El exilio idílico de Yabusele

Guerschon Yabusele decidió irse a la NBA en verano. Fue tras su extraordinario papel en los Juegos Olímpicos de París, donde fue una de las piezas fundamentales de la selección francesa para llegar a la gran final ante su público, perdiendo ante Estados Unidos pero con conclusiones más que positivas. El ala-pívot abandonó de esa manera el Real Madrid para probar suerte en la mejor Liga del mundo por segunda vez en su carrera. El atractivo que emerge del baloncesto norteamericano es más que obvio y no solo afecta a los jugadores más jóvenes, sino que también tiene mella en carreras consolidadas como la del francés, que con casi 29 años decidió que era un buen momento para consolidarse en el otro lado del Atlántico incluso perdiendo dinero. Algo que dejó al equipo blanco con un problema que todavía no ha resuelto, pero con Yabusele en los Sixers. En Philadelphia, la ciudad del amor y la tolerancia, allá donde los padres de la patria firmaron la Declaración de Independencia en 1776. Un destino perfecto para encontrar un sitio que le hiciera alargar su estancia. Con fecha para llegar, pero sin billete de vuelta.

Curiosamente, a Yabusele le está viniendo muy bien que los Sixers están sumidos en una crisis sin parangón, con muchos jugadores lesionados y unas expectativas enterradas en el físico de una estrella cuestionable en su fondo y forma, un Joel Embiid que ha disputado apenas cuatro partidos y no tiene demasiado interés en nada que no sea el mismo. La llegada de Paul George fue prometedora, pero es uno de esos jugadores del pasado que no sirve para el baloncesto actual y cuyos buenos tiempos quedan cada vez más atrás. La situación es horrible para la entidad, con una crisis estructural enorme y la confirmación definitiva de que tantos años de récords negativos con la excusa del Proceso no sirvieron para absolutamente nada y que la espera para volver a ser competitivos será cada vez mayor. De hecho, los anillos son ya parte de la prehistoria (el último se ganó en 1983) y la entidad no pisa unas finales de Conferencia desde 2001, con Allen Iverson de mesías. Desde luego, es ya mucho tiempo fuera de los focos, las opciones de anillo y la dimensión que debería tener una de las franquicias más importante de la historia de la NBA.

Toda esta situación le viene muy bien a Yabusele. Dentro de un contexto concreto, el mal momento de los Sixers permite que el francés cuente con minutos válidos, sea titular en un puñado de partidos y cuente con protagonismo, al que está respondiendo con buenos números y momentos más que válidos. El ala-pívot roza los 10 puntos y los 6 rebotes de promedio y en la derrota de su equipo ante los Magic (102-106) se fue a 15 tantos, 7 rechaces y 4 asistencias. Guerschon lanzó con un 6 de 8 en tiros de campo, 2 de 4 en triples y 1 de 2 en tiros libres. Y acabó con un +10 con él en pista. Todo cosas buenas menos el resultado final, negativo para unos Sixers que venían de su mayor racha de la temporada (dos victorias consecutivas) y que compitieron hasta el final. De hecho, los últimos segundos del partido estuvieron marcados por los constantes errores de los locales, que incluso yendo a remolque pudieron hacerse con la victoria o forzar la prórroga. Sin embargo, los Magic resolvieron reduciendo reveses y situaciones complejas y apoyándose en la línea de personal para arrancar una nueva victoria mientras esperan a Paolo Banchero y se mantienen en la parte alta de la Conferencia Este: 16-8, en la tercera posición.

El rookie Jared McCain, otra de las buenas noticias de los Sixers esta temporada, se fue a 24 puntos como máximo anotador de su equipo, que contaron con 17 tantos de un Tyrese Maxey que no estuvo nada fino en el lanzamiento: 7 de 19, con 0 de 7 en triples. Sin Andre Drummond, Joel Embiid (Yabusele jugó de pívot sin estos dos jugadores), Paul George o Kyle Lowry, todo el quinteto de los locales superó llegó a la decena de dígitos en anotación, pero la rotación se vio muy resentida. Por parte de los Magic, Franz Wagner estira su espectacular momento de forma y se fue a 35 puntos (10 en el último cuarto), mientras que Jalen Suggs llegó a 17. Mortiz Wagner (10), Anthony Black (otros 10) y Jonathan Isaac (14, con 6 de 8 en tiros de campo, 4 rebotes, 2 robos y 2 tapones) fueron claves para inclinar la balanza. El partido fue soso y poco atractivo (27 pérdidas de forma combinada, muchos errores en el lanzamiento, un abuso de la línea de tres...), pero ahí emergieron unos Magic que ganan en cualquier situación y se postulan como uno de los equipos del cambio en el Este y que persiguen a las dos franquicias favoritas al título: los intratables Cavaliers y unos Celtics que son vigentes campeones. Eso son palabras mayores, pero de momento siguen sumando victorias. También contra Yabusele, que ha encontrado su sitio en un exilio que está siendo extrañamente idílico. Sea eso cuestión de suerte o no. Cualquiera sabe.

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