Juancho se desmelena
El español mejora sus números respecto al curso pasado, cuenta con más minutos y se reivindica dentro del Panathinaikos. Willy, la otra cara de la moneda.
Las idas y las venidas estaban siendo una losa demasiado grande para Juancho Hernangómez. Las siete temporadas que el ala-pívot disputó en la NBA fueron tumultuosas y sus últimos años demasiado caóticos. De 2020 a 2023 pasó por seis equipos distintos, sólo aguantó una temporada completa en uno de ellos (la 2020-21, con los Timberwolves) y fue reduciendo considerablemente sus minutos hasta que fue cortado por los Raptors cuando todavía le quedaba un año de contrato. El español no fue reclamado por ningún equipo a pesar de su búsqueda y todo apuntaba a que su regreso al Viejo Continente era inminente. Su protagonismo se había diluido a pesar de contar con diversas oportunidades y no contaba para los planes de ninguna franquicia. Eso sí, su carrera en la mejor Liga del mundo fue meteórica: 339 partidos y más de 23 millones de dólares en salarios. Una certeza que nadie le puede negar a pesar de sus constantes cambios de equipo y ser siempre parte de diversos movimientos y traspasos.
Juancho regresó a Europa camino de los 28 años y con los deberes hechos de haber disfrutado de la atractiva aventura norteamericana, esa que llama de forma incesante a tantos jóvenes en un problema de fondo que ha perjudicado al baloncesto europeo y al desarrollo de jugadores jóvenes y que ya veremos si se corta ahora, en los albores de un nuevo convenio colectivo que perjudica a la clase media y lo hace todo más estricto y exclusivo. La posibilidad de que el menor de los Hernangómez recalara en el Real Madrid, club en el que había pasado parte de su formación y con el que había debutado en el primer equipo antes de dar el salto a la NBA, era muy grande. Sin embargo, no cuajó, como tampoco lo hizo el Barça, lugar en el que acabó su hermano Willy, que siguió el mismo camino que el ala-pívot entre un lado y el otro del Atlántico.
El español acabó finalmente en el Panathinaikos de Ergin Ataman. Un megaproyecto preparado para asaltar los cielos, más concretamente una Euroliga que los griegos no ganaban desde 2011. Para ello, fortalecieron la plantilla, pero se centraron en conseguir al laureado entrenador, hacedor de la dinastía del Efes, esa que conquistó dos campeonatos continentales de forma consecutiva. Juancho cambiaba los lujos de la NBA por la aventura griega en manos de un entrenador particular, que hace competitivos sus proyectos y tiene una forma singular de relacionarse con la prensa, los jugadores, los aficionados y los árbitros. Y ahí estaría su examen en la adaptación de nuevo a las reglas FIBA y a una plantilla llena de talento en la que tendría que luchar por un hueco.
El año no fue sencillo: Juancho empezó con un protagonismo relativo y en noviembre se fracturó un dedo que le obligó a parar durante dos meses. Promedió 4,3 puntos y poco más del 26% en triples en Euroliga, cifras bajas para el peso que esperaba tener en un inicio. Eso sí, triunfó a nivel grupal: los griegos empezaron mal, pero mejoraron y se acabaron haciendo con un doblete muy jugoso, al ganar la Liga griega al Olympiacos y salir triunfadores de la máxima competición continental por primera vez en 13 años. Se impusieron en la final al Real Madrid (80-95) después de ganar de 16 puntos al Fenerbahçe en semifinales (73-57). En cuartos de final, fueron 2-1 abajo con el Maccabi, resultado que finalmente remontaron para acceder a la Final Four. Entre medias, Ataman amenazó con dimitir si su equipo no alcanzaba dicha ronda, algo que va muy unido a su carácter y espabiló a los suyos, que se llevaron el título. Al final, temporada en positivo. Pero Juancho necesitaba algo más.
Y apareció la magia
La situación no era del todo sencilla para el español. La Selección ganó el Preolímpico de Valencia, pero cayó en primera ronda de los Juegos Olímpicos. El verano del Panathinaikos estuvo además lleno de movimiento: igual que Juancho el año anterior, de la NBA empezaba a llegar una cantidad ingente de jugadores a Europa. Lorenzo Brown aterrizba desde el Maccabi, Omer Yurtseven apuntalaba la zona y llegaba a la entidad un viejo conocido de la mejor Liga del mundo: Cedi Osman. El alero turco-macedonio (29 años y 2,01 m) se incorporaba al equipo Atenas tras siete temporadas en la NBA, seis de ellas en unos Cavaliers donde coincidió con LeBron James. Nombres de nivel para una plantilla que era incluso mejor que la del año anterior.
