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EUROBASKET | ESPAÑA 76 - GRECIA 60

Casas: “Todas éramos de Montenegro”

Queralt Casas, Cristina Ouviña y Miguel Méndez cuentan cómo vivió la Selección las horas previas al trascendental duelo ante Grecia.

Las jugadoras de la Selección celebran la victoria ante Grecia y el pase a los cuartos de final del Eurobasket.
ABIR SULTANEFE

Entre el Letonia-Montenegro y el España-Grecia, los dos últimos partidos del grupo A, había una diferencia de ocho horas. Así que la Selección sabía cuáles eran sus opciones, qué debía hacer en su duelo contra las helenas y era un cara o cruz: la derrota de las bálticas, que pasaron del cielo al infierno, del primer puesto a la eliminación del Eurobasket en cuatro días, dejaba al equipo entre la espada y la pared, era ganar para ser líder y pasar directo a cuartos o caer y hacer las maletas de vuelta a casa. Sin término medio. Y, claro, había mucho tiempo para pensar en ello.

El partido entre las letonas y las montenegrinas pilló a las chicas de Miguel Méndez entre el entrenamiento de la mañana y la vuelta al hotel en el autobús para el almuerzo y descansar antes de poner rumbo al Shlomo Group Arena, la casa de los grupo A (España) y B durante esta primera fase en Tel Aviv (Israel).

El resultado, la zona 2-3 y la explosión de Mack para las ‘Damas Rojas’, iba conociéndose a cuentagotas entre la plantilla y el cuerpo técnico español. “Lo único que nos dijo Miguel (Méndez) es que estuviéramos ‘focus’ en nosotras, que no mirásemos al resto de rivales. Todo era nosotras, nosotras, nosotras”, cuenta Queralt Casas a AS. “Pero estábamos en el bus de vuelta (del entrenamientos), sin gritar, en la parte trasera para que él no nos oyera animar a Montenegro. Todas éramos de Montenegro”.

La escolta de la Selección fue una de las heroínas en la victoria frente a Grecia. Apiló 14 de sus 16 puntos a caballo entre el tercer y último cuarto, un ritmo demoledor para las helenas. Un enfrentamiento, que conociendo la caída de Letonia, era un “todo o nada”. “Pero confiábamos en nosotras”, continúa. “Todas tenemos el rol muy claro. Sabemos quién está en racha, buscamos la mejor opciones y eso es lo que hace que sea tan difícil defendernos. Quizá no haya una estrella, pero todas somos muy buenas y aportamos lo nuestro”.

Antes de nuestro partido, en la charla previa, dijimos que daba igual (el resultado de Letonia), que teníamos que ir a por la victoria, que solo debíamos focalizarnos en nosotras mismas”, asegura Cristina Ouviña, otra de las protagonistas de la clasificación con su irrupción en el segundo periodo. Y también del momento divertido de la previa, el que relajó toda la tensión que había en el ambiente. La zaragozana, la primera en saludar a sus compañeras durante la presentación de las jugadoras antes de los himnos, se equivocó en la salida: empezó a chocar las manos a la carrera cuando era Grecia la que comenzaba ese ritual. Risas, un poco de vergüenza para la protagonista, y palabras de ánimo y de cierta chanza de Méndez. “Ahora, sí”, parecía decir cuando le tocó de verdad.

Si las jugadoras vivieron con tensión las horas previas, no las sintió de manera diferente Méndez. El entrenador, que lo ha vivido todo y que tiene un palmarés envidiable (tres Euroligas con el Ekaterimburgo, tuvo un lapsus antes de la comida. “Metí la pata un poco cuando quise darles una charla de ánimo, de dejar claro lo que queríamos y dije: ‘mañana volamos para casa’ en vez de decirles que volábamos para Liubliana. No me lo tuvieron en cuenta”, reveló. “Hemos tenido todo muy claro: era lo que me transmitieron ellas en el bus de vuelta del entrenamiento y luego cuando hablamos antes de comer”. Nervios, errores graciosos y un resultado maravilloso. España avanza.