Álex Mumbrú no ha participado en los actos de celebración del Eurobasket que han tenido lugar en Alemania al regresar la selección germana a su país. El motivo, según informa José Ignacio Huguet en Mundo Deportivo, era hacerse cuanto antes un chequeo para comprobar su verdadero estado de salud tras sufrir una pancreatitits un día antes del comienzo del Eurobasket. El periodista explica que los médicos han decidido ingresarle inmediatamente en un hospital de Barcelona, en el que estará al menos dos semanas antes de someterse a una intervención quirúrgica para extirparle la vesícula. Según Huguet, los médicos han atendido al técnico se han sorprendido de cómo pudo aguantar los últimos días del torneo teniendo en cuenta su estado.

“En los últimos días me di cuenta de que no estaba físicamente preparado para entrenar al equipo durante los partidos. Decidí cambiar las funciones dentro del cuerpo técnico y darle a Alan la responsabilidad de dirigir los partidos”. Son las palabras de Álex Mumbrú, unas que definen perfectamente lo que el entrenador ha vivido en el Eurobasket. Uno que ha finalizado de una forma dulce, con un oro que permite a Alemania convertirse en la selección del momento tras ganar el torneo continental y ser al mismo tiempo campeona del mundo.

Mumbrú (46 años) fue hospitalizado y se perdió el inicio del Eurobasket. La federación alemana dio la noticia el pasado 26 de agosto y el entrenador español no estuvo al principio del torneo. El exjugador ingresó el lunes 25 como medida de precaución tras una infección aguda. El técnico regresó al banquillo para los octavos de final, en los que Alemania derrotó a Portugal. Sin embargo, antes de los cuartos cedió las funciones de entrenador principal a su ya mencionado asistente Alan Ibrahimagic, quien ya lo había sustituido en Finlandia.

Desde entonces, fue Ibrahimagic el que asumió las funciones principales y al que se le vio de pie durante los partidos posteriores, aunque Mumbrú estuvo en todo momento presente. Sentado como asistente, participó en todo momento en la dirección de los encuentros y se le vio hablando en los tiempos muertos, con un papel que fue muy grande en los cuartos frente a Eslovenia, probablemente el desafío más complicado que tuvieron los germanos, desafiados por un Luka Doncic que acabó hincando la rodilla ante la mejor selección del mundo y también, por qué no decirlo, ante un polémico arbitraje.

Las cosas han acabado saliendo bien para Alemania en lo que ha sido un buen final para un Mumbrú que ha pasado una auténtica agonía, llegando a perder hasta 7 kilos en el torneo. Al entrenador se le ha visto demacrado y muy delgado, pero también exultante tras el incuestionable éxito de su equipo. Un bálsamo tras días muy complicados para un hombre que coleccionó una ristra interminable de títulos como jugador, especialmente con la Selección española (campeón del mundo y de Europa, además de subcampeón olímpico) y que ya ha pasado por los banquillos del Bilbao y del Valencia antes de recalar con los germanos, con los que ha tocado el cielo y ha logrado su primer gran éxito en los banquillos. Ahora le toca recuperarse de verdad.

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