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PRIMERA FEB

Javi Vega: “En esta parte de mi carrera ya no se miran tanto los números”

El veterano jugador atiende a AS y nos habla de su nueva aventura en Cantabria. Todo un clásico del baloncesto nacional, que pasó por la ACB, vivió ascensos y llegó a debutar con España.

Javi Vega: “En esta parte de mi carrera ya no se miran tanto los números”
alberto nevado

Javi Vega (36 años, 2,05 metros) es todo un clásico del baloncesto español. Criado en la cantera del Fuenlabrada, ha pasado por distintos proyectos y lo ha vivido todo: debutó con su club de toda la vida, en el que estuvo 15 años entre categorías inferiores y equipo absoluto. Luego pasó por el Burgos, donde se mantuvo durante cinco temporadas y consiguió un ascenso a la ACB, debutando por el camino con la Selección española, algo inédito para un jugador que cuando lo hizo pertenecía a la LEB Oro. El éxito del ascenso lo repitió posteriormente en el Lleida, donde participó el año pasado en la llegada de los catalanes a la máxima categoría. Entre medias, jugó en Coruña para el Leyma, otro club que estuvo en dinámica competitiva y que hoy es parte de la Liga Endesa. Siempre entre la categoría de oro y la Primera FEB, el ala-pívot ha repartido sapiencia y buen juego, números y físico en la zona. Y ha logrado un currículum envidiable y una carrera meteórica, partes de un libro que no acaba y al que todavía le quedan páginas por escribir.

El Grupo Alega Cantabria es la última gran aventura en la que está inmerso Javi Vega. Tras su salida del Lleida, que reconstruyó la plantilla de cara a la ACB, el jugador español siguió vinculado a tierras norteñas (en donde ha estado desde que se vinculó al Coruña en 2020). Allí, el ala-pívot aporta experiencia y veteranía en un proyecto al alza, alejándose ya de equipos que luchan por el ascenso, pero ejerciendo todavía la competitividad de un adolescente a pesar de sus 36 años. El Alega, fundado en 1999, pasó de la LEB Plata a la Oro (ahora, Primera FEB) en 2023 e intenta asentarse en la competición mientras se convierte en el referente de su comunidad en sustitución del Cantabria Lobos, desaparecido en 2009 y con un gran arraigo en la zona.

Un nuevo equipo para un jugador como Javi Vega, que atendió a AS para hablar de su pasado, presente y futuro, repasó sus mejores momentos y comentó su fichaje por el Cantabria. Todo ello sin olvidar de donde viene y sus inicios en el Fuenlabrada, su casa de toda la vida y rival al que los cántabros reciben este sábado (19:00) en el Pabellón Vicente Trueba, con capacidad para 2.688 espectadores. El lugar en el que el ala-pívot se reencontrará con sus orígenes.

¿En qué momento de su carrera deportiva se encuentra?

Estoy cerca del final. Disfrutando de cada partido, de cada entrenamiento, de cada temporada que tengo. Si es cierto que estoy bien físicamente y con ganas. Todavía no pienso en la retirada a corto plazo, pero soy consciente de que estoy en la fase final de mi carrera deportiva.

El pasado verano fichó usted por el Cantabria, ¿qué cultura baloncestística hay en la zona?

En Cantabria ya tuvieron un equipo en LEB Oro hace muchísimos años: el Cantabria Lobos. Saben muy bien aquí lo que es tener baloncesto de primer nivel. Desde la humildad han vuelto a reconstruirse con el Alega y a tener un equipo de nivel nacional. Ellos tuvieron un buen baloncesto y saben lo que es, con una afición que sabe de este deporte. Ahora vuelven a disfrutar y lo valoran. Es verdad que es un pabellón pequeño y un pueblo con menos afluencia de público, pero con gente muy arraigada con su equipo y con su ciudad.

¿Qué objetivos tiene el equipo?