Juancho finalmente se quedó entre los elegidos. Tenía una nueva oportunidad. Y Ataman, siempre escrudiñando, atento, ha contado con él... con una buena respuesta del español. El ya legendario entrenador, el mejor técnico en activo de Europa y uno de los mejores del mundo, elogió al ala-pívot tras la victoria del Panathinaikos ante el Maccabi (93-87): “Por primera vez este año, Juancho estuvo bien en ambos lados de la cancha”, aseguró, aunque advirtió que espera que el jugador mantenga su nivel. “Tener una plantilla tan completa significa que es solo cuestión de saber cuándo usar a cada jugador, pero lo que necesitamos es constancia”, dejando claro que no estaba dispuesto a repetir el pésimo inicio de temporada pasada, en la que fueron siempre a remolque a pesar de la victoria.
El menor de los Hernangómez jugó un partido estupendo y fue clave en la remontada de su equipo, yéndose a 12 puntos, 7 rebotes, 3 asistencias y 22 de valoración, anotando un buen 2 de 4 en triples y llevándose el MVP del partido. Es el séptimo partido de los nueve disputados en los que el ala-pívot supera la decena de puntos, una mejora sustancial respecto a la temporada pasada. Actualmente, Juancho promedia 11,1 puntos, 5,1 rebotes 1,6 asistencias y 1,1 robos en 26 minutos de juego, encontrando el equilibrio en la rotación de Ergin Ataman y consolidándose como uno de los hombres más importantes de la plantilla griega. Algo que tiene mucho mérito si tenemos en cuenta el talento que rezuma un equipo lleno de grandes nombres, con una composición que a primera vista es de las más temibles de los últimos años.
Es la consolidación de Juancho, que además de lo mencionado promedia 61,5% en tiros de dos y un espectacular 56,7% en triples (17 de 30 en total). El español rezuma confianza, asegura el rebote, se faja en la zona cuando tiene que hacerlo y crea mucho peligro en el exterior, permitiendo espacios cuando no es el que lanza y acertando en demasía cuando tiene que ser el protagonista. Sus actuaciones más destacadas han sido contra el Bayern (12 puntos y 11 rebotes, 5 de ellos ofensivos) y ante el Real Madrid (16 tantos, con 4 de 5 en triples, con 4 rechaces). Su mayor valoración tuvo como víctima al Asvel, cuando llegó a 24, llegando a 13 puntos, 5 rebotes y 4 pases a canasta. Mientras que contra el Maccabi tuvo su último buen partido. La magia aparece y Juancho Hernangómez mejora. Ahora, necesita lo que Ergin Ataman deja siempre tan claro que reclama a sus jugadores: seguir así. Constancia.
Willy, la otra cara de la moneda
El que no está teniendo tanta suerte como Juancho es su hermano, Willy. El pívot, que ha vivido más o menos el mismo proceso que su compañero en la Selección y también regresó la temporada pasada al Viejo Continente, está teniendo un papel cada vez más pequeño en el Barça. Llamado a ser uno de los pilares del nuevo proyecto, sus encontronazos con Roger Grimau y la ausencia de títulos azulgranas provocaron el despido del entrenador. Pero la llegada de Joan Peñarroya no ha mejorado demasiado el papel del español en el organigrama de un equipo que, además, no está para hacer experimentos con las rotaciones: han perdido a Nicolás Laprovittola para toda la temporada y juegan cada partido a cara de perro para seguir vivos.
Willy ha disputado siete de los nueve partidos del Barça esta temporada, promediando 7,6 puntos y 3,4 rebotes en algo más de 15 minutos de promedio. Una presencia que es cada vez menor, ya que se ha quedado en el banquillo en los dos últimos choques, que además han sido sendas victorias para los azulgranas, líderes de la máxima competición continental. Peñarroya confía más en Chimezie Metu y en la experiencia de Jan Vesely para fortalecer la zona y los problemas defensivos del español son una losa que le están haciendo alejarse de la rotación en un momento todavía muy temprano de la temporada. Algo que contrasta con el papel de su hermano. No todo son buenas noticias para los Hernangómez, que viven momentos distintos con Juancho y con Willi. La cara y la cruz.
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