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Una reconciliación fuera del Barça

Calathes y Jasikevicius entierran el hacha de guerra en el Fenerbahçe, donde sus caminos vuelven a coincidir. El lituano, 6-0 con su nuevo equipo.

Una reconciliación fuera del Barça

Nick Calathes jugó dos temporadas en el Barcelona (2020-22) y después fichó por el Fenerbahçe. El veterano base griego terminó mal su periplo como azulgrana después de haber sido solo dos veranos antes un fichaje muy deseado. Entre otras cosas, fue uno de los pesos pesados del vestuario del Barcelona cuya relación con Sarunas Jasikevicius se deterioró de forma drástica durante el segundo tramo de la temporada 2021-22, nefasto para los azulgrana a partir de su derrota contra el Real Madrid en la Final Four de la Euroliga. “No tengo 20 años, sé cómo jugar. Como base, quieres tener algo más de libertad”, dijo nada más irse del Barça.

Jasikevicius siguió, tuvo una charla con el club sobre su forma de entrenar y de expresarse en el banquillo y ante los medios, y ganó la Liga 2023, aunque volvió a pinchar en semifinales de Euroliga contra el Real Madrid, antes de irse, definitivamente, después de no llegar a un acuerdo económico con el Barça, metido ya en recortes presupuestarios y que con Roger Grimau, una opción mucho más barata, en el banquillo. Calathes jugó una temporada en Turquía y este verano tenia un pie fuera del Fenerbahçe cuando la grave lesión de Raulzinho Neto, el que iba a ser uno de los grandes fichajes del verano en la Euroliga, hizo que acabara quedándose. Después, el cambio en el banquillo, con la salida de Itoudis y la llegada de Jasikevicius, provocó una reunión con morbo en Estambul. Saras y Calathes, de nuevo juntos. Y con otros dos que habían pasado por el Barça en la etapa del lituano como técnico, Sertac Sanli y Nigel Hayes-Davis.

Jasikevicius ha tenido un arranque perfecto en su nueva etapa como entrenador: seis victorias en seis partidos entre Liga doméstica y Euroliga. En la competición continental, Calathes fue clave en el triunfo de rivalidad turca contra el Efes: 17 puntos, 8 asistencias, 24 de valoración y un triple decisivo. Hayes-Davis se rindió después al talnto del veterano base (34 años): “Es el mejor base de la historia de la Euroliga. ¿Cuántas asistencias lleva? Vamos, hombre, es el mejor. Le llamamos águila calva pero le tendríamos que llamar cabra (GOAT) calva”.

Jasikevicius ha querido enterrar definitivamente el hacha de guerra y normalizar la situación, y lo ha hecho en una entrevista para S-Sport, en Turquía: “Calathes expresó su opinión. Y, para ser sincero, lo que hizo fue honesto. ¿Iba contra mí? No me importa. Lo que me importa es que ahora estamos juntos y tenemos que hacer lo que es mejor para el Fenerbahçe y no empezar a decir ‘oh, dijo esto o aquello en el pasado’. Entiendo lo que dijo, no creo que estuviera mal. Solo dijo que cada entrenador es diferente. Siempre es así: un entrenador es más controlador con lo que hacen los jugadores, otro quiere que hagas más una cosa, otro menos la otra… No me afectan ese tipo de comentarios”.

Además, aseguró que tener a tres que también habían sido sus pupilos en el Barça era una bendición y en ningún caso un problema: “Una de las razones por las que acepté este puesto es porque había jugadores como ellos en la plantilla. Eso permite tener un poco de continuidad. Están ahora los tres hablando todo el rato con el resto de compañeros, explicando cómo queremos hacer las cosas. Yo los animo a que lo hagan, están siendo de gran ayuda. Nigel siempre está hablando en la pista, ayudando a los jugadores a mover la bola, a colocarse en el sitio adecuado en defensa… desde luego, van a ser una gran ayuda para mí”.

Y, finalmente, dejó claro que no busca echar cuentas personales con los jugadores, ni siquiera cuando es criticado por estos: “Cuando trabajas en situaciones de tanta presión, no siempre va a salir todo perfecto. Viví grandes momentos con Nick, con Sertac y con Nigel, al que tuve también en el Zalgiris. Momentos buenos, malos… esto es un nuevo inicio, y ellos han sido increíblemente profesionales. Tengo que hacer lo que creo que es mejor para el equipo. A algunos les gusta, a otros no. Cuando vas trabajando con muchos jugadores a lo largo de los años, a unos les gustas y a otros no. Normalmente, tiene que ver con cómo les va a ellos. Si les va bien, les gustas. Si el equipo gana, les gustas. Si es al revés, el entrenador pasa a ser el problema. A mí lo que me importa es entrenar, lo demás muchas veces se saca de contexto. Yo tengo que jugar como sea bueno para los jugadores. Una de las cosas erróneas que se dicen de mí es que soy un entrenador muy controlador. A mí me gusta que mis equipos corran, pero no pudo lograrlo con consistencia en el Barcelona. Lo intentamos durante tres años, y a veces lo lográbamos, pero no me parecía que lo suficiente. No es cosa mía, al final depende de los jugadores que tengo y de sus cualidades”.

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