Sus números en lanzamientos no son la eficacia ejemplificada, acabó con un 7/21 en los de campo y erró uno clave en la personal en el último minuto, pero sin su capacidad de dirección no hubieran llegado ni siquiera a pelear hasta el final.

Los Mavs fueron emparejados con su rival la mayor parte de la noche. Simplemente dejaron pensar a algunas de sus piezas más importantes, como Towns o Edwards, y ellos no mantuvieron el acierto de otros días en los momentos calientes del partido. A grandes rasgos así se explica que tengan que esperar.

Esperar para verse en las Finales. Las del título. Las del Este contra el Oeste. Las que ansían. En ellas espera Boston Celtics después de haber barrido, ellos sí, a Indiana Pacers en el otro lado del cuadro. Un descanso que no tendrán los Mavs, los que aquí mantienen la amplia ventaja obviando que han sufrido un parón cuando estaban, utilizando el vocabulario del atletismo, llegando a los cuadros. El otro equipo también juega. No está de más recordar que destrozó a los Suns del trío matador y le quitó a los campeones Nuggets el caramelo de la boca en su propio pabellón. Ahora el 3-1 campea en el global de la serie, Mavericks arriba. Este martes se vio una reacción distinta que ha movido ese tanteo de sitio: prisa en el cuadro local por remontar en los últimos cinco minutos y frialdad en el otro conjunto, justo lo contrario a lo visto en las tres rondas anteriores. Estemos o no ante un cambio troncal, aseguramos una nueva oportunidad de disfrutar de baloncesto en Estados Unidos cuando nos encaminábamos a nueve días sin actividad.

Minny ha crecido a lo largo de los años hasta alcanzar esta categoría. No iban a ser barridos en semejante escenario. Edwards destacaba como se lo había tomado como algo personal. Precisamente esa sangre caliente, no sólo en él sino en las torres Gobert y Towns, se heló para su beneficio en los minutos en los que se jugaban la total supervivencia.

Karl-Anthony, de hecho, estuvo toda la noche en el alambre. Pero lo salvó. Fue eliminado al cometer seis faltas, sí, pero antes protagonizó el gran cambio que espoleó a los suyos: de sus cinco puntos en la primera parte a los veinte que encestó en la segunda. Triples decisivos y reacción a la altura del jugadorazo que es.

Dallas les había hecho tanto daño que la moral de los jugadores de la otra franquicia estaba bajando a un sótano sin luz ni salida. Por ello los aficionados de los Timberwolves han vuelto a creer, porque sus chicos han revertido una situación casi mortal tirando más de cabeza que de corazón. La presión se empieza a equilibrar: esto no está acabado.

Lo que en ocasiones anteriores les había sido favorable tornó en negativo para los participantes locales. Por poner algún ejemplo: Kyrie Irving llevaba un inconmensurable 14-0 en partidos que cierran series y aquí, además con una pérdida de balón crucial, se rompió la racha; Washington no resucitó en el último cuarto como le pasó al cerrar la anterior eliminatoria; Jones estuvo acelerado en el cierre después de haber hecho otro buen partido; Luka Doncic se va echándose las culpas pero con 28 puntos, 15 rebotes y 10 asistencias, llegando a amagar con otro imposible cuando embocó en el aro un 3+1 a 13 segundos del final en el que el error en el adicional le frustró tanto como para aumentar su responsabilidad en la derrota. Es simple: los otros fueron los que mantuvieron la calma, recapitularon al verse en problemas y contaron con el acierto necesario. Finch cambió asignaciones defensivas, pasando a McDaniels con Irving y probando a Edwards con Doncic, y ofensivas, basculando más hacia el interior las finalizaciones de jugada, con resultados -a la vista están- más que positivos. Se necesitaba un cambio. Ahí va.

Lively no fue de la partida por el rodillazo del partido anterior y ése fue el gancho que usaron los Wolves para atacar por dentro sin guardarse ni un mínimo. Era el pívot más en forma. Gobert y Towns sacaron ventaja de primeras. Doncic había acumulado ocho de los diez puntos iniciales de los Mavericks y pocos más aciertos había, se quedaron clavados. El margen creció, sobre todo con tres jugadas resolutivas de Edwards. Ventaja de doce, doblando en el marcador, para los visitantes.

Sacaron la cara por Doncic dos de los suplentes. Con un triple cada uno Hardy y Green contuvieron la hemorragia antes de acabar el primer acto. Otro jugador de banquillo, el veterano Exum, sumó otros cinco puntos después del cambio de cuarto y destrozo los esquemas de Minnesota por primera vez. No sería la última. Entró en juego la sabiduría de Doncic y compañía. Frenaron el ritmo y comenzaron a sacar faltas de los hombres más resolutivos del otro bando. Ésa no era nada mala.

Towns quedó anulado; Gobert y Edwards empezaron a verle las orejas al lobo, nunca mejor dicho siendo el logo de su franquicia. Kleber volvió de lesión, aunque lejos del cien por cien. Y aparecía Jones, ese inclasificable jugón, con dos triples seguidos para empatar el marcador. Les entraron los siete males a los Timberwolves: se lo iban a levantar otra vez, o eso parecía en esos instantes. Nada más volver del descanso, al que se llegó 49-49, la carta de la estrategia cambió de lugar: los Mavs eran los agresivos, con balones a Gafford cerca del aro para que resolviera y probara a la capacidad de aguante de los pívots contrarios. Towns cometió la cuarta personal, firmó dos jugadas ofensivas de mucho mérito y pidió permanecer en la pista, hizo la quinta y volvió al purgatorio.

Repitieron andanzas los dos equipos en el final del tercer parcial. Edwards de nuevo controlaba, sumaba puntos, y Minny se escapaba en el marcador. Aunque ya de forma más ligera. Y regresó a cancha Jaden Hardy para meter otros diez y aguantar las riendas del caballo en ausencia de Doncic. Pequeños rayos de luz con Washington también y un par de bandejas iluminadas de Irving. De nuevo, en posición para sacar el partido adelante llegando desde atrás. Pero no se dio.

Karlito, el número uno del Draft 2015 y la cara de los T-Wolves desde entonces, se despojó de las dudas de los partidos 1, 2 y 3 y dio el zarpazo. En el minuto 43 convirtió dos triples desde la parte izquierda que hicieron la ventaja. Se entró en un lapso de dos minutos con una sola canasta y, zas, Towns volvió a acertar de tres. Una más de Edwards y +8 con 1:47 por jugarse. ¿Qué ocurrió ahí? Doncic. El esloveno le sacó la sexta al dominicano en un amago de triple, en el que entró de lleno. Quedaba muy poco tiempo para que esa baja tuviera efecto. Los tres puntos de Luka más una canasta de Kyrie colocaron a los Mavs a tres. Edwards, con un lanzamiento largo saliendo de un bloqueo y cuadrándose a lo Jordan, quiso sentenciar. Faltaba otro toque de sal de Doncic con el 3+1 antes mencionado y el miedo en el cuerpo de los visitantes. El que cerró la fiesta fue Naz Reid en una jugada de pizarra bien ejecutada.

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