Pepu: “El baloncesto es un hábitat amable y generoso”
El seleccionador del oro de Saitama comenzó en la base del Estudiantes hasta llegar a lo más alto. Un campeón del mundo salido del patio de un colegio.
Pepu Hernández (Madrid, 11/02/1958) fue el artífice del primer oro que se colgó la generación dorada de nuestro baloncesto. Un éxito, además mundial, que llegó en Saitama en 2006, en un día de sensaciones encontradas para él que, horas antes de la final ante Grecia, había conocido la triste noticia del fallecimiento de su padre. No quiso decirle nada a sus jugadores, porque “nada debía alterar al equipo” en ese gran cita, pero tampoco evitar las lágrimas más tarde subido al podio. Un día después, en la celebración ya en tierras españolas, su “Ba-lon-ces-to” resonó en la Plaza de Castilla madrileña, convirtiéndose en otro de los momentos que nos regaló ese hito que hace poco más de un mes cumplió 17 años.
“Quiero agradecer a los que habéis pensado que puedo estar en este grupo. En esta casa del baloncesto español y del baloncesto internacional, como se puede ver. He tenido la oportunidad de entrenar a los mejores jugadores de España. De entrenar en la ACB y en la Selección Española. Y también quiero reivindicar al entrenador de formación. Pienso que el baloncesto es un hábitat amable y generoso. Somos gente que nos conocemos desde hace muchísimos años. Lo hemos pasado muy bien y lo vamos a seguir pasando muy bien. Tenemos que valorar lo que es el baloncesto para la educación de nuestro hijos. Es un hábitat extraordinario para que se formen los más jóvenes. El baloncesto es un refugio en la tormenta. Cuando las cosas van mal, siempre tendremos baloncesto. Os deseo que haya mucho baloncesto para todos. Muchas gracias a todos”, dijo el técnico del primer oro y también un entrenador cuyo nombre siempre estará ligado al Estudiantes. En el Ramiro de Maeztu estudió y en sus canchas comenzó a entrenar a su cantera: alevines, infantiles, juveniles, júniors... hasta llegar al primer equipo como segundo entrenador. Tenía 32 años cuando se convirtió en el asistente de Miguel Ángel Martín, al que sustituiría en diciembre de 1994, comenzando una carrera estudiantil que duraría más de una década (1994-2005), con solo una pequeña pausa, los meses que Carlos Sainz de Aja se hizo cargo del equipo a finales de 2001.
Defensor acérrimo del baloncesto base, lo dejó claro en los Premios Príncipe de Asturias en 2006: “Baloncesto equivale a educación, generosidad, solidaridad, trabajo en equipo, talante y tolerancia. Son valores que preparan a un jugador para el futuro”, explicó el por entonces seleccionador nacional, que lo fue también en la plata europea, donde se empezó a cocer su salida del equipo nacional. Un secreto a voces que se confirmó dos meses antes del inicio de los Juegos de Pekín, donde a tierras chinas voló finalmente Aíto García Reneses.
Tras un parón, Pepu volvió a los banquillos para entrenar al Joventut en la temporada 2010-11 antes de volver al Estudiantes, al curso siguiente, donde no acabó la campaña (Trifón Poch se hizo cargo del equipo en marzo). Desde entonces, nada. Reconoce que no le pica el gusanillo de la competición, pero que sí que echa de menos los entrenamientos. Por eso, y tras un paso por el mundo de la política como portavoz del PSOE en Madrid, sigue dando clínics y colabora con trabajos de técnica individual. Un entrenador de patio de colegio que se bañó en oro en 2006 y que ya forma parte del selecto club de técnicos en este Hall of Fame.
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