Europa es un placer

El regreso a La Casilla ocho años después, a ese recinto mítico que vio nacer al Bilbao Basket hace 25 años, que dio cobijo al Águilas, Kas y Caja Bilbao, permaneció envuelto en la nostalgia durante los 40 minutos de juego. Hasta acudió un seguidor con una camiseta del Caja, con el 15 de Kopicki. Desde el homenaje al histórico excapitán Patrik Sáenz de Ugarte ,el primero con el brazalete, hasta el rojo de las camisetas de los chicos de Ponsarnau... los 3.500 aficionados que poblaron el viejo feudo se tiraron un rato largo pellizcándose para reconocer que estaban en 2024. “Me hace un montón de ilusión, más de la que pensaba, volver a esta ‘bombonera’ donde he metido un millón de horas. Me he dejado trozos de cartílago de rodilla en este parqué que tendré que ir recogiendo”, bromeó el pelirrojo alero, que se ríe con que cuenta a sus hijos que allí fu aclamado por la afición hace un cuarto de siglo, pero estos no dan crédito. Militó en el Caja Bilbao y también en el actual club, entre 2000 y 2004. La plantilla legó en transporte público, por la defensa de una ciudad más respirable. En el palco se acomodaron Itxaso Erroteta, concejala de Juventud y Deportes del Ayuntamiento de Bilbao, y Marcos Muro, director de Bilbao Kirolak. En este precioso viaje al pasado, la desproporción de Miribilla quedaba reducida a una esencia en frasco pequeño de su antecesor. Pero lo realmente importante era marcar territorio desde el salto inicial y a ello se aplicaron los ‘hombres de negro’, como aquellos antecesores Marcelinho, Paco Vázquez, Banic... en épocas pretéritas con bailes victoriosos en los primeros pasos por la ACB.

Como el año anterior, da la impresión de que esta primera fase va a ser un paseo absoluto. El curso pasado el Balkan también cayó en la red vizcaína, con una paliza de 59 puntos entre el partido de ida y vuelta, y esta vez salió bien untado con 40, o sea que en tres sesiones se lleva 99 de diferencia. Si instantes antes en Bilbao se había desatado el ‘huracán Kirk’, este pareció querer adentrarse también en el pabellón. Lo principal era olvidar la derrota de Murcia, coger ritmo para el domingo ante el Madrid, guardar fuerzas para esta cita y dar minutos a jugadores del final de la rotación. Y todo se logró, con Rubén Domínguez reclamando más oportunidades. Kullamae también le acompañó como estrellas de la noche.

Esta vez el descartado fue Dragic. Comprensible, para no sobrecargar al esloveno tras la minutada en Murcia y con idea de que esté fresco el domingo en Miribilla ante el Madrid. Para sacarse el amargo sabor de la derrota ante el UCAM, salida a fuego ante el Balkan, un equipo tan voluntarioso como poca cosa en manos de un ACB. Un 8-0 hizo olvidar ya el traspiés ante el subcampeón liguero. No había mucho tiempo para parpadear porque el juego era frenético. Los locales jugaban muy cómodos en ataque, con gente como Domínguez y Sylla disfrutando de minutos, que para eso entre otras muchas razones el club se ha inscrito en el cuarto torneo continental.

Los bilbaínos bajaron un poco su vigilancia defensiva, en este tipo de veladas tan cómodas, el único riesgo puede venir por la lógica relación. Lo aprovechó el conjunto búlgaro para acercarse algo en el marcador. Pero en el primer acto llevaban siete pérdidas que les lastraban mucho. Además, incrementaron algo su defensa física, con muchos chavales en pista, aun a costa de hacer faltas. Los bilbaínos fueron ensanchando la diferencia, que era de 42-29 a 2:47 para el descanso. Rahman puso a funcionar su fusil. Llevaban por entonces un 7/14 en triples, con cinco jugadores anotando desde el arco. El cuadro de Hristov se apoyaba en Ivanov para tratar de erguirse. Al descanso, la diferencia era ya de 15: 44-29.

