Montañana: “Las mujeres debemos empujar, liderar y ser valientes”
La valenciana, la primera mujer en sentarse en un banquillo de la ACB y en dirigir un equipo de LEB Plata, asume ahora las riendas del Perfumerías Avenida, el equipo con el que, como jugadora, alzó la Euroliga en 2011.
Anna Montañana (Valencia, 1980) pasó seis temporadas en Salamanca como jugadora y ahora regresa como entrenadora. La valenciana aterriza en el Perfumerías Avenida tras ser elegida la mejor entrenadora de la LF Endesa el curso pasado. 129 veces internacional con España, tenía claro que su futuro estaba en los banquillos.
Sexta etapa en el Avenida, la primera como entrenadora. Se podría decir que, en su caso, todos los caminos llevan a Salamanca.
En este caso se cierra el círculo. Mi relación con Salamanca viene de la adolescencia. En mi carrera siempre ha habido una razón para la ida y otra para la vuelta, pero también forma parte de mi forma de ser, que soy muy inquieta.
¿Cómo ha sido su regreso a Salamanca?
Me llamó Jorge (Recio) cuando acabó la final para contarme lo que tenía en mente y me ilusionó mucho la llamada. Aunque había muchos rumores, tampoco quería pensar en algo que no era fijo. Yo estaba muy bien en el Jairis. Fueron cuatro meses muy buenos y tengo mucho respeto por ellos. Si no hubiera surgido la oportunidad del Avenida no creo que me hubiera movido de allí.
El Avenida gana en el estreno de la LF Endesa
Ayer comenzó la Liga Femenina Endesa con el triunfo del Perfumerías Avenida en cancha del recién ascendido Osés Construcción Ardoi (64-78). El equipo charro hizo buenos los pronósticos y se impuso con un gran partido de Sika Koné, integrante del mejor quinteto de la temporada pasada, que acabó con 16 puntos, 5 rebotes y 17 de valoración. El Ardoi, que se fue 15 puntos abajo al descanso, consiguió reducir la diferencia a 8 al final del tercer cuarto después de un gran esfuerzo en esos 10 minutos, pero en el último cuarto sólo metieron 11 tantos y no pudieron mantener el ritmo de su rival.
El Avenida, el equipo más laureado en la historia del baloncesto femenino español, lleva dos años sin ganar ningún título, ¿se nota la presión?
Llevando esta camiseta y jugando en este pabellón siempre tienes una presión. Solo hay que ver todos los trofeos que hay en esta sala. Cuando firmas con el Avenida, tienes esa presión, ya sea como entrenadora o como jugadora. Para mí lo más importante es que seamos conscientes de que vamos a competir. Se sigue haciendo un gran esfuerzo para que el Perfumerías Avenida siga tendiendo un nivel alto en España y en Europa, pero la Liga ha subido mucho. Todos los equipos pueden ganar a todos. Pero debemos mirarnos a nosotras mismas y pensar que debemos construir el mejor equipo que podamos. Claro que hay presión, pero vamos a por ello.
Aquí en Salamanca conocen bien a la Anna Montañana jugadora. ¿Cómo es la Montañana entrenadora?
La identidad es más o menos la misma, aunque ahora sea entrenadora. Sigo teniendo las mismas exigencias. Quiero crear un equipo, que defendamos y ataquemos como equipo. Estoy centrada en poder colocar a las jugadoras en situaciones donde puedan crecer. Idílicamente no se puede hacer con las doce, pero quiero que las jugadoras crezcan y que se vea un equipo con identidad.
¿Cuáles son su mejor recuerdo de Salamanca y el peor en sus años como jugadora?
El peor fueron todas las finales que perdí antes de ganar la primera. La gente no lo suele pensar, pero para ganar tienes que perder primero. Aunque lo que más me pudo doler fue dejar el club en uno de los momentos que estaba creciendo. Soy de Valencia, pero fue duro dejarlo e irme a Valencia. ¿El mejor momento? Con diferencia, la Euroliga. El otro día se lo decía a las jugadoras: jugué el primer partido de Eurocup, el primer partido de la Euroliga y gané la primera Euroliga. Desde joven he vivido al Avenida.
En 2011 ganó esa Euroliga junto a Silvia Domínguez y Laura Gil. ¿Cómo es dirigir a jugadoras con las que ha compartido cancha?
Es más fácil, porque las conoces también como personas. Cuando Laura vino aquí tenía 18 años y ahora tiene 32 y con Silvia también jugué tenía 18-19. Ellas han cambiado, pero yo también. Con ellas puedo tener mucha más conexión instantánea. Me motiva mucho el poder ayudar a Silvia a tener un año bueno y a Laura a que se sienta bien en la pista y ayude al equipo.
¿Qué supone tener a alguien como Silvia en el equipo?