El objetivo principal es dar un paso más. En el Cantabria se ha hecho una plantilla más veterana, con una pequeña inversión más. El club quiere dejar de luchar por la permanencia y consolidarse definitivamente en la competición. Estar tranquilos. Y poder luchar en el futuro próximo por los playoffs.

(Ricardo Corpas)
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(Ricardo Corpas)

Antes de Cantabria pasó por Coruña y Lleida, ¿qué recuerda de esos proyectos?

En Coruña estuve tres años y el objetivo era acercarse al ascenso. Nos faltó muy poquito. Estuvimos luchando por los puestos de ascenso (algo que el club consiguió un año después, con Javi Vega en el Lleida). En Lleida fue más sorpresa, porque el objetivo era estar en playoffs. Pero hicimos una temporada increíble y un grupo increíble. A nivel de juego fue el mejor año que he tenido a nivel de equipo. Fue un año magnífico, fuimos de menos a más y hay que ponerle pocos ‘peros’.

¿Fue una opción para usted seguir en el Lleida?

No, no lo fue. Tras el ascenso, hicieron la planificación de la plantilla siguiente y limpiaron a todo el equipo. En Lleida tenían muy claro cuál era la línea a seguir en la ACB y lo comunicaron rápido. Yo ya soy un jugador bastante veterano y querían apostar por rejuvenecer la plantilla y fortalecerse de cara a la ACB. Yo ya me veía venir que quizá no iba a entrar en esos planes, ya que tampoco se escondían. En ningún momento fue una opción. Pero mi paso por allí fue estupendo y siempre lo recordaré como un año magnífico.

¿Hay mucha diferencia entre la parte de arriba de la Primera FEB y la de abajo de la ACB?

A nivel técnico y táctico de los jugadores y los equipos, no. Pero sí es cierto que en la ACB hay un ritmo de competición y los partidos te exigen mucho. La diferencia mayor es a nivel físico. Si coges un equipo de LEB y lo pones en ACB, en dos meses puede competir con los de abajo. Pero si mañana juegan un partido un equipo de LEB a uno de la Liga Endesa ganaría el de la ACB fácil. La clave es el ritmo de competición, que te hace tardar más llegar a ese nivel.

La competencia en Primera FEB ha subido mucho y cada vez hay más candidatos para el ascenso.

La Liga ahora está preciosa. Hay, por nombres, hasta ocho equipos que pueden ascender sin que ello sorprenda a nadie. Es una categoría muy difícil, el año pasado ascendieron dos y fueron Lleida y Coruña, que a priori no eran tan favoritos. También bajaron Betis y Fuenlabrada y se quedaron equipos en LEB que ya deberían haber vuelto, como Burgos y Estudiantes. Y a esos cuatro equipos les tienes que sumar Palencia y Obradoiro. Todo eso, unido a los que intentan dar el paso definitivo, hace que haya una gran competencia. Ya no hay dos favoritos, sino seis o siete que pueden ascender perfectamente.

Usted se crio en una cantera, la del Fuenlabrada, y llegó al primer equipo. ¿Es ahora más difícil seguir ese camino? ¿Está el baloncesto base en peligro?

Se va a seguir tirando de cantera, especialmente en LEB. Es difícil encontrar el equilibrio, ya que ningún equipo de veteranos te asegura el ascenso y apostar por los jóvenes no es garantía de éxito. El desequilibrio hace que todos los equipos tengan que moverse, pero se va a seguir apostando por gente joven.

Otra cosa es el tema del jugador nacional. Creo que en ese aspecto estamos en peligro de extinción y cada vez es más difícil que jugadores nacionales lleguen a grandes equipos, sobre todo de ACB, en la élite. En LEB sigue habiendo una buena base de jugadores españoles, que podrían estar en la Liga Endesa pero hacen su carrera en LEB. Pero el pasito de ACB para el jugador de nacional está muy complicado. Para el joven no es fácil, pero afecta especialmente al jugador nacional.

