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G-LEAGUE

Almansa y Garuba, dos vías distintas de ascender a la NBA en la G-League

Dos españoles, Izan Almansa y Usman Garuba, destacan por razones distintas en la nueva temporada de la G-League, la liga de desarrollo de la NBA.

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Izan Almansa -
Izan Almansa -
AStv

La liga de desarrollo de la NBA comienza una nueva temporada este 10 de noviembre. Será una nueva oportunidad para que jugadores jóvenes aún en un segundo nivel puedan buscar sus opciones en la gran liga, ya sea de cara al futuro o casi inmediatamente gracias a distintos contratos que así lo permiten.

29 de las 30 franquicias de la NBA mantienen un equipo afiliado en la G-League, ya que se ha unido este verano Portland Trail Blazers con Rip City Remix. Sólo queda sin representación Phoenix Suns. El número total de participantes es 31 porque hay dos conjuntos más: por una parte, los Capitanes de Ciudad de México son la pata que mantiene la liga de Adam Silver en el país colindante; por la otra, Ignite es el escalón entre la etapa de formación y la de profesionalización que se creó a modo de experimento para dar alas a algunos de los chicos más prometedores del planeta.

La segunda competición de la NBA garantizará para cada equipo al menos 50 partidos. Finalizará en abril con las Finales. Se buscará desbancar al campeón, que el año pasado fue Delaware Blue Coats. El filial de los Sixers había ganado al de los Rockets, Rio Grande Valley, en una revancha de la final anterior.

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En esta esperada lucha hay dos españoles que, por primera vez en la historia, van a pintar esta competición (desde 2001 está en activo) con un barniz de interés de cara a esta 2023/24. Antes habían pasado por allí Santi Aldama, Víctor Claver, Juancho Hernangómez o el posteriormente nacionalizado Lorenzo Brown, pero sólo de manera esporádica -un subibaja para no perder la forma- ya que sus contratos estaban enteramente relacionados con la NBA. Ahora es momento para dos grandes retos que nada tienen que ver con ellos.

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Izan Almansa

El jugador murciano va quemando etapas en su formación. Ya está a las puertas de la liga mayor después de haber estado el año pasado en Overtime, una competición con base en Atlanta que tiene el respaldo de varios millonarios americanos (Jeff Bezos, Drake, Kevin Durant) para ilustrar en deporte y vida a nuevas generaciones de baloncestistas. Almansa se ha llevado la parte buena de la experiencia; por ejemplo, el dominicano Jean Montero ha tenido que regresar a la Liga Endesa, primero al Betis y ahora al Andorra, para seguir haciendo carrera, apartándose del sueño de la NBA. Para Izan ahora es el momento de mostrarlo todo.

En Ignite se juntan algunos de los jugadores que optarán a los puestos más altos del Draft 2024. Ahí estará la dificultad: destacar entre tanto monstruo. Ron Holland es el candidato a número uno con más papeletas, un fantasma del pasado para Almansa que le quitó a España el oro mundial sub-17 en Málaga en el verano de 2022. Matas Buzelis, estadounidense de origen lituano, también aspira a las cinco primeras plazas. La plantilla juntará a esos jóvenes con veteranos de la experiencia de Jeremy Pargo o John Jenkins, con experiencia reciente en la ACB, y David Stockton, hijo del mítico John de los Jazz. Jason Hart es el entrenador de este conjunto.

El interior español mantiene antes de que comience esta importante temporada, por tanto, opciones de ser el nacional mejor posicionado de la historia en el Draft NBA. Pau Gasol, que le acogió bajo su paraguas (también es uno de los mecenas de la estructura académica de Ignite), fue elegido en la tercera posición por los Hawks hace justo veinte años. Una carrera tan longeva y meteórica como la del samboyano es a la que aspira Izan, que ya cobrará seis cifras en este plantel experimental. Un entorno profesional en el que ya ha debutado, puesto que disputó la Copa Intercontinental en el mes de septiembre para empezar esta etapa.