¡Muchísimo! Para mí es una jugadora que no necesita el foco: una trabajadora, una amante del basket, ella misma se ha construido su carrera. Valoro mucho a las jugadoras así, que han sido lo suficientemente inteligentes. Ha trabajado, lee el baloncesto como nadie, sabe llevar la presión… Por eso significa tanto para la ciudad y para este club.
¿Ve a alguna jugadora con madera de entrenadora?
Siempre les digo que es el segundo mejor trabajo porque el primero lo tienen ellas. Pero no es real. Hay muchas variantes que controlar, mucho trabajo. Y no hay tanta recompensa. Pero la verdad es que disfruto muchísimo, me encanta crear y explotar el talento de las jugadoras. En Silvia podría ver una entrenadora, aunque no sé si ella quiere. Sé que Andrea (Vilaró) también está estudiando. Intento motivar a las jugadoras para que estudien, independientemente de si quieren ser entrenadoras o no, porque eso te ayuda a entender el baloncesto. Yo hice el curso cuando tenía 31 años y siempre he dicho que ojalá lo hubiera hecho antes.
¿Se entiende mejor a los entrenadores cuando se pasa a ser uno de ellos?
Sí y no. No me gustan las comparaciones. Yo estoy haciendo mi propio camino. De los entrenadores he aprendido lo que hacer y, sobre todo, lo que no hacer. Al principio entendía mucho a la jugadora y menos al entrenador, pero ahora pienso más como entrenadora. La visión de una jugadora siempre es mejor, o por lo menos en directo.
Usted también puede aportar la visión, al menos, de exjugadora.
Los exjugadores somos más empáticos con lo que está pasando. No significa que tú vayas a consolar a los jugadores o les vayas a dar lo que quieren, sino que sabes bien cómo se pueden sentir. Ha pasado mucho tiempo y el cambio generacional es grande, así que te tienes que adaptar mucho más de lo que ellas se adaptan a ti. Eso es importante.
En 2012, cuando todavía eras jugadora, se sacó el título de entrenadora, ¿tenía claro que ahí estaba su futuro?
A los 18 años ya empecé a entrenar a un equipo infantil. En aquella época no era normal que una jugadora, que estaba en la Selección, empezara a estudiar para ser entrenadora. Lo tenía muy claro porque el basket es mi hábitat y a pesar de que he trabajado dos años y medio en el Valencia Basket en marketing y eventos, que era lo que estudié en Estados Unidos, cuando surgió la oportunidad de Fuenlabrada lo tenía claro.
Como experta en Márketing, ¿se puede hacer algo para mejorar el producto?
Es un círculo vicioso, porque si no inviertes, no puedes tener el paquete completo, que al final es lo que vende. El baloncesto es un espectáculo, hay mucha pasión, pero se debe invertir para que sea atractivo. No sólo en el juego, también en el entorno, pabellón, animación en el partido, contenido en redes sociales… Todo eso es dinero y son personas que trabajan dentro de esa estructura. Por eso es tan positivo que el Joventut, el Valencia, el Unicaja, el Casademont, el Celta… apuesten por el baloncesto femenino, porque esa estructura ya la tienen. Se ha exprimido el baloncesto femenino con pocos recursos y también se ha demostrado que con más, aumenta la respuesta. Por eso, me gustaría animar a las empresas porque sé, porque he trabajado y lo he vivido, que hay un retorno inmediato y un retorno personal porque la jugadora y el club están más cercanos. Estamos en línea. Endesa ha puesto mucho, la FEB también… pero hay que seguir. No nos podemos quedar estancados. Lo que ha valido hasta ahora no valdrá en el futuro.
Por lo tanto, es muy positivo que clubes ACB tengan su sección femenina.
¡Claro! A pesar de que para clubes como el Avenida sea cada vez más difícil competir porque tienen mucho más pulmón, pero también puede ser un modelo para que empresas de Salamanca sigan apoyando este proyecto.
Su primera gran oportunidad se la dio en el Fuenlabrada el Che García gracias a la intervención de Amaya Valdemoro. ¿Cuántas veces se lo ha agradecido?
Esto es algo muy importante entre las mujeres. Hasta ahora, que se ha dado un cambio, no nos apoyábamos. No había corporativismo femenino. ¿Por qué? Lo tengo clarísimo: solo había un puesto. Me han llegado a decir ‘vienes tú, me van a quitar’. Era por los cupos, aunque fuera algo abstracto. Afortunadamente esto ha ido cambiando. Amaya me ayudó y lo ha seguido haciendo, pero no me ayudó de una manera gratuita, sino porque ella creía que de verdad que yo estaba capacitada. Después no todo fue tan fácil. Cuando llegas a un entorno donde no ha habido mujeres es complicado, tienes que demostrar más. Ahora, en los últimos meses, ha habido un clic. Las entrenadoras de España estamos haciendo mucha fuerza. Tenemos esa conciencia, pero a nivel de número vamos a seguir por debajo. Igual que nosotras demostramos a las instituciones y a las empresas que somos válidas, también debemos ayudar a las que están capacitadas. Nosotras también tenemos que empujar, liderar y ser valientes, aunque el camino no sea el más bonito.
