Peñarroya debuta con una catástrofe
El Partizán sigue sumido en una crisis gigantesca y no cambió nada ni con el estreno de Joan Peñarroya en el banquillo ni con el debut del ex NBA Cameron Payne. Paseo del Maccabi.
Joan Peñarroya, seguramente, sabía dónde se metía. El de Tarrasa salió hace dos meses y medio de un Barcelona en situación crítica que, desde entonces, ha revivido a las órdenes de Xavi Pascual. Su nuevo destino, sin miedo a una situación de máxima riesgo, es el banquillo del Partizán, un histórico del baloncesto europeo que pasa por una crisis monumental que se ha llevado por delante a Zeljko Obradovic, una leyenda gigantesca en Belgrado, y que parece realmente difícil de domar. El reto es tremendo, y el primer partido en su nuevo trabajo se lo dejó claro: 87-112, una derrota devastadora, como local y contra el Maccabi.
Desde luego, Peñarroya, que acaba de llegar, no es el culpable de una situación penosa, con jugadores poco comprometidos, una masa social inflamada y un panorama deportivo desolador. Obradovic se fue, y no hubo manera de convencerle para que cambiara de opinión, después de un 91-69 en pista del Panathinaikos. Después de dos victorias mientras se buscaba relevo para el mito, ha llegado otro bache terrible: 68-86 contra la Virtus, 109-68 contra Zalgiris y este 87-112 contra un Maccabi que ha salido de la tumba y apila cinco victorias seguidas en la Euroliga. Ya no tiene tan lejos la zona de play in, 8-10 por el 6-12 de un Partizán que se hunde, y se hunde, y se hunde…
El partido también presentó en sociedad a Cameron Payne, el base que acaba de aterrizar desde la NBA y que empezó de maravilla, con 9 puntos y un 3/3 en triples en un inicio brillante (25-17 en poco más de medio cuarto) que envió un rayo de esperanza que se extinguió de la forma más cruel: 12-28 en el segundo cuarto, 16-34 en el tercero. En total, 28-62 en esa franja central del partido que fue un disparate para el Partizán. Desordenado, precipitado en ataque y sin ninguna energía en defensa. Sin liderazgo, sin ninguna capacidad de reacción. Sin minutos para Jabari Parker (sentenciando por la afición) y con la brújula perdida mientras el Maccabi anotaba triples sin oposición, como en un entrenamiento: 5/11 en Lonnie Walker que acabó con 20 puntos, 15/38 en total para un equipo que, además, firmó un 73,7% en tiros de dos, ganó 27-45 el rebote y sumó cuatro pérdidas menos (14-10). Una paliza.
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Payne acabó con 15 puntos y 6 asistencias, una buena noticia en pleno naufragio (88-152 en valoración). No hubo mucho más en un equipo sin alma ni concierto y en el que Joan Peñarroya comprobó sobre el terreno lo que ya sabía cuando firmó: tiene por delante una tarea complicadísima, verdaderamente hercúlea en un banquillo muy, muy caliente.
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