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Alimerka Oviedo BaloncestoUFO
81
Finalizado

Primera FEB | Jornada 18

Un tropiezo inesperado del Movistar Estudiantes

Los colegiales, horribles, pierden contra el Alimerka Oviedo, que remontó 24 puntos de desventaja. Lobaco, increíble: 22 puntos. Buenas maneras de Langarita.

Patricio Garino, alero del Movistar Estudiantes.
Patricio Garino, alero del Movistar Estudiantes.Movistar Estudin

Nadie lo esperaba, pero estaba ahí, a la vuelta de la esquina. La sorpresa, el tropezón sin sentido llegó después de coquetear con él en varios momentos de la temporada. El Movistar Estudiantes cayó ante el antepenúltimo de la tabla, frente a un Alimerka Oviedo (76-81) que solo había ganado cinco partidos en las 17 jornadas anteriores. Este club, este equipo nunca deja de sorprender: perdió tras colocarse 24 puntos arriba en el segundo cuarto (33-9).

Fue un jarro de agua fría tras la derrota este sábado del Fuenlabrada en Palencia, que abría la puerta a la segunda posición de la tabla. Fue un resbalón de indescifrables consecuencias después de caer frente al San Pablo Burgos: ahora, el ascenso directo está a dos victorias. Y los castellanos no parecen tener intención de perder en lo que resta de temporada. Veremos.

Fue un tortazo por la mano de Raúl Lobaco, que hizo 22 puntos con un 6 de 13 desde el triple. Por la de Lucas Langarita y su valentía cuando los ovetenses estaban contra las cuerdas, 24 puntos abajo. Y por Mikel Sanz (16). Increíbles últimos minutos de valentía de Valinotti y de fuerza interior de Nweke. Maravilloso juego de supervivencia de los chicos de Javi Rodríguez, que ha ganado sus dos últimas visitas al Movistar Arena.

Una resistencia de aúpa frente a un rival que se deshizo con el paso de los minutos, que no encontró en ningún momento la mejor versión de Granger (bueno, alguna versión) y que tuvo múltiples problemas con sus altos: ni Barro ni Kravic entendieron de qué iba el asunto. Desastrosos todos y cada uno de los jugadores que pisaron la cancha. Nadie se salvó de una derrota muy doloroso. Imposible ganar con 18 pérdidas, algunas infantiles.

Apisonadora durante 13 minutos. Un incomprensible cortocircuito en los siguientes siete hasta llegar al descanso. Los colegiales maniataron sin piedad a su rival durante el cuarto inicial y al alba del segundo. Defensa. Mucha defensa. Y poco acierto de los visitantes, que solo anotaron en 10 minutos 9 puntos, con un 3 de 22 en tiros de campo. Más de siete minutos sin encestar en juego. Y con esas alforjas, la avalancha fue incontestable: 26-9 con un buen Shmidt. La ventaja madrileña llegó al +24 tras una canasta de Sola (33-9).

El enfrentamiento estaba en coma. Parecía ya decantado. El Oviedo trataba de golpear, pero el Estu contestó… hasta que dejó de hacerlo en un apagón de órdago. Parcial de 9-26 los últimos siete minutos. Langarita desataba las hostilidades y Lobaco le seguía. 7 tantos el primero; 11 el segundo. Los colegiales no paraban de liarla. Las facilidades en ataque se convirtieron en una guerra de cada uno por su cuenta. No había movimiento de balón y había fallos grotescos: Kravic debajo del aro; Granger no agarraba bien un pase; Díaz se caía en una penetración... Un desastre. Para colmo, la intensidad defensiva había desaparecido. Y, por arte de magia, 42-35 al descanso. El Alimarka seguía en partido.

Poco se avanzó a la vuelta de vestuarios: el Oviedo amenazaba con dar la vuelta al calcetín completamente: solo tres abajo (49-46). Francis Alonso, desquiciado con los árbitros, sacó dos aguijonazos desde el triple (57-49) y Granger una canasta imposible (61-53) dentro de un mar de confusión, con Kravic sin autoridad y Barro con problemas de faltas. Estaba todo tan raro que los visitantes sacaron ganancia.

La remontada se concretó en el minuto 33. Un triple de Lobaco ponía el 61-63 y todo fue un quiero y no puedo de los ramireños, que no sujetaron nunca su par, ni a Langarita ni a Lobaco ni a Sanz. Ni tampoco a Nweke por dentro. La debilidad se hizo carne y un triple imposible de Valinotti ponía el 72-75. Nweke, el 72-77 y fin de la partida para sonrojo de los colegiales. Mala pinta. Muy mala pinta.

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