Reciben al Fuenlabrada este sábado. ¿Cómo ve a su exequipo?

Han cambiado de directiva y de inercia. El año pasado (el primero del equipo en LEB Oro tras el descenso en 2023) hicieron un equipo competitivo, pero algo tarde, quizá igualando presupuestos tras bajar de ACB. Fue un año complicado para ellos a la hora de adaptarse a la competición. Este año han dado un paso hacia el ascenso bastante grande. Es uno de esos equipos que estarán entre los favoritos. Tienen un equipazo, han hecho muy buena plantilla, han dado continuidad al cuerpo técnico y a algún jugador importante y son un candidato claro al ascenso.

En verano de 2017 se convirtió en el primer jugador de la historia de la LEB Oro en ir a una convocatoria de la Selección española y posteriormente en debutar. ¿Qué recuerdos tiene de esa época?

Yo tuve suerte con todo el lío que hubo de las Ventanas. Se me planteó la oportunidad de debutar con la Selección absoluta, algo que nunca hubiera imaginado con la carrera que iba teniendo. Eso llega también con el mejor momento de mi carrera deportiva, con el ascenso con el Burgos y una aportación individual bastante buena y participativa. Ha sido de los momentos más bonitos de mi vida: ascenso, Selección y mejor momento deportivo. Ahí empezaba un poco el proceso del cambio generacional de la Selección, aunque quedaban jugadores de la generación dorada que ya no están. Tuve la suerte de ser de esa primera parte de transición y se han recogido frutos. Ahora viene un cambio completo y seguro que seguiremos bien. El nivel de España siempre será alto.

En los últimos años ha pasado por distintos equipos y lugares.

He tenido la suerte de desarrollar casi toda mi carrera entre tres clubes, que son Fuenlabrada, Burgos y Coruña. He tenido bastante estabilidad dentro de lo inestable que es esta profesión. En los últimos años he cambiado más, quizá por el último ascenso. El contexto te hace sacar la maleta y cambiar, y ahora estoy en un lugar como Cantabria que es preciosa, con una tierra muy bonita. Lo bueno es que más o menos he tenido la suerte de elegir a los sitios a los que voy.

A nivel gastronómico, el norte es de lo mejor de España....

En toda España se come bien, pero como se suele decir, en el norte se come más a lo bestia todavía (risas). Además, a nivel de la zona todo es muy bonito: muy verde, con rutas, playas... Gracias al baloncesto sigo conociendo sitios nuevos y eso también me lo llevo para mí.

¿Ha cambiado su rol con el paso de los años?

El rol ha cambiado. En esta parte de mi carrera e importa jugar más o menos, pero ya no se miran tanto los minutos ni los números. Ya te centras más en que la dinámica del equipo vaya bien, que haya un buen grupo, que se juegue bien... Importan más los objetivos grupales. Ya no hay que demostrar que eres buen jugador, nadie tiene que ver o no tus habilidades. Ya hay poco margen de mejora, no es como cuando eres joven. Toca aportar todo lo que has aprendido en beneficio del grupo.

¿Hasta cuándo podremos seguir disfrutando de Javi Vega?

Me quedan mínimo dos años, que es lo que me queda de hipoteca (risas). Fuera de bromas, me quedan dos años o tres, pero lo marcará un poco donde me lleve la vida, donde quiera aterrizar y cómo esté a nivel físico y de ganas, dos cosas por las que ahora mismo ni pienso en la retirada. Pero muchas veces esto te lo va marcando tu vida. La pareja, los hijos... Al final hay que asentarse en algún sitio y antes o después llegan los pensamientos de la retirada. También depende de las ofertas que vaya teniendo, de los proyectos que haya y de si todo eso te compensa. Pero estaré todavía de dos a cuatro años dando guerra a nivel competitivo. Luego ya disfrutaré del baloncesto de otra manera. Jugando con los amigos.

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