El campeón empieza con récord

Cuando se inicia una temporada la misión de los que terminaron en primera posición la anterior es mantener el nivel, tanto en las maneras como en el resultado. En Boston se lo han tomado a la tremenda. Qué manera de machacar a unos Knicks que no dejan de ser un equipo que, lesiones aparte, dio unos brochazos legendarios la pasada primavera y encima se ha reforzado con fichajes como los de Towns y Bridges. Una primera exploración que conduce a otro éxito.

Los de Thibodeau, amilanado, sufrieron un severo maltrato por parte de los Celtics en el Garden de Boston. Incluso con una amplia diferencia, 132-109 (+23), no se atisba cómo fue el repaso si no se siguió de cerca. Porque los locales metieron 29 triples con un porcentaje altísimo, alterado al final para tratar de quedarse en solitario con el récord de tiros de tres encestados en un partido de la NBA. En el intento fallaron otros 13. La marca la comparten ahora con los Bucks, que lo lograron en diciembre de 2020 en un duelo contra los Heat. Al final el 47% supo a poco. Y eso es mucho decir. El listón lo están subiendo cada vez más.

Mazzulla y sus chicos se emplearon en defensa durante los primeros minutos para marear a los neoyorquinos, que cuentan con bajas y necesitan engrasar una maquinaria que en el otro lado rezuma gasolina de la mejor calidad. Se abrieron ventajas que jamás se pudieron cerrar y la velada se pintó de verde para unos y más negra que el carbón para otros. Es sólo un comienzo, pero menudo. La primera prueba está más que superada en la franquicia del trébol.

Resultaba muy complicado seguir el ritmo que imponía el campeón. No se consiguió. Va a ser la asignatura pendiente de la mayoría de equipos, igual que será una de las predicciones con más adeptos la del número de victorias que alcanzarán los Celtics. El camino es largo y siempre hay piedras, pero parten con ventaja. Y eso que en el debut faltaba Porzingis.

Un parcial de 16-3 en el primer periodo ya erizaba el pelo. Era sólo el comienzo. McBride (22) tenía un tubo al aro, sólo él, no lo compartía con sus amigos. Tatum las metía de todos los colores: con fintas o sin ellas, en llegada o parado. Contagiaba a los demás. El ataque mecanizado del terror verde, el de los 18 entorchados, valía para no parar de sumar. La rabia de Brunson, cabreado, y Bridges, que se fue entonando y afilando esa nueva mecánica de tiro que tanto sorprende, valieron de poco. Boston fue acercándose al récord de triples hasta que lo igualó con un tiro esquinado de Al Horford, de 38 años, incombustible e incontestable.

Intentando un último triple que no llegó, y eso que intentaron trece más, los Celtics hicieron amenos ocho minutos de la basura en la que la grada aportó su granito de arena y vibró con los lanzamientos, cada cual más a la desesperada, de sus chicos. Ahí quedó la cosa. Una primera toma de contacto que fue de las fuertes. Porque a ver quién gana a Boston.

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