NBA | PLAYOFFS 2023 | HEAT-BUCKS (3-1)
Locura total: un Butler histórico pone a Giannis contra las cuerdas
La estrella de los Heat cuajó una actuación para la historia (56 puntos) en una remontada espectacular de los suyos, que se ponen 3-1 ante los Bucks. Giannis volvió sin suerte.
Las cosas extraordinarias ocurren. Eso es, al menos, lo que parece de cuando en cuando en la NBA. Y esta vez no ha sido una excepción: Jimmy Butler ha cuajado una actuación majestuosa, extraordinaria, impresionante. Una paara guardar en los libros de historia. Que nadie olvidará. Y que pone a los Heat 3-1 ante los Bucks, favoritos al título antes del inicio de los playoffs y de la desafortunada lesión de espalda de un Giannis Antetokounmpo que volvió, jugó un buen partido, pero no consiguió la victoria. La estadística dice que en el 95% de los casos, el equipo que tiene esta ventaja acaba ganando la serie. Ya veremos si es el caso de los Heat, que tienen en la recámara la bala de un hipotético asalto en Florida y tres duelos por delante que serán de win or go home para sus rivales. Sería la sexta vez en la historia que el octavo entorchado de una Conferencia elimina al primero. Es la magia de la mejor Liga del mundo, que más allá del resultado final, nos ha regalado un partido increíble: para los anales.
Al final del tercer cuarto el luminoso mostraba un resultado de 78-89 para los Bucks. Y aparecía en el rótulo una estadística doble: los de Milwaukee eran el equipo que más veces había ganado con ventaja en el último cuarto durante la regular season, con un total de 51. Y los Heat, los que más veces lo habían hecho empezando por detrás en dicho periodo, con 15. Y fueron los locales los que hicieron bueno el dato, envalentonados por su público: A 6 minutos para el final, el resultado era de 89-101, favorable a unos Bucks que podían encarar así un teórico final cómodo que no fue tal. 3 minutos después, era un 102-101 para unos Heat, que tomaron la delantera cuando Giannis intentaba solicitar tiempo muerto en el centro del campo. Kyle Lowry, curtido en mil batallas, se adelantó al gesto y forzó la pérdida. Y Jimmy Butler, en su gran noche, machacó. Había un nuevo partido.
Hay que hablar, claro, de Jimmy Butler: 56 puntos (19 de 28 en tiros de campo, 2 de 5 en triples y 15 de 18 en tiros libres), 9 rebotes, 2 asistencias y 1 tapón en más de 40 minutos. Es su récord personal, el tope de la franquicia en playoffs (por ahí han pasado Alonzo Mourning, Dwayne Wade, Shaquille O’Neal, LeBron James...) y la cuarta mejor marca anotadora de la historia en la fase final tras los 63 de Michael Jordan (”he visto a Dios disfrazado de jugador de baloncesto”), los 61 de Elgin Baylor y los 57 de Donovan Mitchell en 2020. Comparte posición con Charles Barkley, Wilt Chamberlain y el propio Jordan, que también llegaron a esa cifra. Cimentó su histórica actuación con 22 puntos en el primer cuarto... y 19 en los últimos 6 minutos, cuando empezó la remontada. En ese periodo de tiempo, los Bucks apenas anotaron 13. En otras palabras: espectacular.
Los Bucks consiguieron mandar después de la increíble reacción de sus rivales y llegaron a ir 105-107. También 107-109. Ahí se quedaron: Butler anotó entonces un triple, un tiro de dos lejano y dos tiros libres para hacer 7 puntos consecutivos, 9 si contamos otros dos desde la personal anteriores a la serie. La línea fue la que resolvió los últimos minutos, ya sin opciones y sin capacidad de forma sostenida para dar respuesta a la exhibición de un extraordinario Butler. Al final, 119-114 y 3-1. Erik Spoelstra supo ajustar la defensa sobre Giannis y obligarle a dar el balón fuera en muchas ocasiones colapsando la zona. Pero, al final, se encomendó a un Butler que hizo de todo y lo hizo para todos. Para los Heat, para la NBA y para los aficionados. El Kaseya Center, uno de los estadios más fríos de la competición norteamericana, vibró de ebullición. Y con todos los motivos que podamos pensar que tiene una afición más uno que emergió por encima de todos: Jimmy Butler.
Giannis volvió a la rotación, pero todavía renqueante del duro golpe en la espalda que sufrió en el primer partido. A veces, las series de playoffs se deciden por estos pequeños brotes de enorme mala suerte. En 2013, sin ir más lejos, una lesión de Derrick Rose en el duelo inicial de los Bulls contra los Sixers provocó el final anticipado de la mejor etapa de la carrera del base y la derrota de Chicago, que es uno de los (todavía) cinco equipos que han eliminado al primero viniendo desde el octavo puesto. Antetokounmpo, que no vislumbra el final de su espectacular momento por culpa de dicho golpe, hizo un buen partido, e hizo bueno el colapso de la zona para sumar 13 asistencias: y, aunque se fue también a 26 puntos y 10 rebotes, sólo consiguió 3 tantos en el último cuarto (21 totales de Butler), además de perder 6 balones en total. Y tuvo que ser atendido permanentemente de la espalda, en cada parón, en cada tiempo muerto. Es previsible que vaya a más y muy posible que los Bucks ganen el sexto encuentro. Pero ya no será un Bucks in six, ese grito que se convirtió en mantra en el anillo de 2021. Y veremos si ganan la serie, claro. Lo tienen casi imposible.
La luz para los Bucks fue el extraordinario partido de Brook Lopez (36+11, con 13 de 23en tiros, incluidos 4 de 7 en triples). Jrue Holiday se fue a 14 y Khris Middleton a otros tantos, a los que añadió 6 rebotes y 8 asistencias. Pero el 32,5% final de los Bucks se convirtió en una losa demasiado grande. En los Heat, que llegaron al estadio con camisetas dedicadas a Victor Oladipo (lesionado en el tercer asalto), sumaron 15+8 Bam Adebayo, al que le tocó bailar mucho tiempo con Giannis; y 10, con 8 asistencias, de Gabe Vincent. Caleb Martin estuvo bien desde el banquillo (12+9) y Lowry aportó su consabida sabiduría (6+4+5) para dar tranquilidad a los suyos. Pero qué más da: al fin y al cabo, fue el gran día de Jimmy Butler, que promedia 36,5 puntos, 5,5 rebotes y 5 asistencias en estos playoffs, rozando el 63% en tiros de campo. Y con una actuación sublime, bárbara, estelar. Que será ya, por pleno derecho, recordada para siempre. No es para menos.