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EUROBASKET 2022

El penúltimo truco de Scariolo

El seleccionador, rodeado de un grupo de ayudantes de nivel, vuelve a fabricar en tiempo récord un equipo de autor como en el Mundial. Contra Lituania utilizó cinco defensas diferentes.

Spain coach Sergio Scariolo reacts as Jaime Pradilla looks on.
IRAKLI GEDENIDZEREUTERS

Lituania sufrió en sus carnes el sábado el penúltimo truco de Sergio Scariolo (1-4-1961, Brescia), el entrenador que hace tiempo viró en maestro. Rodeado de un equipo técnico de confianza que lideran Luis Guil (el señor que verán dar instrucciones cuando la Selección defiende y que compagina el cargo con el de entrenador en el Shiga Lakestars de Japón), Ángel Sánchez Cañete (eterno ayudante del Unicaja) y Víctor García (Gran Canaria); y del que también forman parte Manuel Aller, Jorge Lorenzo y Salva Camps, escudriñó en las debilidades del rival, con quien ya había jugado dos veces este verano, para desgastarla hasta dejarla sin soluciones.

España utilizó este sábado en el Mercedes Arena hasta cinco combinaciones distintas en defensa: individual, zona 1-2-2 después de saque de banda, zona 2-3 después de saque de fondo, individual con dos contra una cuando recibía Valanciunas y, finalmente, el toque de gracia, una defensa de caja y uno que recordó a la que utilizó contra Australia en la semifinal del Mundial. Una variante que, como admiten algunos expertos, se utiliza menos estos días en el baloncesto moderno, pero que terminó de cegar a los lituanos, que se metían en la boca del lobo cada vez que la atacaban. La exhibición táctica defensiva del italiano fue de época. La guinda, ofensiva, fue inventarse a Brown como escolta en la prórroga para terminar de desarmar a los bálticos. “Esto no es decir me toca Lituania y me pongo a preparar defensas. Esto viene de mucho más atrás”, explica un miembro del equipo técnico de la Selección.

El penúltimo truco de Scariolo

La construcción de un equipo

Pero más allá de las defensas, el mérito de Scariolo es haber construido en tiempo récord un equipo capaz de competir en este Eurobasket y, sobre todo, haber hecho llegar a sus jugadores su mensaje, ser creíble. Scariolo tiene un plan y sus jugadores le siguen a pies juntillas. Esta vez, la misión se antojaba casi imposible porque no sólo se trataba de pasar página de la era Gasol, ni siquiera de hacer frente a la terrible baja de Ricky, a la retirada de Sergio Rodríguez, a las bajas de los Abalde, Abrines y la no disponibilidad de Mirotic. Había que mezclar al bloque de las Ventanas con Willy, Juancho, Garuba, Lorenzo Brown o el mismo Rudy, que han trabajado menos en esa idea.

El último bajonazo fue la lesión de Llull en el partido de Pamplona. A una semana del comienzo del Eurobasket, Scariolo tenía que darle una vuelta al plan y volver sobre sus pasos. Encontrar una nueva idea para el equipo, darle un sentido. Sin otro de los jugadores de talento de la Selección, el italiano decidió que el equipo debía ir a una “guerra de guerrillas”. España sólo se podía hacer fuerte desde atrás. De ahí la llamada del presidente de la FEB, Jorge Garbajosa a Antonio Jesús López Nieto, presidente del Unicaja, para pedirle a Alberto Díaz, que había sido cortado a la primera, cuando la idea del equipo era otra. Alberto encajaba como un guante en la idea de equipo que Scariolo y la FEB se imaginaron cuando casi ya no había tiempo de darle una vuelta. Y ha funcionado.

Si la obligación de un entrenador es exprimir todo el talento de su equipo, Scariolo ha vuelto a lograrlo como en el Mundial de China de 2019, con la diferencia de que entonces había dos jugadores del nivel Ricky y Marc, con los que cualquier ejecución de un plan resulta más sencilla. Tres años después, y a las puertas de los cuartos de final del Eurobasket, el seleccionador ha logrado cuadrar al equipo y ha conseguido que cada jugador sepa su rol y lo interpreta de la mejor manera que pueda. Eso genera armonía. Sea a través del legado de los anteriores, o de nuevos valores de los jóvenes, esta España rookie también ha conseguido tener una identidad. Lo puede lograr o no, pero tiene una idea en la que creer y sabe la dirección del éxito. Nada mejor puede decirse de un entrenador. Scariolo, no obstante, todavía se guarda un as en la manga. Quiere más.