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EUROLIGA | PAO 89 - OLYMPIACOS 94

Juancho brilla, pero Fournier es el rey del Olimpo

El Olympiacos tumba al campeón en su casa en un derbi de Atenas plagado de estrellas y con un Fournier decisivo en los últimos minutos. Juancho, cada vez más importante en el PAO.

Olympiacos's Evan Fournier (C) in action during the Basketball EuroLeague match between Panathinaikos AKTOR Athens and Olympiacos Piraeus, in Athens, Greece, 08 November 2024.
Georgia PanagopoulouEFE

Es la madre de todos los partidos este año en Europa. El derbi griego por antonomasia entre dos equipos que este verano se han reforzado mejor que nadie. Dos plantillas plagadas de estrellas destinadas a chocar, antes o después, en la pelea por el título de Euroliga. Panathinaikos y Olympiacos se veían las caras por primera vez este curso en la máxima competición continental, pero la tercera en total. Hasta hoy el balance era de 1-1 entre Supercopa (Olympiacos) y Liga (Panathinaikos). Hoy cayó la segunda para los de El Pireo, que fueron más consistentes desde el principio y estuvieron más acertados en los últimos minutos, con el partido en el alambre. Sobre todo Evan Fournier, que metió 8 de sus 22 puntos casi seguidos (entre medias hubo una canasta de Shaquielle McKissic) con el partido empatado a 85 y menos de 3 minutos para el final. Ahí, cuando la bola quemaba más y el OAKA apretaba de verdad, el francés sacó todo su talento a relucir con dos triples que fueron casi tres (en el segundo estaba pisando la línea). +7, 50 segundos y sólo hizo falta administrar el tiempo para un Olympiacos que iguala en la clasificación a sus vecinos (5-3).

El partido acabó 89-94, un marcador altísimo en un encuentro que no apuntaba a ello después de una primera mitad bastante sosa para lo que se espera siempre de un derbi como este. El Panathinaikos salió a la pista dormido y no se despertó hasta casi el final del segundo cuarto, cuando espoleados por Kostas Sloukas pegaron un pequeño arreón que les acercó a 5 puntos. Pero el griego cometió el error de regalarle un 2+1 a Sasha Vezenkov en la última jugada antes del descanso que dejó el electrónico en 33-41, más adecuado a lo visto hasta entonces. Los rojiblancos, mucho más implicados en defensa y con las ideas más claras en ataque, hacían daño por fuera y por dentro. Sobre todo Nikola Milutinov. El pívot serbio se puso las botas en su emparejamiento con Omer Yurtseven y, a lo largo del encuentro, cuando Ergin Ataman decidió jugar con Dinos Mitoglou de falso pívot, que fue durante bastante tiempo. Milutinov era el máximo anotador de su equipo hasta el rush final de Fournier, y acabó con 20 puntos y 8/11 en tiros de dos.

Juancho, para todo y sin descanso

En el tercer cuarto el PAO era otro equipo. Por fin metido en partido, Kendrick Nunn (20 tantos, 4/8 en triples) empezó a castigar desde todas las distancias y Juancho Hernangómez se mostraba inapelable desde la larga distancia. El español acabó con 3/4 en triples y 13 puntos en uno de sus mejores partidos de la temporada. Sumó también 6 rebotes, 2 asistencias, 2 robos y 2 tapones para 18 de valoración y Ataman no le sentó en todo el segundo tiempo. 36 minutos de 40 en pista en total para un jugador que se ha convertido en fundamental para el técnico turco. Juancho, ahora mismo, es un jugador totalmente diferente al que volvió el año pasado de Estados Unidos y que tanto le costó entrar en dinámica, también un poco por culpa de las lesiones. Ahora se le nota una confianza y una concentración totales que le han convertido en pieza intocable en el campeón de Europa.

Pero en la crecida del PAO se mantuvo firme el Olympiacos, con un Vezenkov sobresaliente en el tercer cuarto, en el que metió 11 de sus 20 tantos. El tercer parcial se cerró con un 33-30. Explosión anotadora antes de la batalla final. Juancho seguía siendo fundamental, Sloukas volvía a tomar el mando junto a Nunn y Jerian Grant también cogía galones en el inicio de las jugadas. Los verdes habían hecho lo más difícil, igualar un partido en el que hasta un rato antes habían sido claramente inferiores. Pero entonces apareció la mano de Fournier, a veces demasiado solo por el exceso de energía de la defensa del Panathinaikos, que a veces quiso llegar a los sitios más rápido de lo que debía. Buen aperitivo de lo que quede por venir esta temporada.

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