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La Selección Sub-19, campeona del mundo en 2023.

“Pau o Navarro no volverán, pero España seguirá disfrutando”

La Selección Sub-19 se proclamó campeona del mundo en 2023, 24 años después de que lo lograran los Júnior de Oro en Lisboa. Dani Miret, seleccionador de aquel equipo, recuerda aquel éxito.

Dani Miret ha estado tres veranos con las selecciones de formación y ha logrado tres oros sin ceder ningún partido. En 2023 se proclamó campeón del mundo con la Selección Sub-19, 24 años después de que Gasol, Navarro y compañía se colgaron ese mismo oro en Lisboa.

¿Qué supone para ustedes como equipo ingresar en el Hall of Fame?

Es un reconocimiento muy importante, es entrar dentro de un grupo de elegidos de mucho prestigio. La verdad es que agradecemos mucho este reconocimiento porque creemos que refuerza el éxito conseguido y ayuda a mantener la ilusión en este camino que hacemos con mucho esfuerzo. Estamos muy contentos.

Se proclamaron ustedes campeones del mundo en el verano de 2023… ¿Cómo fue el torneo?

Llevábamos unos años, antes del verano, que ya teníamos un núcleo de jugadores muy importantes. Teníamos muy clara nuestra identidad como equipo. Un equipo coral, que se identificara y que fueran generosos los unos con los otros. A nivel de educación le damos mucho valor. Tener un buen grupo humano, que existiera respeto entre todos y que hubiera una muy buena relación entre los miembros del staff nos hacía ser un equipo en mayúsculas. Llegas al verano, vienes de ganar el Europeo y sabes que tienes posibilidades de luchar por las medallas si haces bien las cosas que dependen de ti mismo. Y poco a poco fuimos avanzando.

No fue sin embargo nada sencillo…

Tuvimos un grupo muy difícil. Coincidimos con Francia, Canadá y China. Tener que competir tanto en el grupo nos ayudó después a afrontar las eliminatorias con confianza. Llegamos a la final haciendo partidazos. Ganamos a Turquía de muchísimos puntos; a Argentina que es un buen equipo, lo noqueamos, abrimos diferencias muy grandes. La final fue otra historia. Ahí acusamos estar cerca de la victoria, entramos un poco en colapso. Desde casa parece que puedes fallar en cosas simples, pero Francia hizo un partido muy físico. No es lo mismo tirar un tiro libre en un escenario cualquiera que en una final. Eso nos costó. Pero sacamos la personalidad y el carácter en los momentos decisivos para ganar el partido de una manera que le damos mucho valor.

¿Es más complicado gestionar los nervios en un equipo tan joven?

La parte de intentar transmitir calma la teníamos muy clara. Como staff también jugamos una final del Mundial, pero al margen de intentar encontrar soluciones tácticas piensas que no hay que sobrerreaccionar. Ni con los árbitros, que es la vía fácil de sacar los nervios, ni con tus jugadores. Hay que relativizar las cosas que pasan en el partido. Hay que utilizar las respuestas adecuadas, centrarse en lo que depende de uno mismo. Tratamos de que la energía de los jugadores fuera útil, que tuvieran confianza. Son mil detalles. Como equipo puedes perder una pelota o cualquier cosa, pero hay que transmitir que si somos capaces de disfrutar, ganando o perdiendo, recordaremos con mucho cariño el partido. Tratamos de ayudar a cada uno en función de las necesidades del partido.

Y ganaron el oro 24 años después de una generación histórica. ¿Se les puede comparar?