Primera mujer en sentarse en un banquillo ACB, primera mujer en dirigir un equipo de LEB Plata (Bàsquet Alginet), ¿se siente una pionera?
Soy pionera porque he sido la primera, pero no quiero seguir siéndolo, porque eso significaría que uno, lo normalizamos, y dos, no ha habido oportunidades para otras. Con el Alginet sentí que era la primera vez que no me observaban como mujer sino como entrenadora. Una cosa es romper la barrera y otra es notarlo. Siempre lo hablo con mujeres que están o han estado en situaciones similares: debemos evitar que el camino nos destruya, porque hay veces que te va mermando. Yo he estado en la situación de decir ‘tengo una bala más y aquí lo dejo’. También es importante que cuando llegue la oportunidad sigas viva.
Elisa Aguilar es la primera mujer al frente de una gran federación en España.
Ojalá estas cosas no fueran noticia, pero es que Elisa es la persona capacitada para llevar la FEB. Yo lo tenía clarísimo cuando estábamos las tres, que Elisa iba a ser una gerente, que yo iba a ser entrenadora y que Amaya iba a ser un referente mediático. Qué casualidad que las tres hemos ido por tres caminos baloncestísticos diferentes rompiendo esas barreras.
Jugó durante dos décadas, ¿cuántas entrenadoras tuvo en su etapa como jugadora?
Solo una, en Estados Unidos, en Minnesota, en las Lynx. Es importante esto, porque ¿de dónde saco yo, con 31 años, que quiero ser entrenadora y llegar a la ACB? Tengo una madre que se acaba de jubilar con 65 años en una empresa que se dedicaba al acero, un terreno de hombres, un padre que siempre me ha empujado, pero también tenía siempre la visión de que no existía ninguna barrera hasta que me la encontré.
Este año van a ser cuatro entrenadoras en la LFEndesa, un 25%. ¿Se va avanzando?
Y ojalá sigamos y no sólo en el femenino. Desde que yo salí en 2020 de Fuenlabrada hay cero mujeres en los banquillos ACB y tampoco hay presencia femenina en la Primera FEB. Me cuesta pensar que no haya ninguna mujer capacitada… Pero sí que ahora noto que podemos llegar a ser una opción cuando antes no lo éramos.
¿Hay diferencia de entrenar en baloncesto masculino y femenino?
Hay una diferencia comunicativa y otra psicológica. A nivel baloncestístico yo entreno igual, pero sí que hay que comunicar las cosas de forma diferente y hay que tener en cuenta factores psicológicos distintos.
Ha estado también en Colombia (Sabios de Manizales) y en Argentina (Atlético Obras Sanitarias). ¿Le sorprendió lo que se encontró allí?
Es algo que me llena. Siempre que he entrenado masculino se han entregado, no ha habido ni un momento que haya notado algo raro. Al revés, hemos llegado a tener éxito porque han ido a muerte conmigo. A veces llegaba a casa y lo pensaba: son hombres colombianos a los que les ha venido a entrenar una española y nos hemos metido en playoff y hemos tenido una temporada increíble. A mí eso me ayudó mucho a tener confianza, me ayudó a decirme que esas barreras de inseguridad que podía tener las podía romper. Hay que tener una personalidad fuerte porque te encuentras con situaciones que no son agradables, de gente que le preguntaba a mi segundo en vez de a mí. Pero a mí me sirvió para mandar el mensaje de que iba en serio. Aprendí a adaptarme a otro baloncesto, pero también a sobrevivir.
María Planas sigue siendo la única seleccionadora que ha habido en España, ¿para cuándo la siguiente?
Lo más increíble es que haya habido una. Y en ese tiempo… Eso debe ser algo que tiene que pasar si debe pasar. Me explicó. Si la persona más preparada para ese puesto es una mujer habrá seleccionadora.
En la Ventana de noviembre estará con Gran Bretaña, ¿cómo surgió la oportunidad?
En febrero del año pasado pasé un proceso de selección. Nunca había habido una mujer en el cargo. Firmé en verano y ya hemos tenido una concentración.
¿Ha hablado con Chema Buceta, el antiguo seleccionador?
No he llegado hablar con él, sí con Susana y un montón de gente. Me gusta ir a los sitios con mente abierta. Es una cultura tan diferente… Y también debo adaptarme a lo que me voy a encontrar. Es un país con potencial, pero no acaban de tener equipos competitivos a nivel europeo ni una consistencia a nivel de clubes…
Ya por último, ¿qué objetivos se marca a corto y medio plazo?
Siempre sueño mucho. Ahora estoy en el sitio donde quiero estar, a donde había pensado que ojalá pudiera llegar. Quiero disfrutar el camino, aunque los caminos de construcción son duros y la competición te come, porque ya está ahí. Pero quiero seguir disfrutando de este proceso. Quiero llevar al equipo a poder estar en situaciones que podamos ganar y ojalá ganar también títulos.
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