Alemania devora a Antetokounmpo

Una Alemania volcánica devoró a Giannis Antetokounmpo y, después de una segunda parte salvaje, con un tercer cuarto en el que aplastó a Grecia con un parcial de 26-10, regresó a las semifinales de un Eurobasket 17 años después. Alemania será el rival de España en las semifinales del próximo viernes. Después de una primera parte antológica en la que resultó incontenible, con 19 puntos, ocho rebotes y cinco asistencias, Anteto no tuvo piernas ni brazos para tantos alemanes y terminó frustrado, cometiendo dos antideportivas que le descalificaron del partido en el minuto 35. Pese a que poco después Schroder también enfiló el camino del vestuario por dos técnicas, Alemania dio el partido por ganado y Grecia por perdido en cuanto Giannis se esfumó. Otra vez, el baloncesto FIBA se le atragantó.

Una camiseta con el dorsal 14 de Dirk Nowitzki cuelga del techo del Mercedes Benz Arena. Debe ser algo así como una inspiración para el ejército de Gordie Herbert, que parece jugar como si estuviese en una misión en la que no vale nada que no sea dignificar el apellido Nowitzki (plata en 2005), ni repetir aquel recordado oro de 1993, también como anfitriona… Nowitzki, con un aspecto impecable, observa el partido desde el puesto de comentarista. Le gusta lo que ve. Alemania es una selección que se bate el cobre, con pívots que no esquivan ni una bala. A pecho descubierto, Daniel Theis coge 16 rebotes, la tercera parte de los de su equipo, y los acompaña con 13 puntos. El ex de los Celtics es un gladiador.

Los roles están bien asignados. Dirige la orquesta el histriónico Dennis Schroder, más maduro ya con 28 años, pero que entiende cada partido como un desafío del que suele salir triunfador. Calathes y Sloukas fueron un juguete en sus manos. Se siente iluminado. Si las defensas se cierran, aparece Andreas Obst, tremendo tirador del Bayern (cinco de siete en triples para un total de 21 puntos). El violín lo toca Franz Wagner, 21 años, jugador con clase de los Orlando Magic que tiene sus momentos de inspiración. Alemania jugó un tercer cuarto de ensueño en el que no sólo rectificó la canasta que Sloukas metió desde el centro del campo antes del descanso (57-61); es que casi resolvió el partido. Mientras los alemanes mantuvieron su ritmo de anotación, los helenos se fueron cayendo. Itoudis no ha terminado de cuadrar el equipo. Siempre a servicio de Antetokounmpo, el plan sólo puede salir si el solista no falla ningún día. Y los alemanes se tiraron como lobos a por la estrella hasta que la hicieron caer. La marcha de Giannis, como la de Jokic, deja a Doncic, tocado por cierto en uno de sus tobillos, como el único superviviente del big-three del Eurobasket con permiso de Schroder y el mismo Gobert.

El final del partido fue la foto del deporte. Los Antetokounmpo, alguno de ellos entre lágrimas, despidiéndose de su gente. Schroder, jugando al baloncesto con su hijo en la pista. Esperando la próxima batalla: España.