Un parcial de 0-7 ilusionó a los visitantes: 44-36. Rabaseda acumulaba su quinto parrido sin anotar y el siguiente, ante el Madrid, no parece el más propicio para quebrar esa racha. El Surne había perdió el tono, la agresividad, pero entendió el aviso. Rompió la serie un activo Kullamae. A aquel se le podía echar en cara que no intentaba incidir con los interiores, donde se supone que podían imponer aún más su superioridad. La ventaja no paraba de crecer y en un visto y no visto se fue a +18, con una bandeja en contraataque de Rahkman. A veces la aceleración conducía a la anarquía, al segundo pase lanzaban a canasta sin posición clara.

Nada más arrancar el último acto, el choque ya discurría por 66-46. Rahkman lanzó y anotó un triplazo tras recibir la pelota arriba y sin bajarla. Los 20 puntos de Murcia y los 15 de Europe Cup dan ya una idea de que es un jugador que encaja en lo que se buscaba de él: buen anotador desde la distancia y con recursos para generarse sus tiros. Con 74-50 el Surne plasmaba un 10 de 24 en triples. Los búlgaros se quedaron anclados en el 50 y a los de Ponsarnau les salía todo, hasta un tripe de Kullamae que repelió el aro, dio en el canto arriba y se coló en la cesta: 81-50. Hasta que anotó Grozev para acabar con la sequía.

La duda era entonces si se superaría la mayor paliza a favor del equipo, aquel estratosférico 106-58 ante el Caledonia Gladiators de la campaña pasada. Pero tenía que poner algo de su parte el Balkan y empezó a alargar sus ataques para no sufrir semejante castigo. Tampoco es el Surne un equipo de hacer sangre o de no comportarse con elegancia, jugando al plan Globetrotters en este tipo de citas. Ponsarnau pudo experimentar con diferentes cincos y para que no se dejaran ir, puso una presión a toda pista cerca de la conclusión. Los cincos pudieron descansar y Sylla, el último que se incorporó en pretemporada, aprovechó para coger buenas sensaciones como referencia interior. La diferencia quedó establecida en 40: 95-55. Todo fue bonito y rápido. Un asunto a gran velocidad, algo más de hora y media de baloncesto, pocas veces visto en ACB. Y el colofón ilustrativo: taponazo de Sylla a Reeves en un tiro lejano sobre la bocina. Se lo pasaron pipa: 26 asistencias para disfrute general. Los 25 años le sientan muy bien a este Bilbao Basket. La gente respondió, pese a que diluviaba una hora antes del choque y el agua invitaba a quedarse en casa. La Casilla sigue con su eterna fuerza de talismán. Recuperó la memoria y las caras de felicidad en la platea. “Mola”, como dice Ponsarnau, y a veces da gusto escuchar “música de carrozas”. La veteranía al poder.

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Ponsarnau: “Ya estamos pensando en el partido contra el Real Madrid”

Ponsarnau aseguró que ya están pensando en el partido de la Liga Endesa del próximo domingo en Miribilla frente al Real Madrid. “Tenemos que hacer nuestro partido, hacer las cosas que nos hacen competitivos, pero desde el compromiso colectivo”, señaló el técnico ilerdense sobre el choque frente al equipo blanco después de mostrar su satisfacción por “el tono y la mentalidad” exhibida por sus jugadores.

“La FIBA Europe Cup tiene un doble objetivo para nosotros. Primero competirla, porque queremos ganar cada partido, y luego crecer. Nos tiene que ayudar a crecer y adquirir energía. El año pasado nos dejó la experiencia de que para aprovechar el torneo tienes que encontrar el tono alargando el equipo y este año creemos que podemos hacerlo y para ello Rubén (Domínguez) y Sylla nos pueden ayudar”, subrayó Ponsarnau sobre la aportación de dos de los jugadores con menos minutos en lo que va de campaña.

Por otro lado, el catalán explicó el descarte de Zoran Dragic para que el esloveno no acumule minutos de cara al partido del domingo y también a los que le esperan al Surne Bilbao fuera de casa en Bulgaria, Georgia y Eslovaquia, donde podrá aportar “su experiencia y mentalidad”.

Kullamae destacó que “la clave” de la victoria bilbaína “fue la defensa”. “Cuando jugamos bien en defensa el ataque es más fácil. Ganar siempre da confianza y la necesitamos para los partidos de la ACB”, señaló el exterior estonio pensando, como su técnico, en el encuentro frente al Real Madrid.

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