MUNDIAL | EDICIÓN 2023 | GRUPOS | 1ª JORNADA
Tavares no puede hacer milagros
Georgia, con su batería de pívots, atropella a Cabo Verde en Okinawa. El pívot del Real Madrid hizo lo que pudo en su primer partido en un Mundial.
Para Cabo Verde, estar aquí ya es algo difícil de explicar, una hazaña para recordar siempre. Diez islas en el Atlántico, 600.000 habitantes, 4.000 metros cuadrados. El país más pequeño en un Mundial de baloncesto. No en este de 2023: en toda la historia. Georgia, por su parte, tiene argumentos (y ya experiencia) para pensar en hacer cosas importantes. En competir seguro, y a partir de ahí, lo que venga. En la apertura del Grupo F, pasó lo que tenía que pasar (60-85). Eso no le quita relevancia a lo que significa para Cabo Verde estar ahí, jugando en Okinawa. Las cosas, sencillamente, son lo que son.
A Cabo Verde le quedará el inicio, cinco minutos en los que amasó un 8-2 para frotarse los ojos. Georgia salió acelerada, poniendo a Shermadini a bailar alrededor de Edy Tavares como si nadie hubiera visto nunca cómo suelen ir sus duelos en Liga ACB. Un triple de otro clásico como Betinho Gomes y la frescuera del otro Tavares, Will (un alero que juega en Bulgaria), animaron a un equipo que se divirtió durante el tiempo que Georgia tardó en darse cuenta de que no tiene sentido intentar anotar en los dominios de un Tavares que reboteó todo, intimidó, perdió algunas bolas por ir también algo pasado de revoluciones y tardó más de dos cuartos en anotar en juego. Sin el suministro de balones del que disfruta en el Real Madrid, rascó tiros complicados y acabó con 6 puntos (2/7), 12 rebotes, 2 tapones y 5 pérdidas en 25 minutos. Su influencia defensiva es a estas alturas incuestionable. Pero duró lo que tardó su rival, muy superior, en circular con fluidez y anotar sus primeros triples.
El Grupo F le dará a Cabo Verde la oportunidad de buscar, contra Venezuela, su victoria en este Mundial. Una ocasión estupenda. El otro rival es la Eslovenia de Luka Doncic, que ya le ha tirado un par de bromas a su amigo Tavares (“nunca me ha puesto un tapón…”). Pero esa es otra pelea: Georgia y Eslovenia se disputarán el primer puesto, un triunfo entre ellos de cara a una segunda fase en la que coincidirán con dos del trío Alemania-Australia-Finlandia. De esos cinco equipos, solo dos van a jugar los cruces. Y si Eslovenia tiene a Doncic, también tiene una rotación débil y problemas en las zonas, donde puede exprimir su poder Georgia: Shermadini, Shengelia, un Bitadze que llega con las pilas muy cargadas, la potencia como alero alto de Mamukelashvili… Si meten los tiros por fuera McFadden, Sanadze, Tsintsadze y compañía, las posibilidades se multiplican para un equipo serio, fuerte, con argumentos.
Desde ese 8-2 en cinco minutos, solo hubo 14 puntos más para Cabo Verde hasta un descanso al que se llegó en 22-48. La ventaja superó los 30 en el tercer parcial, antes de que Georgia levantara el pie del acelerador (23-15 en el último cuarto para Cabo Verde). Esta no es su guerra, espera Luka Doncic. Cabo Verde, frenética pero también anárquica, hizo todo lo que pudo en cada ocasión que tuvo. Su hazaña, claro, ya estaba consumada. Porque su hazaña es estar aquí.