Garbajosa: “Me encuentro ingresado en el Hall of Fame y no sé qué decir”

“No me he preparado nada. No es que no me importe, es que quería venir aquí virgen, sentir y disfrutar, decir lo que me saliera. Me voy a emocionar mucho”. De esta manera, entre el orgullo y la emoción, Jorge Garbajosa agradecía su inclusión en el Hall of Fame del baloncesto español. Emoción por el reconocimiento a una carrera gloriosa como jugador y orgullo porque ahora forma parte de un selecto club que él mismo, como presidente de la FEB, fue responsable de poner en marcha. Una iniciativa que tuvo a Garbajosa, entre otros, como valedor y en la que, desde esta noche, su nombre va a formar parte para siempre: “Querido amigo Vicente, cuando mi buen amigo Alfredo y luego a ti os propuse esta locura... No sabéis lo feliz que me hace que esta asociación siga. Después de aquella idea que tuvimos me encuentro ingresado en el HOF y no sé qué decir”.

Jorge Garbajosa, el último en subir anoche al escenario, recibió el galardón de manos de Elisa Aguilar, actual presidenta de la FEB, y de Vicente Jiménez, director de AS. Y también de su hija Candela, lo que supuso una sorpresa para el presidente de FIBA Europa. Un hombre con una gran responsabilidad sobre el deporte con el que creció desde niño hasta hacerse una figura de relevancia internacional. Un ala-pívot que lo tenía todo. Podía ser fino estilista y duro fajador en el mismo partido sin ningún problema, porque manejaba todas las variantes de este juego. Con una mano privilegiada para anotar desde cualquier posición de ataque. También desde fuera del perímetro, donde un jugador de 2,07 como él marcaba una diferencia brutal en una época en la que no era tan habitual como ahora el idilio de los hombres altos con el tiro de tres. Pero, al mismo tiempo, era un defensor temible que no tenía miedo al contacto y al que le acompañaba un físico privilegiado. Y, sobre todo y ante todo, era un competidor nato. Un ganador. “En realidad, lo que quedan son las emociones y las personas”, recuerda.

Referente de campeones.

A Garbajosa le tocó navegar entre dos océanos muy distintos del baloncesto español. Los extraños 90, la década atrapada entre las dos grandes generaciones de nuestro baloncesto, y los primeros dos mil, convirtiéndose en un referente de madurez y un elemento indiscutible en los primeros éxitos de la generación de los Juniors de Oro y los que fueron llegando después. Junto a ellos, y alguno más que ya estaba antes como él, abrieron el camino a una etapa gloriosa. Fue parte indispensable del primer Mundial, el de 2006, y de la segunda plata olímpica, la de 2008. También del primer oro europeo en 2009, una de sus cuatro medallas continentales: “Me he ido encontrando con una serie de entrenadores y jugadores. Pepu, Sergio, Marc, Pau, Navarro... También de árbitros, que siempre he tenido una relación muy extraña con ellos, pero que hoy a alguno los cuento entre mis mejores amigos”.

En clubes, y después de dar sus primeros pasos en el Baskonia (con una Recopa y una Copa incluidas), se convirtió en un jugador dominante a nivel europeo en la Benneton de Treviso, con los que jugó dos Final Four de la Euroliga (2002 y 2003). También llevó al Unicaja a la final a cuatro en 2006, en la época más brillante del club andaluz, con el que ganó una Copa del Rey y una Liga ACB, siendo MVP en ambos casos. Sólo dejó Málaga para probar suerte en la NBA, en los Raptors de su amigo Calderón. Una lesión de tobillo cortó una progresión inicial más que notable y en su vuelta a Europa le dio tiempo a pasar por el Khimki, el Real Madrid y, una vez más el Unicaja, donde se retiró en 2012 como una leyenda del baloncesto español. Desde hoy, una más en el firmamento del Hall of Fame.

Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del día, la agenda con la última hora de los eventos deportivos más importantes, las imágenes más destacadas, la opinión de las mejores firmas de AS, reportajes, vídeos, y algo de humor de vez en cuando.