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LEB ORO

Larsen soluciona la primera minicrisis del Estudiantes

Los colegiales vencen al Guuk Gipuzkoa en San Sebastián con 22 puntos del danés. Buenos minutos de Alderete y gran defensa de Sola.

Kevin Larsen, pívot del Movistar Estudiantes, lanza ante el MoraBanc Andorra.
Kevin Larsen, pívot del Movistar Estudiantes, lanza ante el MoraBanc Andorra.Juan Pelegrin

Las crisis durante una temporada se superan por lo civil o por lo criminal. Y más aún cuando lo haces fuera de casa y tres días después de sumar tu segunda derrota seguida. El Movistar Estudiantes resolvió con sudor y taquicardias el primer bache del curso en San Sebastián, ante el Guuk Gipuzkoa (64-68) y en un Angulas Aguinaga Arena de infausto recuerdo para los colegiales: en Illumbe se produjo el segundo no descenso en 2016 cuando los vascos ya habían bajado y en 2019 sufrió una de las mayores remontadas históricas en la ACB tras ir 24 puntos arriba con su rival como colista (posteriormente equipo de LEB).

Las piedras en la mochila del Estu eran pesadas. A los problemas de resultados tras caer en Alicante en un duelo que tenían enfilado y frente a un Andorra superior, se unía el drama del cuatro: Demétrio (rotura de fibras) y Jawara (lumbalgia) eran bajas este miércoles. Había pérdida de peso por dentro y, sobre todo, de clarividencia arriba sin el pívot noruego, la pareja perfecta de un Larsen a la que se agarraron los ramireños para solventar la papeleta vasca.

Increíble actuación del center, que se marchó de San Sebastián con 22 puntos y 7 rebotes para 28 de valoración. El danés es el asidero donde se agarra todo el sistema madrileño y al que se añaden piezas para sacar adelante los duelos. Este miércoles, fueron Jorgensen (14) y Leimanis (16) los que bailaron alrededor suyo. Buen tercer cuarto de Héctor Alderete como reemplazo de los dos ala-pívots ausentes y brillante (muy, muy brillante) el papel defensivo de Adams Sola sobre Kyle Jaworski, al que impidió no solo anotar mucho (hizo 12 puntos -9 en el último cuarto- cuando promediaba 18,7) sino simplemente lanzar (6 tiros de campo).

El Estudiantes volvió a las andadas de las últimas dos jornadas. Comenzó con fuerza, con un parcial de 2-11, impidiendo a su rival anotar en los primeros cinco minutos, para luego caerse con la llegada de la segunda unidad, que se enfangó en ataque y recibió un parcial 11-2 que permitió a los de Lolo Encinas ponerse por delante en el marcador en el minuto 13 (22-21). Los interiores Nurger y Jakstas hacían daño en la zona ante las bajas estudiantiles y Zubizarreta manejaba mejor el tiempo que Oroz.

Con ese escenario de repetición, Javi Rodríguez tiró de clásicos tras el descanso. Sin florituras, sin ningún tipo de adorno colocó a su quinteto de seguridad para arañar las distancias, que llegaron al +12 (42-54) después de dos tiros libre de Hughes (algo más esforzado, pero aún negado con el aro) y un triple de Jorgensen. Partido controlado con un cuarto aún por delante que se le hizo muy largo al Estudiantes.

Un pequeño latigazo de siete puntos de Jaworski, otros cuatro de Zubizarreta y una canasta al límite de los dos o tres tantos de Motos dejaron el marcador en un 62-66 a falta de un minuto. Y, en esos 60 segundos, la locura. El Gipzukoa falló siete de sus últimos ocho lanzamientos y el Estudiantes, para no dejar mal a su rival, decidió perder un balón en un saque de fondo y errar cuatro de los seis tiros libres. Pero entre las gallinas que entraban y las que salían, los madrileños sacaron la victoria. La séptima de la temporada. Una que vale oro.