Reconciliación completa

El Bilbao Basket dio un disgusto grande a su afición hace una semana en Badalona, especialmente con un primer cuarto inaceptable. Estaba en deuda, tenía que pedir perdón y lograr reconciliarse con su parroquia. Ni siquiera el baño y masaje ante el Brno en la Europe Cup, donde arrancó el proceso de recuperación, sirvió para cicatrizar la herida, según confesión propia de Ponsarnau. El esfuerzo no se negocia y esta vez sí se demostró. El calendario ha marcado dos citas cruciales para la permanencia en Miribilla: Burgos y Andorra, rivales de la zona baja en apariencia asequibles a los que se ha sometido por idéntico tanteo: 10 puntos. Han adquirido la bendita costumbre en los últimos tiempos de hacerse fuertes en casa ante rivales de un nivel similar. No se pide sacar violines celestiales, como si se toca la música con el martillo de Thor. La brillantez, para otro día. Y a eso se aplicó el equipo ante un rival que llegaba con un subidón de aúpa tras la canasta más lejana de la historia en la ACB, en manos de Rafa Luz, para forzar la prórroga y ganar al Girona la pasada jornada.

Gran defensa, con un racial Normantas, y excelente trabajo colectivo a partir de una gran implicación. Todos aportaron cosas y puede decirse que van cuajando como equipo y viendo la luz. Tal vez Petrasek fue el único que desentonó y sale con la cara arrugada. Cada equipo ganó dos cuartos, pero las series de los locales fueron más contundentes, Y también más sólido su quinteto de salida, el titular: 57-29. Jaworski pegó el susto en el Olímpic, parecía que se había roto la rodilla, y no viajó a Chequia. Le ha venido bien este reposo para aclarar ideas y demostrar que va a brillar en lo que él es bueno, recibir el balón y soltarlo sin excesivo manejo. Es un gran anotador, pero también un excelente defensor, que conste.

Sylla causó baja por un proceso vírico. Empezó desde el salto inicial su recital Krampelj, anotando y asistiendo a Hlinason por la espalda de un rival: 14-1. Plaza se vio obligado a pedir un tiempo muerto. Si en Badalona no metieron ni una canasta en juego en el primer acto, esta vez llevaban un 4/5 en cinco minutos, algo que no alcanzaron los del Principado en ese tiempo. Ponsarnau repite en cada choque una primera rotación con todo el quinteto y otra vez lo hizo, aunque la segunda unidad no cogió bien el hilo. El Bilbao Basket vivía de su enorme superioridad en el rebote, pero estaba muy errático desde le triple. Bagayoko debutó esta temporada tras superar la subluxación en el hombro derecho y asistió a su primer duro examen, ya que Pustovyi le saca 11 centímetros y no lo podía frenar cerca de la canasta. Intentaba poner defensas por delante, pero le costaba amarrar al gigante ucraniano.

El Bilbao Basket cerró el primer cuarto con 2/11 en triples y ganando 14-6 en rebotes, así que la ventaja era cómoda: 22-11. Plaza metió una zona para intentar cambiar el ritmo, pero se iban enchufando cada uno de los locales sin remedio. Krampelj seguía a lo suyo y empezaron a entrar los triples, así que la ventaja engordó hasta el 46-32 del descanso. La defensa de los vizcaínos era muy buena, mientras Hilliard, su líder, seguía buscando su brújula. Dio el primer paso para volver a ser la estrella que es.

El tercer cuarto dio reprodujo el cambio de los cinco jugadores de Ponsarnau, pero esta vez antes y por una razón más correctiva, ya que los que salieron se estaban dejando ir. Sonaba a castigo. El Andorra se puso 46-41 y aún pudo acercarse más, ya que Udeze falló un adicional tras una canasta con falta. Jaworski apareció para romper la sequía, con un triple, una recuperación y una falta recibida que propició las protestas del banquillo visitante y la consiguiente técnica: 50-41, a 6:30 para finiquitar el tercer acto.

