Fiesta del Bilbao Basket en su partido 600 en la ACB
A falta de la finura ofensiva de la jornada anterior, tiró de oficio para ganar en Zaragoza, donde no pudo hacerlo el Madrid.
El Bilbao Basket celebró su partido 600 en la ACB con una gran victoria en el Príncipe Felipe, allí donde cayó todo un Real Madrid. Los ‘hombres de negro’ rompieron una sequía de casi dos meses sin ganar fuera y vuelven a coger una dinámica positiva. Ponsarnau, pitado en la presentación, se tomó su particular revancha tras ser destituido el año pasado en la ciudad del Pilar. Hakanson se cayó a última hora por problemas musculares. Andersson y Kyser, en el día de su 31 cumpleaños, fueron los mejores en un pulso que empezó con un atasco monumental: 10-5 en el primer cuarto. Frente a la finura ofensiva de la jornada precedente ante el Fuenlabrada, esta vez se trataba de imponer el oficio en medio de la espesura. Con defensa, disciplina y orden se sacan estos trabajos. Será mérito de esta gente empequeñecer a los rivales, al conjunto madrileño a base de récords y al Zaragoza cortándole de cuajo la escalada que estaba llevando de la mano de Fisac. Se dinamita el ‘efecto Porfi’. Los 300 aficionados desplazados desde la capital vizcaína lo celebraron por todo lo alto. Queda sofocada la amargura del 0-4 y ahora el equipo vasco hasta se pone en números de Copa. Sufriendo, aprendiendo de los errores y poniendo muy alto el listón de la competitividad casi sabe mejor que con un paseo como el 109-82 ante el Carplus.
Quedarte sin Hakanson, el jugador franquicia, ya no es un dato que encoja a este Bilbao Basket acostumbrado a los mazazos esta temporada. Al contrario, tuvo solidaridad y se agarró al choque con la gente del banquillo. Hizo bueno aquello de que en el país de los ciegos, el tuerto es rey. No fue los Warriors de la época dorada, pero sobresalió ante el nefasto juego completado por su rival, que disputó el peor encuentro de la era Fisac, con unos porcentajes de acierto pobrísimos: 36% en tiros de dos y 22% en triples. Eso sí, la tropa de Ponsarnau empezó muy fría, en un partido muy deslavazado. Dos minutos y 35 segundos sin anotar por parte de ninguno. Jessup inauguró el marcador en medio de un correcalles. Y el Surne no inauguró la cuenta durante seis minutos. Los dos contrincantes se pusieron muy físicos, se olvidaron de las canastas, y el Zaragoza, que venía con la moral por las nubes tras dos victorias seguidas, ante Betis y Madrid, fue el menos malo en ese amanecer, aunque luego se mostró desquiciado e incapaz de anotar de lejos.
RESUMEN
Surne Bilbao (5+25+25+19): Adam Smith (8), Rabaseda (4), Radicevic (7), Sulejmanovic (6), Whithey (9) -cinco inicial- Andersson (10), Reyes (7), Alonso (8), Ubal (3), Kyser (10) y Rosa (2).
Arbitros: Oscar Perea, Jorge Martínez y David Sánchez. Sin excluidos.
Incidencias: partido correspondiente a la novena jornada de Liga disputado en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza ante 5.764 espectadores.
Debutó con el Casademont Zaragoza el jugador estadounidense Chris Wright.
El Surne Bilbao disputó su partido número 600 en ACB
El Bilbao Basket abusaba del bote, apenas circulaba la bola, llevaba uno de 11 en lanzamientos. No encontraba ni las ventajas ni los espacios para generárselas. Así que se propuso crecer desde la defensa, repartirse las responsabilidades y esperar a que alguien encontrara la inspiración. Desde esa labor atrás fue metiéndose en faena. El pírrico 10-5 del final del primer cuarto era para echarse a temblar, unos guarismos impropios de dos conjuntos profesionales de élite. Para el archivo videográfico como una de las peores mangas de la historia de la Liga, un fragmento horripilante. Era difícil hacerlo peor, así que lo que viniera daría alas. No encadenaban dos jugadas con orden ni criterio. La puesta en escena de Reyes y la osadía de Ubal dieron ese punto para romper una velada tediosa. Un 0-9 permitió a los vizcaínos liderar el marcador. Esta vez apenas se vio el ‘milagro’ a Mara, solo un tapón por los cielos. Los rojillos estaban nerviosos y acelerados, y no daban una a derechas.
