Pesic, el genio de los banquillos europeos
El entrenador serbio (Novi Sad, 1949) ha ganado dos Eurobasket y dio al Barcelona su primera Euroliga en 2003. Estudiantes y Joventut, también premiados.

Hablar de Svetislav Pesic es hacerlo de parte de la historia más importante de los banquillos europeos desde hace más de tres décadas. Un personaje sin el que no se entendería el baloncesto del Viejo Continente en todo este tiempo. Alguien que ganó la Copa de Europa como jugador (con el Bosna Sarajevo en 1979), pero que se convertiría en leyenda como entrenador. Y es en esa categoría en la entra en el Hall of Fame del baloncesto español: “Ser parte de una Liga tan bien organizada y competitiva como la ACB es una motivación para todos los entrenadores del mundo. Fui entrenador en Girona, Valencia y Barcelona. Todos estos equipos y jugadores quedan en mi memoria y en mi corazón”.
Pesic pasa a formar parte de un grupo de auténtico lujo que representa lo mejor que se ha hecho en los banquillos de nuestro país: Díaz-Miguel, Ferrándiz, Aíto, Lolo Sainz, Maljkovic, Pepu... A todos ellos y a algunos más los acompaña a partir de ahora el técnico serbio, que hizo de la Liga ACB su segunda casa. Pasó por Girona (206-07), Valencia (2010-11) y, sobre todo, por Barcelona en dos etapas (2002-04 y 2018-20). En el club azulgrana seis títulos: las Ligas de 2003 y 2004, las Copas de 2003, 2018 y 2019 y, por supuesto, la Euroliga de 2003, la primera en la historia de la entidad.
Ese título le convirtió en una de las pocas personas en ser campeona de Europa de clubes dentro y fuera de la cancha. Pero también a nivel de selecciones ha dejado una huella imborrable. Empezando por el Mundial junior de 1987, dirigiendo a una de las generaciones más importantes de la historia de Yugoslavia. Después, en categoría absoluta, ganó dos Eurobaskets, con Alemania en 1993 y con Yugoslavia en 2001, para al año siguiente levantar el título de campeón del mundo con su país. El año pasado logró el último reconocimiento que le faltaba a nivel internacional: una medalla olímpica, la de bronce, con Serbia.
“El baloncesto ha cambiado mucho. Lo único que no ha cambiado es que los jugadores buscan a alguien de confianza. Esa persona es el entrenador”. Palabras de alguien indispensable en el baloncesto europeo y, por supuesto, español.
Movistar Estudiantes: del patio al cielo
Don Antonio Magariños nunca imaginó que su niño, que su Club Baloncesto Estudiantes llegaría tan lejos. Nunca fue su objetivo que un simple equipo de patio de colegio se sentara en la misa mesa que las grandes estrellas del baloncesto español. Pero aquí está. En lo más alto del firmamento 77 años después de forjar un proyecto para formar personas, fomentar la disciplina, la camadería y la forma física entre las aúlas del Ramiro de Maeztu.
“Infinitas gracias. Es un honor formar parte de este club junto con todos los premiados, pero, sobre todo, con el Joventut con el que compartimos muchos paralelismos”, dijo Ignacio Triana, presidente del Movistar Estudiantes, durante el acto de acceso al Hall of Fame de la FEB en colaboración con el diario AS.
La vida del Estu es la vida del baloncesto español. Los números lo avalan. Padre fundador tanto de la Liga Nacional (1956-1983) como de la ACB (1983), los ramireños disputaron 65 temporadas seguidas, 1.991 partidos y 1.020 victorias (quintos en el ránking histórico en ambas categorías) en la élite antes de caer al infierno de la LEB Oro (ahora Primera FEB) en 2021 tras salvarse de la quema previamente en tres ocasiones en los despachos.
Un largo caminar en el que se han embolsado tres Copas del Rey (1963, 1992 y 2000) y tres Copas Princesa (1986, 2022 y 2024). Y que lo ha llevado a viajar por Europa hasta alcanzar la Final Four de la Euroliga en Estambul en 1992, la de la FIBA Cup en Girona en 2007 y la final de la Korac en 1999.
“La foto del baloncesto español no se entendería sin el Joventut y el Estu. Somos un equipo de patio de colegio y seguiremos siéndolo”, continuó el mandatario de un club con una cantera inclusiva infinita con más de 2.000 niños y niñas, y con la convicción absoluta que sus dos buques insignias, el sénior masculino y el femenino deben estar al mismo nivel. Sin diferenciación. Porque los ramireños son grandes simplemente por su lucha en la cancha, sino también por su fuerza social fuera de ella. Eso hace al Estudiantes aún más grande.
La cuna del baloncesto
El Joventut no es un simple club de baloncesto. Es un todo en sí mismo. Es el motor deportivo de Badalona, una ciudad que no se entiende sin su Penya. También es una de las grandes turbinas del baloncesto español, por su casi 100 años de historia (fundado en 1930) y por su inacabable cantera. Para muestra un botón: en 2015, por ejemplo, el 20 por ciento de los jugadores de la Liga Endesa formados en España se habían criado en las categorías inferiores del club verdinegro. Y dos en la selección campeona del mundo en 2006. Porque le preguntes a quien preguntes, hables con quien hables, todos en Badalona contestan lo mismo: el Joventut es su cantera.
Una de la que han salido jugadores de todo talla y condición. Figuras reconocidas en la NBA como Ricky Rubio; y en la Euroliga como Rudy Fernández, que atesora tres cetros continentales. Uno ha conquistado la Penya, en 1994, con siete de sus diez jugadores surgidos de la cantera: Jordi Villacampa, los hermanos Jofresa, Rafa y Tòmas... y Juanan Morales: “Gracias por pensar a un club cantera. Vivimos tiempos complicados por la competencia del baloncesto universitarios, de los derechos NIL. Me hace especial ilusión que el Joventut entre en la misma promoción que Rudy y Villacampa”, dijo el exjugador y actual presidente del club durante el acto de acceso al Hall of Fame de la FEB en colaboración con el diario AS.
“No tenemos sentido sin la cantera. Es lo que nos ha definido en los grandes momentos, pero también en los malos”, continuó el mandatario de una institución que, junto al Madrid, es la única que ha disputado todas las temporadas, 68, en la élite el baloncesto nacional y que acumula en sus vitrinas un total de 22 títulos: cuatro Ligas, ochos Copas, dos Koracs, una Eurocup, una FIBA Eurocup, dos Supercopas, tres Copas del Príncipe más la mencionada Euroliga de 1994.
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