La clave del pívot y el extraño ‘caso Norris’ en el nuevo Barcelona
El fichaje de un jugador interior puede ser el avance que desbloquee la llegada de Xavi Pascual. Mientras, la situación de Miles Norris se hace difícil de entender en el club azulgrana.
El Barcelona trata de cerrar la llegada de Xavi Pascual al banquillo. El de Gavá, que ganó la Euroliga de 2010, la segunda y última en la historia de la sección, salió en 2016 y su sombra se ha ido alargando sobre el Palau desde que dejó el Zenit en junio. Ya antes, porque su nombre ha estado sobre la mesa varias veces en el convulso tramo que ha seguido a la salida de Sarunas Jasikevicius: dos temporadas sin títulos, dos entrenadores (Roger Grimau y Joan Peñarroya) que no han cuajado en absoluto, una cuestionable política de fichajes marcada por el control de gasto y la necesidad de reducir presupuesto por la situación general del club…
Según las últimas informaciones, y mientras el Barça se prepara para jugar en Múnich con Óscar Orellana, hasta ahora asistente (de larguísimo recorrido en el club) en el banquillo, las diferencias que quedan por limar con Pascual tienen menos que ver con su salario y sus condiciones contractuales, en principio acordadas, que con la necesidad o no de fichar ya, sin esperar al próximo verano para afrontar una (otra) transformación importante en la rotación. El Barça espera al final de los contratos de jugadores como Willy Hernangómez, Tomas Satoransky y Jan Vesely, los tres con salarios de estrellas, para disponer de dinero con el que afrontar operaciones importantes que cambien un poco el registro en un equipo necesitados de buenas noticias.
Pascual, sin embargo, quiere cambios ya. Y ve una necesidad especialmente urgente en el juego interior, donde Willy nunca consigue convencer, Vesely tiene muchos problemas de lesiones (y va camio de los 36 años) y Youssoupha Fall no da el nivel que debería exigir la rotación del Barça. En el club, sin embargo, la primera opción era no fichar e invertir solo en la salida de Peñarroya y la llegada de Pascual. De hecho, ya se decidió no moverse en el mercado en busca de un base cuando llegó la nueva lesión de rodilla de Juan Núñez, que coincidió con otra muscular de Nicolás Laprovittola. Sin embargo, todo apunta a que el Barça quiere a Pascual, sabe que está en un momento en el que no puede permitirse un fiasco en las negociaciones y podría, finalmente, abrir la mano y rascarse el bolsillo para buscar otro refuerzo interior.
Eso obliga a volver la vista hacia Miles Norris, más ala-pívot que pívot pero un fichaje que no está teniendo ninguna relevancia. Un jugador de 25 años que tenía que aportar físico, envergadura, juego en transición y tiro exterior, y que venía a cubrir el rol que dejó vacante la salida de Jabari Parker. Norris, sin embargo, solo ha jugado 55 minutos una Euroliga en la que promedia menos de ocho minutos por partido con, muy poco para un jugador que además ocupa plaza de extracomunitario, 2,6 puntos, 1,9 rebotes y 2,7 de valoración. En Liga ni siquiera ha debutado.
Norris llegó desde la G League (la pasada temporada en Maine Celtics) pero no ha tenido oportunidad de demostrar si tiene potencial para ser un jugador importante, o al menos útil, en Europa. Peñarroya desde luego no contaba con él, y antes de saber si es una situación reconducible, el Barça podría deshacerse de él para hacer sitio a un nuevo fichaje. Es otro movimiento que se podría acelerar en función de qué se acaba acordando con Pascual si, como parece, el de Gavá es el nuevo inquilino del banquillo azulgrana.
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