Andersson puso de todo: dos tapones por aquí, triples, seis rebotitos... una navaja de Albacete. Multiusos y decisión, lo que hacía falta. Kyser también contribuyó a echar el candado en la zona. Metió un 3+1 y los visitantes ya tenían la iniciativa, protegían mejor la pelota ante un rival que ha basado gran parte de su reacción este año en las pérdidas provocadas al contrario. Porfi puso una ‘caja y uno’ con individual sobre Alonso para romper un ritmo que les condenaba. Con Radicevic el Surne juega más ordenado y equilibrado. El trabajo sobre Jessup fue fantástico.
Llegó la fluidez y la paciencia, hasta el 42-55, aunque en varias fases se perdonó la vida al Zaragoza. Ubal cometió un error de principiante encarando a García, eso activó al público y desató una caldera. “Uruguasho, uruguasho”, cantaba la afición visitante. Entonces Smith tiró de galones. El Casademont Zaragoza es un desastre cuando no le salen las cosas; no dio síntomas de reaccionar hasta el final, cuando ya estaba todo perdido, fue demasiado tarde porque el equipo bilbaíno no le permitió completar la remontada. Simanic anotó un gran triple a 1:15 para acabar: 67-70, pero regalaron tres tiros libres a Alonso, que aprovechó dos. Kyser, con un tapón estratosférico a Yusta solventó la papeleta. Este equipo tiene carácter y al fin demuestra que no sólo en Miribilla, también quiere jugar fuera tras los patinazos en Granada, Lugo y Tenerife. Ya está en saldo positivo: 5-4. Ahora, a seguir perfecto en la Champions. Ponsarnau, siempre elegante, esquivó preguntas sobre la pitada: “Algunos han silbado mi nombre. Sigo teniendo un aprecio muy especial a esta ciudad y lo seguiré teniendo. Tengo familia y espero venir muchos años a jugar aquí”. La fiesta bilbaína se desató por todo lo alto. En el autobús de vuelta a casa se colocó un letrero luminoso: ‘Jaumeneta”. Y el capitán Rabaseda gritó a los que le oían: “¡Subid! ¡Subid!”. El vehículo en cuestión circula por buen camino, desde luego.
Fisac: “Tenemos un problema de confianza cuando no nos salen las cosas”
Porfirio Fisac ha señalado tras la derrota que su equipo tiene un problema de confianza cuando no le salen las cosas. “Se toman decisiones pero nos salimos del criterio del baloncesto que queremos hacer y a partir de ahí todo está mas sucio. Hay que llegar a un número de victorias todos juntos y hacerlo todos por el mismo camino”, ha argumentado. Ha explicado que habían empezado el partido “con buen criterio, disciplina y ritmo” pero el grado de acierto había sido “muy malo” y que eso les había quitado la confianza individual. “Estábamos jugando a su ritmo, muy alocados, sin enlazar jugadas con cierto orden y criterio. Hemos metido más triples en los últimos minutos que en el resto partido. El resto acciones nos han mermado por fallar tiros fáciles”, ha analizado.
El preparador del conjunto ‘rojillo’ considera que sus jugadores tienen buena actitud y disposición pero que les cuesta superar que no les salen las cosas bien. Fisac ha explicado que les interesaba un marcador a más puntos y que el bajo grado de acierto que habían tenido no se lo había permitido. “El inicio de partido nos ha lastrado, más que en el resultado en el juego, porque no existía esa dinámica de confianza. Podíamos haber sacado un partido diferente y las posesiones más largas y el control del partido del Bilbao les han dado el partido”, ha valorado.
Ponsarnau: “Hemos atajado la mala racha fuera de casa y esa es la lección”
Ponsarnau, ha señalado que han atajado la mala racha que tenían fuera de casa y que esa era la lección hacia sí mismos. “Hay unos retos importantes. La racha de casa es la más positiva, solo hemos perdido un partido pero fuera no tanto. Hemos atajado esta racha fuera y esa es la gran lección hacia nosotros”, ha explicado. El técnico de “los hombres de negro” ha analizado que el partido había comenzado con ambos equipos muy espesos aunque el Casademont estaba jugando muy físico y mejor mientras que el Bilbao estaba “mal y muy fuera de espacios”.
“Ellos estaban realizando un buen trabajo físico y nosotros no nos encontrábamos. Poco a poco nos hemos metido en el partido gracias a la defensa. Hemos hecho cosas bien atrás y hemos actuado bien sobre Jessup y su penetradores. Teníamos éxitos defensivos porque no hemos tenido muchas pérdidas”, ha valorado. Ponsarnau ha añadido que a pesar de no jugar bien estaban en el partido hasta que apareció su momento gracias a que habían tenido “más fluidez y paciencia” mientras que al conjunto aragonés le había costado mantener el nivel físico en los últimos segundos de posesión. “El equipo ha tenido solidez y agarre y en eso hemos encontrado jugadores que nos han dado ese poso defensivo”, ha comentado.