Las comparaciones aquí, ahora mismo, no se pueden hacer. Los jóvenes tienen ahora una diversidad de caminos y posibilidades que antes no tenían. El basket ha cambiado. Lo que veo es que las carreras se alargan, hay más jugadores que juegan siendo veteranos. Antes con 32-34 años los jugadores estaban cerca de acabar la carrera. Ahora se han alargado. Los que vienen de abajo, por mucho talento que tengan, han de dar más pasos. Se han abierto diferentes vías de demostrarse. El acceso a la NBA es diferente. La parte económica pesa mucho. Se mueven unas cantidades que empujan a algunos a hacer sacrificios a nivel de baloncesto, a nivel de formación. Hay tantas opciones que valorar las cosas a corto plazo te pueden hacer sacar una conclusión equivocada. Puedes pensar que hay uno o dos chicos que en este Mundial no han evolucionado. Quizás ahora no, pero con 24 o 25 años se ve esa mejora. Mira en Euroliga o ACB. ¿Cuántos jugadores con 20 años tienen un papel importante ? Ninguno. Los objetivos normalmente se ven a largo plazo, por lo que valorar los caminos actuales a corto plazo es difícil. Es difícil ver quién se ha equivocado, porque les comparamos con jugadores que ya han acabado sus carreras. Ellos aparecieron a alto nivel muy pronto tras proclamarse campeones del mundo júnior. Hay que tener paciencia. Si algo se merecen es confianza, porque han demostrado ser competitivos y comprometidos. Han demostrado muchas cosas positivas. Cuando tengan que hacer el click allí estarán.

¿Qué algunos se marchen al extranjero tan jóvenes perjudica al baloncesto español?

A cada persona, a cada jugador, le pueden ir bien cosas diferentes. Lo que le va bien a Sergio de Larrea, quizás no le va bien a Rafa Villar. Rafa hizo un año increíble en LEB Oro, consiguió un ascenso y es un jugador que tiene un muy buen camino, haciéndolo muy bien en Lleida. Quizás Rafa se va a un ‘college’ y no puede brillar tanto. Sergio ahora mismo está en dinámica del Valencia, que juega Eurocup y tiene un rol diferente. Son dos ejemplos de caminos diferentes. Entendemos que la gente tiene muchas ganas de verlos cerca, hace ilusión, y si se marchan a otras ligas el aficionado pierde ese contacto. A mí me gustaría que Almansa jugara en la ACB. No sé si sería bueno para él, pero seguro que sí para el aficionado.

¿Es lo que ha pasado con Aday Mara?

El seguimiento y el punto de vista técnico no varía. Aday jugó en ACB y lo hizo muy bien. Ahora está en otro contexto totalmente diferente y vivirá momentos complicados. Es un tema de maduración personal también. Estamos hablando de niños. Ahora son más niños, quizás antes con 18 años, eran más maduros. Estar fuera de casa te puede perjudicar. Si tuviésemos una manera de que la competición que se hace aquí les diera más visibilidad y minutos, si fuera compatible, el aficionado tendría un extra. Generaríamos una oportunidad para enganchar más gente al baloncesto. Ya se ve en verano. Cuando sale bien y juegan bien notas que hay mucho apoyo e interés. Que a la gente le gusta.

La Selección Sub-19 celebra el oro logrado en Brno en 2023.
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La Selección Sub-19 celebra el oro logrado en Brno en 2023.

Pero los chicos, o los clubes, lo tienen complicado para quedarse en España.

Sí, es muy complicado. Está claro. En la ACB, incluso en LEB. Son chicos que son muy buenos pero que se han de ganar los minutos. Antes de ganarse los minutos ya están esperando ciertos roles que luego no tienen. La frustración que les genera hace que en el día a día no estén en el camino correcto. A veces eres muy bueno, pero para tener minutos hay que adaptarse. Competitivamente tienes que cumplir necesidades del equipo. No es solo un tema de calidad. A los clubes nos interesa un cierto equilibrio, pero hay una inmediatez de resultados que es muy grande. Quizás en Nueva Zelanda no es así, pero aquí es complicado para según qué jugadores. Rafa Villar, por ejemplo, es el más maduro en una Final Four de LEB, pero cada caso es diferente. Aquí puede haber un poco de confusión. Que seas muy bueno de júnior no significa que no tengas que mejorar. Hay que mantener la humildad y seguir trabajando. Para un joven no jugar un año puede no ser dramático.

¿No le frena eso su progresión?

