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NBA | WARRIORS 118 - BLAZERS 112

Los Warriors ya están aquí

Ejercicio de fe del campeón, que remonta contra unos Blazers desbordados, encadena cuatro victorias y espera a Wiggins y Curry.

Actualizado a
Los Warriors ya están aquí
THEARON W. HENDERSONAFP

No es esta victoria en concreto. Ni este partido en sí. Es otra cosa: los gestos, el chispazo de la grada, el despertador a tiempo. Hay algo, al menos mientras no se demuestre lo contrario, aterrador para el resto de la NBA en estas liturgias de la Bahía, estas noches en las que la cosa hace click; el público ruge, Klay Thompson anota triples en transición, Draymond Green dirige defensas frenéticas y Kevon Looney salva posesiones con su corpachón, a golpe de rebote de ataque. El que no piense al momento que la atmósfera de este partido contra los Blazers (118-112 final) significa problemas para el resto del Oeste, y seguramente de la Liga, es que lleva casi una década durmiendo.

Falta Andrew Wiggins, que está a punto de volver, y falta Stephen Curry, la llave maestra. Pero los Warriors están reconduciendo el camino, reencontrándose justo a tiempo, repasando la lección. Son el mejor equipo en su pista (16-2), donde llevan cuatro victorias seguidas en un tramo de ocho partidos que, y era el momento de hacerlo, están aprovechando para ponerse manos a la obra. Fuera son el peor (3-16), un contraste que hace pensar que lo accidental es lo segundo, lo malo. Especialmente cuando vuelva Curry, claro. Mientras, la desidia va quedando atrás, las malas caras empiezan a ser cosa de un pasado que en dos pestañeos ha parecido remoto. Steve Kerr, o eso parece, va camino de conseguirlo de nuevo. El vestuario parece sanado y la rotación empieza a coger forma. Cuando vuelva Wiggins, mejor. Y cuando vuelva Curry… Ay.

Los Warriors del último cuarto contra los Blazers eran, llevaran quienes llevaran las camisetas, los Warriors de siempre. En ebullición, con una temperatura insoportable para el rival, rascaron una remontada improbable, desde un 85-96 casi al final del tercer cuarto, con el viento totalmente a favor de unos Blazers en crecida, y un 102-110 a cinco minutos del final. Ahí llegó el aquelarre, el grito de guerra que lleva años consumiendo voluntades: un parcial de 12-0 (hasta el 114-110) para un equipo en versión jauría, inagotable en defensa y dirigido en ataque por el eterno Klay Thompson y los calambrazos de Jordan Poole haciendo papiroflexia con el reflejo de Curry. Con eso y un impulso defensivo coordinado por Green y expandido por DiVincenzo, Kuminga y Looney, los Warriors se llevaron un partido que parecía que iban a perder y cierran el año en positivo (19-18), novenos del Oeste, reenganchados y a dos partidos del cuarto. Pero, insisto, no es solo eso. Hay algo más, una llamada atávica, una obvia señal de aviso para todos los demás…

Los Blazers salieron dormidos, lastimosos. Arrollados por la actividad de los Warriors y la ebullición inicial de Klay Thompson, perdían 31-13 en nueve minutos y 41-26 al final del primer cuarto. En el recuento de bajas, ellos no tenían a Nurkic y llevan toda la temporada sin Gary Payton, tan importante en el título de los Warriors y firmado en verano por la franquicia de Oregón. Esa dureza del escolta es algo que necesitará un equipo que se fundió en el fragor de la batalla. Que jugó muy bien para voltear el partido y ponerlo en su lado… pero que no pudo cerrarlo cuando llegó el asalta por tierra, mar y aire de los Warriors. Damian Lillard, además criado en Oakland, conoce bien esa sensación. La ha sentido mil veces en sus huesos durante los últimos. Si los Warriors rugen…

Lillard acabó con 34 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias. Sacó a su equipo de la tumba y tuvo fases en las que pareció imparable. Pero acabó con un 12/29 en tiros y no supo, lo ha hecho mil veces, anotar cuando había que hacerlo. En la secuencia definitiva, ya en el último minuto y con 114-112, DiVincenzo le robó el balón y, un puñado de segundos después, anotó el triple que reventó el partido. El escolta no solo empieza a hallarse en su nuevo equipo: está aprendiendo a jugar al baloncesto de los Warriors. Kuminga también estuvo en pista, y con mucha participación, en el tsunami del último cuarto. Looney cogió 8 rebotes de ataque y 11 en total, Green acabó en 10+11+4, Klay metió 7 triples y apiló 31 puntos y Poole, con alguna pérdida que puso ser catastrófica, acabó con 41, 6 asistencias y 5 triples.

Los Blazers, ni frío ni calor, están 18-17. Después de casi media temporada, es difícil saber si están en disposición de dar la zancada que muchos esperaban de ellos. Los Warriors, que les han cazado en la clasificación, han muerto ya varias veces en esta temporada solo para descubrir que, casi en el ecuador, siguen perfectamente vivos. Y con Curry devorando fechas a la cuenta atrás para su regreso. Si yo fuera cualquiera de los otros aspirantes del Oeste, empezaría a etar preocupado.