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LOS GRIZZLIES RETIRAN EL '33'

Marc, en el firmamento

El ‘33 de Marc Gasol ya cuelga en lo más alto del FedExForum de Memphis, una ciudad que rindió tributo al pívot. Día histórico para el baloncesto español.

Marc, en el firmamento

Ninguno de mis sueños pasaba por algo así”. Fueron las palabras de Marc Gasol antes de su momento, el que ha vivido en el FedExForum, ese lugar que ha tenido una noche llena de nostalgia en deferencia al que fue su jugador durante 11 temporadas. En una ceremonia que se ha celebrado tras la derrota de los Grizzlies ante los Sixers (96-116), algo intrascendente para una franquicia que hoy contaba con 13 bajas y que está acabando una temporada para olvidar, pero que hoy quería homenajear a un pívot nacido en Barcelona un 29 de enero de 1985 y que hoy, 39 años después, es considerado una leyenda del baloncesto español... y de los Grizzlies. El evento fue al final del partido en lugar de en el entretiempo, lo que es más habitual, aposta. La entidad no quería ir con prisas y el deseo era el de tomarse el tiempo necesario para rendir tributo. Y así ha sido. Un héroe eterno que es ya parte del firmamento.

Nadie se lo quiso perder. Pau Gasol estuvo presente en la ciudad que vio nacer sus inicios en la NBA, cuando empezó su camino para convertirse en una estrella. Joel Embiid, que tanto ha sufrido la defensa del pívot, era el rival en un día de justicia poética en el que se fue a 30 puntos y 12 rebotes en 22 minutos, ayudando a su equipo a ganar cuando el resultado era lo que menos importaba. Y, por supuesto, los otros tres miembros del Grit and Grind, Zahc Randolph, Mike Conley y Tony Allen. El primero ya tiene su camiseta retirada, mientras que los otros dos la tendrán, primero el escolta y luego el base, el único que sigue en activo defendiendo el uniforme de los Timberwolves, pero con los Grizzlies siempre en el corazón. En una ceremonia conducida por Pete Pranica, narrador de los Grizzlies, los tres inseparables de Marc estuvieron a su lado recordando el aspecto defensivo del juego y rindiendo tributo a una leyenda enorme. Igual que lo son ellos.

Habló Pau, que se mostró orgulloso. Lo hicieron Allen, Randolph y Conley, contando diferentes anécdotas. Y, por supuesto, lo hizo Marc, ese hombre que llegó a la ciudad siendo un niño para acompañar a su hermano, estuvo allí en sus dos últimos años de instituto, pasó por el Barça y el Girona y regresó a Memphis para jugar en un equipo que había conseguido sus derechos en el traspaso que llevó al mayor de los Gasol a los Lakers. Toda una carambola del destino y 11 años (2008-2019) unido a la ciudad de la que es hijo pródigo. Allí se estableció un sistema defensivo extraordinario que tuvo en el premio a Mejor Defensor a Marc su máximo exponente en cuanto a reconocimientos. Momentos duros, llenos de emoción, series de playoffs extenuantes e instantes efímeros, pero para la historia. Recordados en un estadio que hoy estaba lleno de una añoranza lógica al recordar tiempos pasados que fueron mejores. De hecho, los mejores.

En su discurso, Marc dejó claro que aquel equipo suyo seguía a su lado cuando fue campeón de la NBA meses después de ser traspasado a Toronto Raptors:Antes de empezar y dar las gracias a todos, y con razón, esta mañana tuve la oportunidad de ver un maravilloso documental sobre mí. Era un poco tímido, no quería verlo. Tengo dos opiniones después de verlo: una es que tengo que empezar a hacer ejercicio. Eso es lo primero que pienso, ‘vale, grandullón, tienes que empezar a moverte’. La segunda es que tengo que pedir disculpas a mis compañeros de equipo, a mis entrenadores. Sé que a veces puedo ser un grano en el culo. Simplemente me preocupaba por esta ciudad, me importaba ganar y jugar de la manera correcta. Así que gracias por aguantarme. Esta última semana hemos estado la familia, disfrutando de la ciudad, conduciendo por ahí; Pasando tiempo juntos, viendo un montón de caras conocidas, un montón de viejos amigos... y el amor y el respeto inquebrantable que recibimos de los aficionados, de todo el mundo en la ciudad, se quedará para siempre con nosotros. Muchas gracias por eso significa mucho para nosotros. Llegamos aquí en 2001, y vuestro amor y apoyo constante se quedó en todos nosotros, muchas gracias por todo eso. Cuando tenía 19 años, solía jugar a un juego que es le que supongo que siguen repitendo los niños hoy. Me imaginaba que era Michael Jordan haciendo un fade away. Que era Larry Bird metiendo un triple, o Magic Johnson dando un pase sin mirar. Cuando me traspasaron de los Grizzlies a los Raptors, jugaba al mismo juego 25 años después: ¿cómo encajaría Tony Allen en nuestra defensa para encargarse del mejor jugador del otro equipo? ¿Cómo va a echarse al equipo a la espalda Zach Randolph en este tramo fundamental del partido en el que se va a convertir en una bestia en el poste bajo? ¿Cómo va a conseguir Mike Conley que todo siga funcionando en la pelea por ganar el título? Así que cuando conseguí ganar el anillo, lo máximo que puede lograr un jugador de baloncesto, estos tres tíos que significaron tanto para mí a lo largo de mi camino estaban justo ahí, a mi lado en la pista. Por eso y por muchas otras razones, gracias, estaré siempre agradecido. Grit and Grind”.

Una franquicia marcada por el apellido Gasol

Desde que los Grizzlies cambiaron Vancouver por Memphis, siempre hubo un Gasol hasta 2019. Pero fue con Marc con el que llegaron las primeras victorias en playoffs, contra los Spurs, otro momento recordado en la ceremonia y que supuso la cuarta vez que un octavo clasificado eliminaba al primero. Dos años después, disputaron las finales de Conferencia por primera y, hasta ahora, única vez en su historia. Todo un hito para una franquicia que, cuando nació Marc Gasol, todavía no existía. Y que en su corta historia ha conseguido establecerse. Especialmente en esos años en los que una cultura enorme permitía a un mercado pequeño presumir de la garra, el rebote, la defensa. Las trincheras y el barro fueron el lugar en el que más cómodos se sentían esos Grizzlies. Su hogar. Igual que Memphis lo es para Marc, que nació al otro lado del Atlántico pero siempre ha sentido esa ciudad como suya. Y viceversa.

Marc vio junto a su esposa y sus dos hijas como su número 33 ascendía hasta lo más alto del FedExForum. Visiblemente emocionado, arropado por su familia, muy querido por todas las personas allí presentes y entre vitores y aplausos, ya no sólo en la ceremonia sino también durante el partido, en el que los mensajes en el videomarcador se multiplicaban (Dillon Brooks, Lionel Hollins) y la emoción crecía entre un público que no había ido a ver un partido de baloncesto, sino a ver a su héroe. Marc, con un compromiso social enorme y parte de la idiosincrasia de un lugar como Memphis, una ciudad a la que Chuck Berry dedicó una canción. Peo para rock and roll, el que practicaban unos Grizzlies que escribieron su propia historia y no dejaron a nadie indiferente con ella. Todo eso, con un lema que formaba parte de una cultura y que se ha hecho esencial para entender a esa platilla. Algo así como esfuerzo y agallas. Un mensaje que ha supuesto también las últimas palabras que Marc ha dedicado en su discurso. Un himno eterno: Grit and Grind.

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