Ante Tomic cuando era joven no jugaba en ACB con 21 años y míralo ahora, la carrera que ha tenido. Es que hablamos de chicos que no tienen ni 20 años y que queremos que tengan minutos en Euroliga. No es dramático no jugar si mejoran. No solo se puede mejorar en los partidos. Puedes mejorar en muchas cosas, que entrenen bien, que estudien, que tengan buenos hábitos… eso es también muy importante. Aprender del profesionalismo, estando en dinámica de un equipo de Euroliga, es muy importante. Es un error juzgar sólo lo que se ve en la competición. Sin embargo, no jugar durante dos o tres años sí que es un problema, no hay un caso que pueda ser positivo.

La Selección tiene muy bien acostumbrado al aficionado. ¿Seguirá ganando?

Creo que los equipos y las maneras se han de entender en cada momento. Hablamos mucho de los éxitos de Gasol y Navarro y compañía, que eran los mejores. Los equipos no les ganaban porque eran muy buenos. Pero también ha habido una etapa donde se ha ganado sin tener a los mejores jugadores. Y eso hay que disfrutarlo. El error es esperar al nuevo Pau o al nuevo Navarro. Pau y Navarro ya no volverán a jugar pero jugarán otros. Y seguro que se pueden hacer equipos donde la gente disfrute mucho. Algunos trabajando mucho, otros con talento. No hay que preguntarse quién puede ser el nuevo Pau, la pregunta es si con los que hay ahora conseguiremos volver a competir y llegar a máximos. Hay piezas para que España sea competitiva y con paciencia y centrándonos en las cosas que dependen de nosotros se harán buenos equipos. España continuará disfrutando de muy buen baloncesto.

¿El contexto de selecciones es cada vez más competitivo?

Es muy competitivo. Un ejemplo es Estados Unidos. Llevan a los jugadores con más talento del mundo pero no ganan fácil. Y ganan porque uno de los jugadores más talentosos de la historia (Curry) metió tres triples al final. A veces España no juega la final o la semifinal, hay equipos que pueden hacerlo mejor, pero España, siempre es un rival duro. No creo que nadie piense que España es un rival fácil. Para ganar a España has de ser capaz de poner todas tus virtudes en el campo.

¿En las inferiores también existe ‘la Familia’?

La experiencia de los jugadores en el núcleo de los equipos es clave. Es importante tener líderes en los vestuarios. El tema de la Familia, además, creo que va más allá de los jugadores. Un fisio animado te puede cambiar un campeonato. El factor humano marca la diferencia. Y esos valores hay que transmitirlos. El baloncesto, jugado de cualquier manera, no transmite nada. En cambio sí lo hace el esfuerzo, la generalidad, el alegrarte por un compañero aunque tu no tengas un buen día. Hay que estar por el equipo. Si no estás conectado completamente con tus compañeros, si no hay compromiso, no ganarás. El banquillo cuando Gasol metía un triple se volvía loco. Y eso no pasa en todos los equipos.

Ha ganado usted tres oros sin perder ningún partido. ¿Cómo lo ha hecho?

Todos los equipos que he dirigido han ganado sin perder nunca. Y tiene una explicación lógica: he tenido equipos muy competitivos que han disfrutado de cada momento, que han estado centrados. Solo ganas si tienes a toda la generación enchufada. Me he sentido siempre muy cómodo.

Usted es ahora el técnico del Joventut. ¿Juega un papel muy distinto que en la Selección?

Sí, es un contexto diferente y el contexto marca la diferencia. En todo el tema de formación tenemos que tener muy claro que el tiempo que los jugadores están en nuestras manos ha de provocarles una mejora que se vea en el futuro. Las posiciones en las que pones los jugadores son importantes para intentar potenciar lo que ves a futuro, para intentar que ese potencial se pueda trasladar a la selección absoluta. Has de ser competitivo, pero sin dejar de jugar con eso. En dinámica sénior es diferente, la evolución del jugador no depende tanto de ti. En el baloncesto profesional tienes que sacar el máximo rendimiento de lo que tienes cada día. Y después ser capaz también de ir abriendo pequeñas vías para ir subiendo el techo del equipo. Con los meses y con tu presencia has de hacer mejor al equipo. No puedes hacer procesos de experimentación, el rendimiento ha de ser más inmediato.

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