Izan aparta su intención de estudiar Administración y Dirección de Empresas para enrolarse en este asombroso viaje. Sigue creciendo, está en 2,07 metros de altura, a sus 18 años. Atrás quedan sus etapas en UCAM Murcia y Real Madrid. Es hijo de Steve Horton, un ex-jugador que hizo carrera en las tres divisiones más altas del baloncesto en España. Este prodigio físico al que de pequeño le gustaba más el fútbol que el deporte en el que va a centrar ahora sus esfuerzos, y al que en el colegio tuvieron que hacer sillas a medida porque no cabía en las estándar, ha explotado en los torneos de selecciones inferiores que ha disputado con España. De su doble MVP del año anterior, mundial sub-17 y europeo sub-18, ha pasado a ser campeón internacional sub-19 este año junto a una generación que recuerda a la de los Júnior de Oro y en la que él se ha posicionado como líder a base de premios. Ahora tiene un año para sacarle todo el jugo a Ignite, marcar el paso individualmente, proyectarse como un ala-pívot de valía para la NBA y llegar a su próxima estación: la mejor liga del mundo.

Usman Garuba

Para el jugador de Azuqueca de Henares la etapa del draft quedó lejos. Ha jugado dos años en la NBA y no ha hallado el hueco necesario para seguir en ella de manera tradicional. Este verano rechazó volver al Real Madrid para cazar una opción de menos glamur pero igualmente importante para seguir en América. Los Warriors le han fichado con un contrato dual de los tres que tienen.

Estará en la estructura de Golden State Warriors, principalmente en el segundo equipo, esperando la call-up, la llamada para ascender y tener minutos en el conjunto principal. Empezada la temporada de la NBA ha estado convocado sólo en uno de los nueve que han disputado. Sus esfuerzos deben ir a Santa Cruz, el afiliado de la G-League. La experiencia no es nueva para él: estando en los Rockets ya le bajaron seis partidos, en los que promedió 9,3 puntos y 9,5 rebotes (en la NBA la media de su carrera es de 2,8 puntos y 3,9 rebotes), mientras mantenía el contrato escalado de novato.

Los tiempos en los que el ex del Real Madrid era rookie son pasado. Ya sólo le queda resistir en la NBA mediante este contrato con fechas limitadas. Será más una labor de exposición ante los técnicos de los Warriors que otra cosa, ya que cuenta únicamente con cuarenta y cinco días para poder estar de facto en la plantilla que entrena Steve Kerr. Ésa es la gran diferencia con todo lo hecho antes.

En el conjunto campeón de la NBA en 2022 hay donde mejorar. Es una franquicia que históricamente ha tenido buena conexión con su filial en la G-League, donde ha hecho mejorar a jugadores como Kevon Looney o Moses Moody que ahora son parte fundamental de su esquema. En plantilla tiene a Draymond Green y Jonathan Kuminga, dos perfiles parecidos al de Garuba en los que el cuerpo técnico ya ha reparado. Kerr, que ya avisó de que jugará en Santa Cruz con regularidad salvo que necesite tirar de él, le definió así hace pocas fechas: “No es una amenaza de larga distancia, no es un tirador, ni el típico jugador que todo el mundo está buscando en la pista. Pero entiende el juego, saber cortar, es buen pasador y , cuando tiene minutos, le da sentido al juego. Los jugadores que están con él en pista lo disfrutan”.

La G-League será cuna de talento para la NBA un año más. En distintas variantes: los equipos filiales mantienen en forma a jugadores del equipo mayor que no tienen suficientes oportunidades (con los contratos two-way, que este año han pasado de ser dos a ser tres); para algunos que prefieren seguir en Estados Unidos antes que jugar en el extranjero conviene tener este segundo nivel, con el salario máximo de los exhibit habiendo saltado hasta los 75.000 dólares gracias al nuevo convenio colectivo; y, por último, están las excepciones de Ignite y Capitanes, cuyos objetivos son diferentes de los demás y también entre sí.

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