Sudán del Sur pasa de la risa al llanto en un histórico debut

En la piel de Sudán del Sur está el baloncesto. Los Bol. Los Deng. De la diáspora a la NBA en algunos de esos casos. Hay cultura de este deporte en esa región, que se desdobló en 2011, con un conflicto bélico que destruyó antes y después y no cesa, para crear el que ahora mismo es el país soberano más joven del mundo. Con la ilusión de unos pipiolos han ido a Manila (Filipinas) a jugar la Copa del Mundo. El debut pintaba muy bien ante Puerto Rico, pero un cierre de partido en el que pagaron la novatada -en varios sentidos- se los llevó por delante. Los había incluso que lloraban en el banquillo antes de que sonara la bocina. Lo tuvieron muy cerca. Los boricuas se terminaron alzando victoriosos, con necesidad de prórroga, por 96-101. Con ello echa a andar el grupo B, con un partido muy vistoso, de menos a más y un desenlace de película.

Sudán dominó buena parte del encuentro. La selección africana, dirigida por el exNBA Royal Ivey, ponía una muralla en el perímetro que los americanos no lograban traspasar. Puerto Rico se dedicaba a tirar desde fuera y sólo el acierto de Howard (11) les dejaba a las puertas del rival. Que aguantaban los tirones con gallardía. Apretaron los de Colón tras el descanso y, cuando parecía que remontaban, otro tirón.

Carlik Jones, nacido en Cincinnati pero nacionalizado sursudanés, fue el motor de Sudán del Sur durante toda la velada. Se echó el equipo a la espalda no sólo para dirigir, también para finalizar. El jugador de los Bulls se fue hasta los 35 puntos y 11 asistencias en una actuación individual difícil de superar.

Sudán se vio acobardada con la subida de intensidad de Puerto Rico, que pensó e hizo bien que debía ser a nivel físico como tenían que contrarrestar el partido del contrario. Waters (19), también con influencia en la mejor liga del mundo, fue uno de los que niveló la balanza. Los boricuas se vinieron arriba, corriendo con soltura y forzando por dentro a una defensa que recurría a la falta y ya no a la mera intimidación, y el encuentro se apretó mucho.

En los últimos tres minutos se produjo un intercambio de pareceres que afectó al marcador. Cuando daba uno, respuesta del otro. En esa calentura llegaron dos errores, en el último medio minuto, que dejaron a Romero como ángel y demonio en apenas segundos. El fornido jugador portorriqueño acumuló un par de canastas, robo de Thompson mediante, para dar una ventaja clave a su equipo. Sólo otra genialidad de Jones, con un triple, igualó el encuentro con sólo 10 segundos en el reloj. Y ahí llegó lo negativo para Ismael: una falta dudosísima a falta de tres décimas condenaba prácticamente a Sudán del Sur, con la connivencia arbitral, pero hacía falta la ejecución de al menos uno de los dos tiros libres que Romero debía tirar; y a cada cual fue peor. Dos disparos errados dejaron el choque en tablas y con la prórroga a punto. En ella, pese a que el golpe moral favorecía a los africanos, Puerto Rico cerró el encuentro con sabiduría gracias a Thompson (21+13) o Conditt (18+11) con un 15-20 en el tiempo extra. No debutó el prospect Khaman Maluach, de sólo 16 años, jugador de la escuela de la NBA en África y que apunta buenas maneras según los expertos en cantera. El sueño de los sursudaneses, adolescente incluido, aún debe esperar para convertirse en realidad.