Cumpleaños muy feliz para el Movistar Estudiantes
Los colegiales celebraron su 75 aniversario con una buena victoria sobre el IGC Lleida. Precioso homenaje a las grandes leyendas del club.
Toda buena fiesta merece un gran regalo. Y la del Movistar Estudiantes, en su 75 aniversario de historia, no iba a ser para menos. Los colegiales ganaron al IGC Lleida (94-75) en un precioso encuentro que estuvo precedido por el homenaje a las grandes leyendas del club, de ahora y siempre, como Nacho Azofra, Pedro Rodríguez, Vicente Ramos, Héctor Perotas… Uno a uno fueron saliendo, como en su época de pantalones cortes y camisetas de tirantes, entre la ovación de un respetable que lleno a reventar el WiZink Center para saludar a los, a sus, toreros como en los viejos y buenos tiempos. “75 años sufriendo y gozando”, se podía leer en la pancarta desplegada por la Demencia, la hinchada más icónica de los colegiales. Y como se sufrió. Si no no es divertido. Fue un día más en la oficina.
Fueron los prolegómenos de una batalla por la parte alta de la tabla, que llama al Estudiantes tras la derrota del Zunder Palencia, que aún hace creer en el primero puesto: está lejos, a dos victorias, pero no inalcanzable con toda la segunda vuelta todavía por delante. Fue el aperitivo de un duelo que los ramireños tenían señalado en rojo por la fuerza del rival, uno de esos grandes que tanto se han resistido en el Palacio esta temporada, y por el duelo de ida, derrota por 30 puntos para los madrileños en el alba del curso.
Todo pintaba a gran partido, en definitiva. Emocionante, intenso. Y no falló en la primera mitad. Golpes y más golpes entre estudiantiles e ilerdenses con los primeros siempre por delante a excepción de ese 3-8 de arranque, con el que los visitantes mostraron dientes y amagaron con demarrar pronto el encuentro… pero no iba a ser. Sin Larsen ni Atencia, y Danny Agbelese como espectador (lo que da un valor aún mayor a la victoria), Javi Rodríguez se inventó a Héctor Alderete en defensa sobre Juani Marcos, el eléctrico base argentino, y en ataque desde la esquina (dos triples para iniciar) para frenar la inercia catalana y, poco a poco, tomar el control con un parcial de 16-2 (19-10) rematado por Leimanis desde el perímetro. Y con Jawara encontrando siempre el hueco, el pase y el momento perfecto en ataque.
Pero este Lleida no se amilana. Guerreros, veloces en el movimiento con y sin balón y de mucha calidad, los catalanes son un incordio. Disparan antes de preguntar y no permiten relajarte ni un segundo. Carrera es su brazo ejecutor, con muy poco hace mucho: 8 puntos y 5 rebotes en sus primeros 15 minutos; 22 tantos y 10 capturas para 31 de valoración al final… y encontronazos con rivales y aficionados, sobre todo, cuando se tuvo que ir al vestuario por cinco faltas antes de cerrar el partido.
Rodríguez trató de limitarlo con Smith y muchas ayudas, lo que provocaba algún desajuste en defensa (cuando la manta tapa la cabeza, deja los pies sin abrigo). Los brazos y piernas del venezolano permitían que los ilerdenses no se descolgaran, sobre todo, gracias al rebote ofensivo: 7 hasta un descanso a donde los colegiales llegaron por delante (42-33) gracias a un 2+1 de malabarista de Jorgensen.
En ese entretiempo, más fiestas, con vídeos de jugadores como Darío Brizuela, Juancho Hernangómez, Édgar Vicedo, Jaime Fernández, María Conde… Un largo y nutrido de antiguos héroes del Estudiantes, que trata de volver a la élite lo antes posible para que estos 75 años se conviertan en 100.
Los colegiales parecían tener la victoria más o menos segura a la vuelta de vestuarios con el +11 puesto por Smith, que se fajo a las mil maravillas con Carrera, nada más empezar la segunda parte. Una renta que se convirtió en un +15 (63-48, min. 27) por la insistencia de Leimanis y la de Domínguez. Parecía que sí, pero no. Nada es seguro en la casa estudiantil. El Lleida tiró de presión arriba, de aprovecharse de los desajustes que permitía Carrera y, claro, de la mano del venezolano. Entre él y Marco desde el triple llenaron de temor a la grada (73-69). La reacción de Rodríguez fue inmediata: tiempo muerto sanador del que se volvió con un parcial de 15-3 (88-72) empujado por dos triples milagrosos de Adams Sola. Final feliz, con los jugadores en media pista cantando Soy, del Estudiantes soy y vuelta al ruedo. Pues eso, como en los buenos y viejos tiempos.