Grecia y Antetokounmpo se sacan una espina
Grecia se cuelga la medalla de bronce en el EuroBasket 2025 con un partido ajustado hasta el final frente a Finlandia. Giannis Antetokounmpo por fin triunfa con su selección.
Lo tuvieron que sudar. Mucho. Lo creían ganado a cinco minutos del final y no se pudieron quitar el mono de trabajo hasta el último segundo. Pero así sabe mejor. Un éxito que reconcilia a Grecia, estandarte del baloncesto europeo, con los resultados positivos. En la absoluta élite continental se vuelven a colocar tras pasar por encima de Finlandia, no sin esos problemas mencionados y con un marcador de 92-89, una en la que no aparecían desde el EuroBasket de 2009 (como hoy, también bronce; España ganó aquel torneo). Para Giannis Antetokounmpo, la divinidad que cogió el testigo de los Diamantidis, Papaloukas -ambos, presentes en primera fila- y el que ahora es su entrenador, Vassilis Spanoulis, es el éxito más buscado: por fin se sube a un podio en una competición de la FIBA con el país que le acogió tanto a él como a su familia.
La víspera de la final entre Turquía y Alemania, acompañante de Grecia en el medallero, no decepcionó. Más de dos horas de batalla a todo lo que dio. Grecia estuvo +17, con el 84-67 que colocó Kostas Papanikolaou, a 3:38 minutos de acabar. Y Valtonen, con un tiro libre, pudo empatar. Y Jantunen, con el rebote ofensivo en esa misma jugada, pudo ganar. La resiliencia que ha demostrado el conjunto entrenado por Lassi Tuovi no ha aparecido de la nada este domingo. Finlandia, a pesar de la crueldad con la que se ha cerrado este capítulo, ha firmado su mejor actuación en un evento internacional. Markkanen, doble-doble (19+10), 18 de Valtonen, 15 de Nkamhoua, 13 de Jantunen y un trabajo de pico y pala contra Giannis Antetokounmpo, que sin embargo controló la práctica totalidad de sus 31 minutos en pista con numerazos: 30 puntos, 17 rebotes, 6 asistencias, 9/11 en tiros de campo y 12/16 en tiros libres.
Grecia ha estado casi dos décadas sin encontrar el premio que aquí, en el Xiaomi Arena de Riga, los dioses le han concedido. Y no va solo. La generación que sucedió a la de Gallis se ha jubilado, Sloukas es el único retazo que queda de aquello, y a los hermanos Antetokounmpo les toca ser la cara del país en estos campeonatos. Situación parecida a la que se da con España. A los de Scariolo, que hoy dejan de ser los vigentes campeones del Europeo de baloncesto, los sacó de la circulación el conjunto heleno en la fase de grupos.
Para alguien como Giannis esto es un reto continuo: demostrar que una de las grandes estrellas de la NBA puede bajar al barro con su selección y dar la talla no es tan sencillo como se pueda pensar. Ha ocurrido con Jokic, también presente en este EuroBasket (se la cargó Finlandia, qué ironías del destino, en octavos). Del ‘34′ siempre se ha dicho, un mantra que se apoya en datos, que el estilo de juego era demasiado excesivo para estos torneos cortos; penetraciones rápidas en solitario, dos y tres contra uno, no cuenta con espacios como en América y su tiro de media y larga distancia es mejorable, un largo etcétera de peros. Hasta aquí. Ha completado su adaptación. Los compañeros le han ayudado cuando doblaba el balón y él ha sabido convivir con el entorno para encontrar las flaquezas de los oponentes. Misión posible. Así se vio.
Finlandia se marchará con la sensación más amarga de todas, una medalla de chocolate con más amargor que dulzor. Aunque en términos generales éste es el éxito más descacharrante de su historia en este deporte. Lauri Markkanen no está solo. Hay un conjunto bien liderado en pista y banqueta, futuro absoluto con jóvenes como Miikka Muurinen y un corazón que ni a jugadores ni a su florida afición les cabe en el pecho. El cuarto puesto en la sede de Letonia quizá se queda corto, pero marca el camino de un mejor futuro.
Las hostilidades comenzaron con Dorsey acertado desde fuera, como el día de España. Un par de triples con su sello elevaron a los griegos en el primer cuarto, que en sus últimos 3:52 vio una única canasta en juego de Finlandia en un 12-4 de parcial. La ventaja subía a ocho y aparecía en escena Muurinen, el ex del Zentro de Madrid, que con sus 18 años puso en órbita a los suyos: dos mates de postín y una antideportiva forzada. Uno de diferencia en el marcador. Pero al que había que buscar cuando había problemas era a Giannis Antetokounmpo, que respondía con anotación sin fisuras y pases para los tiradores cuando la defensa se cerraba sobre él. Trabajo fino antes del descanso, al que se llegaba con 48-34. A mitad del tercero el fogueo pasó a ser balacera, cuatro triples consecutivos repartidos equitativamente. Y cuatro puntos visitantes colocaban sólo un +6 a favor de Grecia. De nuevo la brutalidad de Giannis hizo sombra a los demás. Destacable, además, un complemento para su juego, el Mitoglou que también pica piedra en el Panathinaikos, y Toliopoulos, al que veremos el próximo año en el superequipo verde. No había opción. O eso parecía. El margen se disparó hasta los quince, más cerca de veinte que de diez, y ese triple de Papanikolaou era el +17 antes de los tres minutos definitivos. Cinco de Valtonen. Siete de Nkamhoua. Ocho de Markkanen. Un robo de Little. Tensión en Grecia. Y se lio parda. Elias, el del Granada, tuvo tres tiros libres para forzar la prórroga de los que acertó dos. En el rebote, Jantunen pudo anotar y vencer. Pero Giannis, para formalizar su mejor victoria a nivel de selecciones, puso la calma. En la línea de personal, ésa en la que las aficiones rivales se mofan de los segundos que tarda en lanzar, sentenció el bronce.
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