Ha llegado la hora de Juan Núñez
Sin Ricky y sin Lorenzo Brown, Scariolo apuesta por un base de 19 años que optó por dejar el Real Madrid para buscar en Alemania el camino a la NBA.
Juan Núñez (4 de junio de 2004, 191 centímetros de puro talento) ya trabajó con la absoluta el pasado verano, antes del inesperado éxito, un hito único en nuestro baloncesto, de la Selección de Sergio Scariolo en un Eurobasket al que llegaba fuera de casi todas las quinielas. Que es uno de los grandes valores de futuro del bloque español es incuestionable. Lo ha sido durante años, y lo ratificó su MVP (con medalla de oro) en el Europeo Sub-20 de Podgorica, el año pasado. Lo logró (ahora tiene 19) con solo 18 años. Récord de precocidad.
Para entonces, ya hacía sus pinitos con el primer equipo del Real Madrid, con el que se estrenó en unas semifinales de la Liga Endesa, en 2021, con 17 años y a las bravas: se habían lesionado Sergio Llull y Nicolás Laprovittola. Ya había estado en convocatorias de Pablo Laso y era, claro, una de las joyas del club blanco, al que llegó en 2015. Madrileño de nacimiento, había jugado antes en el Alcorcón Basket.
Este verano, no tuvo suerte con una Sub-20 que acabó décima en el Europa por culpa de un mal día en el cruce de octavos, con Israel. Pero entró en la rueda de trabajo de Scariolo, los jóvenes que pasan por la concentración dentro del esquema de los Golden Boys 2.0, y se va a quedar porque Ricky Rubio puso pie en tierra y no estará en el Mundial. Ya se había descontado la ausencia de Lorenzo Brown. Así que, sin un plan A de aspecto extraordinario en el puesto de base, la solución más natural era él: con 19 años, Juan Núñez se estrenará en una gran competición con la Selección absoluta.
Hace prácticamente un año, el base era noticia por otros motivos: su renovación con el Real Madrid se atascó y acabó poniendo rumbo a Alemania para jugar en el Ratiopharm Ulm con un contrato de tres años firmado con un ojo (como mínimo) puesto en la NBA. Un shock en el entorno del equipo blanco, que no pudo retener a una pieza de futuro inmenso pero con la que había un obvio choque de prioridades. El Madrid apostaba por una renovación con una buena oferta económica, la opción en principio de salir cedido al menos en la temporada 2022-23 y una cláusula alta de rescisión para irse a la NBA (en torno al millón y medio de euros). El base quería más facilidad para emprender la vía USA y acumular minutos y experiencia… en el primer nivel europeo. La rotación de bases del Real Madrid, y la exigencia permanente en la que vive el equipo, no hacían que eso pintara bien. Y las bazas de cesión ACB tampoco parecían ideales.
Así que Juan Núñez se fue al Ulm, un equipo que no eligió por casualidad, tirando dados en un tapete. El equipo alemán tiene un atractivo proyecto que se basa en construir desde la juventud y disputa, además, la segunda competición continental, la Eurocup. Anton Gavel tomaba, con esa filosofía, el mando de un banquillo que dejó libre Jaka Lakovic para firmar por el Gran Canaria. Entrenadores jóvenes y una propuesta de juego atractiva, la promesa de minutos de calidad y menos dinero en nómina pero muchas más facilidades cuando toque intentar el sueño NBA. La opción podía sonar extraña al público menos especializado, pero era buena.
Con menos medios que los grandes equipos alemanes del momento (Alba Berlín, Bayern de Múnich) pero una idea clara y avanzada, atractiva, el Ulm se ha ido posicionando como uno de esos clubes europeos que amasan bien el talento y se convierten en reclutadores de jugadores con futuro NBA. En los últimos años ha tenido dos ejemplos interesantes a través del draft: el francés Killian Hayes abandonó su país para probar la vía alemana y le sirvió para subir hasta el pick 7 del de 2020, y el polaco Jeremy Sochan jugó en su cantera antes de irse a la liga universitaria americana y acabar como 9 de 2022.
El Ulm, además, ha reforzado su posición como club formador con unas instalaciones acordes a ese estatus. El llamado Orange Campus, una instalación novedosa a las afueras de la ciudad, es la joya de su corona. Una pista con capacidad para 500 espectadores, dos gimnasios diferenciados, un edificio para el mantenimiento físico, lugares de actividad en la ribera del Danubio y varios lujos más que el club promociona mencionando la opinión de uno de los entrenadores alemanes con más fuerza en la NBA, Chris Fleming, que lo califica como “concepto brillante”.
En la Eurocup, el Ulm acabó tercero de su grupo y superó el cruce de octavos pero perdió en cuartos, en su pista y contra un Turk Telekom Ankara que acabó siendo finalista (perdió contra el Granca de, precisamente, Jaka Lakovic). Nuñez consiguió su objetivo de ganar rodaje en alto nivel europeo: 20 minutos de media con más de 7 puntos y 4 asistencias por noche con, todavía, 18 años (cumplió 19 en junio). Pero lo mejor llegó en la Bundesliga, donde el Ulm se proclamó por primera vez campeón después de tres finales perdidas (1998, 2012 y 2016) y una sequía de títulos que viajaba hasta la Copa de 1996. No solo fue el primer séptimo de fase regular que se llevaba el campeonato, es que para hacerlo derrotó en las eliminatorias a los tres primeros: Alba, Bayern y Bonn. Los dos Euroliga y el campeón de la Champions. El Bayern, por cierto, inicia proyecto con Pablo Laso en el banquillo. Así que Núñez se verá las caras ahora con el entrenador con el que fue cogiendo el gusto a la elite, en el Real Madrid.
En Liga, Núñez promedió en fase regular casi 20 minutos con 8,3 puntos, 4,2 asistencias y 10 de valoración. En playoffs 19 con 7,4, 4,6 y 10,2. El objetivo estaba claramente cumplido para un base que es puro talento y que solo necesita precisamente eso: experiencia, cicatrices, poso. Sigue en las cuentas para el próximo draft de la NBA (por ahora como pick de segunda ronda) y, sobre todo, va a jugar un Mundial con la campeona del mundo. Con solo 19 años, un rol claro, vía libre para su talento por las bajas de Lorenzo y Ricky, y con un entrenador como Scariolo que convierte en oro todo lo que toca. Es para estar muy contento, desde luego.