Francia se olvida de jugar
Georgia no estaba muerta, estaba de parranda. La derrota ante Bosnia despistó a muchos. A Francia, la primera. Eliminación sorprendente de los de Fauthoux.


Si bien hay explicaciones para el nivel tan bajo desplegado por Francia en este EuroBasket, no son válidas para caer en octavos de final frente a una Georgia que venía de pasar por los pelos la fase de grupos. Ya se sabe, aquella derrota con Bosnia le dejó a merced de una España que en eso de dar la talla tampoco puede alardear. El enfrentamiento directo con la Selección de Scariolo, aquel de la primera jornada, le valió a los de Dzikic acceder a las rondas de eliminación. Y lo han aprovechado. Menudos son. Tenían guardada alguna sorpresa en la recámara y con ella han dado la campanada, una de varias, del torneo. Francia, por su parte, confirma la decepción elevándola de potencia. la aún vigente subcampeona también finaliza su trayectoria con malas caras, decisiones a tomar y muchas preguntas. La nueva hornada gala, de momento, no es como la generación de Parker, Diaw, Pietrus y demás; de hecho, falta un trecho.
En Riga volvieron las expresiones de asombro al comprobar que Francia no podía, en gran parte del encuentro, con Georgia. Así se derivó en un 70-80 absolutamente justo para lo percibido. Frédéric Fauthoux, entrenador que se estrenaba en un gran campeonato, se la pega con una plantilla que un día más volvió a abusar del triple (6/36, 17%) y no supo poner coto ni por dentro -clase alta- ni por fuera -clase media- a lo que el rival proponía en ataque. La superioridad física de los azules quedó para otro día y los georgianos, con mucho más querer, vencieron. Se medirán con Finlandia, la otra sorpresa, en cuartos el próximo miércoles.
Francia se presentó a esta competencia con bajas en el juego interior que hacían que se dudara de cómo responderían en los partidos importantes. Poirier, Wembanyama, Gobert y Lessort no se apuntaron por diversas razones. Cuando el balón se había puesto en juego, otro de los NBA de los que gozan, Alex Sarr, se perdió por el camino por otra lesión. Así el poder quedaba reducido. Pero claro, catalogar la cita de Georgia como una grande más allá de que hablemos de unos octavos de final es inflarla de más. El deber de ganar no se ha traducido en nada más que apatía, flojera y un bajón por el que se van a pedir responsabilidades en el país vecino.
Ya conocemos las bondades de Georgia en el juego interior: Shengelia, nuevo fichaje del Barça; Shermadini, MVP de la ACB en dos ocasiones; Bitadze y Mamukelashvili, dos que juegan en Estados Unidos. Igualmente cuentan con uno de esos fichajes servidos vía pasaporte, Kamar Baldwin, ya ex del Baskonia y próximo jugador del Bayern, que no está en ese mismo nivel. Bueno, pues funcionaron los unos y los otros. Toko y el mencionado base aportaron 24 tantos cada uno a la cuenta, Sandro aportó otros 14. Entre esto y atinar para crearse tiros sencillos, manejando el acierto en márgenes con los que meter miedo a una señora Francia, la ventaja la llevaron ellos la mayor parte de la jornada.
Georgia había ofrecido dudas al perder con Bosnia y dejar los deberes sin hacer. Es, de todos modos, peligrosa desde hace más de diez años, con actores en escenarios de buena crítica. Días buenos y días malos. Hoy tocó el mejor. Cuando Francia sube el ritmo en defensa, peligro a la vista; este domingo resultó al contrario, no acertaron a reducir el acierto de Sakartvelo y además no igualaron las fuerzas con contragolpes o penetraciones rápidas. El libreto de Fauthoux quedó anulado al verse en semejantes problemas, tirando por tierra el plan de partido, y el cierre del mismo pintó a despropósito. Vaya castañazo para un plantel joven que quería dar un golpe en la mesa.
Los que acabaron con mayor puntaje, Shengelia y Baldwin, empezaron a picar piedra desde los minutos iniciales. Yabusele asumía la responsabilidad que le da la experiencia. Con empate a 16, el margen aumentó de nuevo con Kamar dando cátedra y Burjanadze acertando de tres. Siete de ventaja navegando por el segundo cuarto, pero clavados en los 33 durante cuatro minutos hasta que Baldwin reactivó el casillero con cinco tantos. Lo contario, al volver del vestuario. Los cuatro en blanco los firmó Francia. Y empezaban los temblores en el cuerpo. Las rotaciones de Dzikic daban en el clavo. Quedaba aguantar un último cuarto. Jaiteh (Dubái), el único pívot sano que les queda, intentó absorber parte del juego en los dos lados e impulsar a Francia. Sí, sin carreras y sin sorpresas. Los que las debían dar estaban parados. Maledon, nueva ilusión del Madrid, erró cinco de seis tiros en otro día decepcionante; Cabarrot, seis minutos; Francisco, diez fallos de tres intentos; Coulibaly ni anotó. Okobo, con siete puntos, asumió galones que los más jóvenes repelían. La distancia se mantenía y entonces cayeron todas las torres. Francia, con tiros sin sentido, dejó en bandeja el triunfo a Georgia, que se limitó en los últimos compases a templar gaitas y encestar de uno a uno para sumar ochenta. Así se dio el golpe.
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