El cuadro del Principado elevó mucho el listón de la dureza y se puso con 53-51 tras un mate de Udeze a 3:04 para llegar al último acto. El ritmo se detuvo con las continuas revisiones del instat replay. Es un rollo este baloncesto de para y arranca. Una de ellas delató a Udeze dando sin querer un golpazo a Jaworski en la boca tras un rebote. La antideportiva devolvió la energía a los locales. Como muestra, un triple desde cancha propia, casi imitando a Luz, de Krampelj en una acción a la desesperada en el último segundo del tercer cuarto, desde 20 metros. No valió porque previamente había pedido tiempo muerto Ponsarnau y se sacó de línea de fondo sin que hubiera que hacerlo. Pero tras ese cónclave, Jaworski endulzó la amargura con una canasta con el mismo valor de puntos, esta vez desde cerca del arco.

Lejos de comerse la cabeza por otro posible naufragio, el Bilbao Basket atravesó los momentos más sólidos de la temporada en ACB. Un 21-2 elevó el 74-59 a 6:49 para acabar. Lo culminó Hilliard con un triple y un gesto de rabia desbordante. No se quitó del todo la ansiedad porque se tiró posteriormente un par de chufas desde los 6,75. Plaza cambió y se puso a jugar con pequeños y con cambios en los bloqueos, pero este Surne ya ha interiorizado que si no tiene a las musas de su lado, le toca agarrar el pico y la pala. Lazarevic, por ejemplo, cogió rebotes decisivos en ataque. Fiesta total y se cumplió ese hábito de que la estrella, en este caso Jaworski, sube a la grada de animación a celebrarlo con la gente más ruidosa.

La consistencia empieza a asomarse por la ventana del Bilbao Basket, que recupera la autoestima, aunque bajó la agresividad y permitió que los de Plaza maquillaran algo el tanteo final. Y estas ventajas nunca se sabe si no se echarán de menos algún día.

Plaza: “Nuestra puesta en escena fue muy mala”

Plaza subrayó que una de las claves de la derrota de su equipo en Miribilla fue una “muy mala puesta en escena” que les ha “penalizado” durante el resto del partido. “Bilbao ha merecido más que nosotros la victoria. Hemos ganado dos parciales cada equipo, pero nuestra puesta en escena ha sido muy mala. No pudimos parar la energía que puso Bilbao al inicio y lo hemos ido arrastrando”, admitió el técnico del equipo andorrano en su valoración del partido.

Añadió que después de acercarse en el marcador en el tercer cuarto fueron “débiles atrás” facilitando que su rival “dominara el rebote ofensivo” y, con ello, ofrecer “segundas oportunidades a grandes tiradores”. “Son bajones o apagones que se repiten en varios partidos y eso demuestra que no estamos suficientemente maduros para hacer un partido regular”, lamentó el técnico catalán, quien echó en falta un mayor “nivel de dureza mental” de sus jugadores para “poner toda la carne en el asador” en pistas como Miribilla.

“El equipo ha peleado al límite en muchos momentos de riesgo porque hemos ido a hacer dos contra unos a todo el campo, pero eso es imposible hacerlo muchos minutos. Para evitar eso hemos de ser bastante de más listos, estables y duros”, incidió.

Ponsarnau: “El equipo está creciendo y está junto”

Ponsarnau valoró muy positivamente la victoria, porque, a pesar de las “lagunas” como las del tercer cuarto, percibe que su equipo “está creciendo” y además de “talento tiene mentalidad, armonía y está junto”. “Para un entrenador eso es muy reconfortante”, admitió el técnico en su valoración del partido, después de recalcar que también es “responsable entender y no olvidar” el duro varapalo de la pasada jornada en Badalona “para que no vuelva a pasar”.

“Hemos empezado bien, con energía y muy bien en el rebote. Eso nos ha dado confianza y creo que hicimos una primera parte muy sólida. En el tercer cuarto empezamos fatal de energía y al final si no hemos conseguido toda la ventaja que podía haber sido es porque Andorra ha hecho un esfuerzo de intensidad y nosotros no nos hemos adaptado bien a eso”, reflexionó.

En ese sentido Ponsarnau lamento que hicieron “cosas mal” que facilitaron a su rival recortar su ventaja desde el +21 al +10 final. “No hemos entendido la fuerza que se tenía que jugar en ese momento. Ellos han jugado con agresividad y nosotros hemos sido un poquito débiles. Más que lamentarme por el average, que evidentemente es algo importante, me lamento más por esto. El equipo tiene que entenderlo y cogerlo porque es muy importante”, recalcó el técnico de los ‘hombres de negro’.

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