Israel participará en el Eurobasket mientras las fuerzas militares de su país atacan Gaza. Una ofensiva que dio comienzo el pasado 7 de octubre de 2023 cuando el grupo terrorista Hamás asesinó a 1.400 personas y secuestró a otras 250.

Desde ese día, el ejército hebreo ha sembrado el infierno en territorio palestino. Según las últimas cifras, el número total de muertos en la Franja es de 62.744. 18.000 de ellos son niños. Desde octubre de 2023, 300 personas han muerto por desnutrición (112 niños).

Es, según han concluido las oenegés israelíes B’Tselem y Médicos por los derechos humanos, un genocidio. Francesca Albanese, relatora especial de la ONU para Cisjordania y Gaza, Amnistía Internacional y Human Rights Watch han llegado a la misma conclusión. El israelí Omer Bartov, profesor de la Universidad de Brown y uno de los mayores expertos en estudios sobre genocidio y derecho internacional, opina igual.

Un escenario de muerte y de destrucción que no ha impedido a Israel, a sus selecciones, clubes y deportistas continuar compitiendo a escala internacional. Aunque sus duelos como locales han sido en terreno neutral por seguridad: el Maccabi Tel Aviv ha jugado en Belgrado (Serbia) sus partidos de la Euroliga y el Hapoel Tel Aviv, en Samokov (Bulgaria), los de la Eurocup. Las medidas de protección como visitantes eran excepcionales.

La negativa de participación sí se aplicó a todo el deporte ruso cuando el país invadió Ucrania en febrero de 2022. Este doble rasero ha impedido a Rusia estar en el Eurobasket. A Israel, no, después de jugar como local las Ventanas de clasificación en Riga (Letonia) a puerta cerrada y con un alto despliegue de seguridad que continuará en el torneo continental.

El medio Israel Hayom señala que el Servicio General de Seguridad de Israel e Interpol trabajan en colaboración con las fuerzas del orden de Polonia para garantizar la seguridad de los jugadores y del resto del personal de la expedición.

Los internacionales han recibido instrucciones para mantener ocultos los símbolos nacionales siempre que sea posible y tener un perfil bajo en público en un país donde muchos judíos fueron exterminados en el Holocausto. Auschwitz, el mayor centro de exterminio nazi, donde murieron cerca de un millón de judíos, se encuentra a 40 kilómetros de Katowice, su sede en el Eurobasket.

La preparación para el campeonato ha sido complicada para Israel, que ha tenido dificultades para montar amistosos porque muchas federaciones no querían que esos partidos se interpretasen como una postura política a favor del país de Oriente Próximo.

Las categorías inferiores no se han salvado del conflicto bélico. En el Mundial Sub-19 masculino, Jordania se negó a jugar contra ellos y perdió el partido por 20-0. La Federación del país asiático envió una solicitud oficial a FIBA para no jugar “de acuerdo con nuestros firmes principios y posiciones en tales circunstancias”.

La atmósfera, sin embargo, ya venía cargada antes del aterrizaje de la selección israelí en Polonia por el fútbol. Hace apenas diez días, el Maccabi Haifa disputó un partido de la fase de clasificación de la UEFA Conference League ante el Rakow Czestochowa polaco en Debrecen (Hungría).

Durante el mismo, varios aficionados del equipo hebreo desplegaron una pancarta en la que se podía leer Asesinos desde 1939 en referencia a la participación de ciudadanos polacos en la persecución y muerte de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Karol Nawrocki, presidente del país centroeuropeo, calificó el gesto como “un acto de flagrante estupidez indescriptible”. Tras el encuentro, un autobús con aficionados del equipo israelí fue apedreado sin que hubiera heridos.

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