Un bronce que sabe a oro
La Selección se impone a Canadá en un partido titánico y resuelto en un final de infarto. Hay pasado, presente y, ante todo, futuro.


Hay una ironía muy llamativa en los torneos, y es que el equipo que consigue el bronce suele estar en la entrega de medallas tan contento como el que logra el oro. Es lo que le ha pasado a España, que sobrevivió a un encuentro titánico, con tintes épicos, ante una Canadá que peleó hasta la extenuación y que incluso tuvo un último lanzamiento para ganar dentro de un minuto que se hizo eterno. Al final, victoria (70-68) y una especie de redención si tenemos en cuenta que eso es lo que buscaban las pupilas de Rubén Burgos (también entrenador del Valencia Basket) tras dar la cara pero caer ante la todopoderosa selección de Estados Unidos en semifinales. Al margen de eso, todo perfecto para una generación de jugadoras que llama a la puerta del futuro amenazando con echarla abajo.
España peleó ante el otro gran equipo norteamericano del Mundial Sub-19 femenino, ese que no pudo con Australia. También contra el fantasma de la reciente derrota y, en última instancia, contra sí mismas. Y de todo eso escaparon en un ejercicio de supervivencia y coraje absolutamente increíble. Se intentó todo y, al final, se consiguió. Y en un duelo de una igualdad suprema a pesar de que llegaron a ir 14 abajo en el segundo periodo (12-26). Pronto se disiparon dudas y la remontada estableció una igualdad que ya no se perdió, con ningún cuarto resuelto por más de 6 puntos y unos últimos 10 minutos de toma y daca constante: 16-16 en ese tiempo y oportunidades para ambos equipos. Pero el triunfo fue para la perseverancia y la pericia. Para la Selección, claro.
Ada Toribio puso el empate a 67 con poco más de 2 minutos para el final. Y fue Somtochukwu-Blessed Okafor la que anotó un triple frontal contra tabla que a la postre fue definitivo. Avery Howell acertó uno de dos desde la personal y Canadá tuvo luego varios intentos para forzar la prórroga o incluso ganar el partido. Pero España resistió, primero en la zona tirando de físico y luchando por todos los rebotes y luego rezando para que el lanzamiento a la desesperada de Agot Makeer sobre la bocina no entrara. No lo hizo y la Selección emergió. Demostrando que sabe rendir tributo al pasado, que es consciente de lo brillante que es el presente y que quiere una plaza en un futuro lleno de promesas para ellas. Y no infundadas, todo lo contrario. Los vientos de esperanza son más que merecidas para ellas.
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Es la quinta medalla de la Sub-19 en los Mundiales, con tres platas y dos bronces, incluido el conquistado. En 2023 perdieron en la final contra Estados Unidos, el verdugo eterno de cualquier generación. Un triunfo que se fraguó dejando en nada los 20 puntos de Syla Swords y los 14 de Jasmine Bascoe. Okafor redondeó su gran torneo con una actuación celestial de 23 tantos (incluido el triple que resolvió el partido), 11 rebotes, 3 asistencias y 3 robos. Y estuvo brillantemente acompañada de los 14 de María Anais. De ella y de todas sus compañeras, que tiraron de orgullo y echaron mano del manual de supervivencia para resistir las embestidas de un rival que ha cuajado un torneo más que meritorio, pero que se va sin premio. Es el triunfo de ellas, de todas. De una generación que viene pisando fuerte y que se va por una puerta que pone rumbo al cielo, a la eternidad. Con un cuello en el que lucirá para siempre un bronce con sabor a oro.
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