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EUROLIGA | OLYMPIACOS 78 - MADRID 79

El nuevo ‘SuperMario’ Hezonja

El alero croata ha sabido adaptarse a un nuevo rol en el Real Madrid, y ha sido clave en una posición que no es la suya natural. Está en plena madurez.

El nuevo ‘SuperMario’ Hezonja
Enric FontcubertaEFE

Parece que va en el ADN del Real Madrid la política del next man up: el siguiente disponible, adelante. En cuanto se cuelga el cartel de ‘se buscan héroes’, aparecen candidatos. Recursos. En el momento crucial de la temporada, el equipo blanco recibió un golpe que parecía letal en su rotación interior: la grave lesión de rodilla de Gabriel Deck, la sanción a Yabusele y los problemas físicos que ha enlazado Poirier. Y todo, de cara al último partido de la dramática serie de cuartos contra el Partizán y, una vez conseguido el billete, a la Final Four de Kaunas.

Pero Chus Mateo tenía opciones. Unos minutos de Eli Ndiaye, con sus 18 años, un poco de Anthony Randolph tras su terrible trance con las lesiones… y Mario Hezonja, que contra el Barcelona jugó más de 33 minutos y acabó con 14 puntos y, lo que a la vista pareció mucho más importante, 9 rebotes. En total, 18 de valoración y un +13 en sus minutos en pista. Ya en la serie ante el Partizán había llevado su media de minutos mucho más lejos que en la fase regular: más de 26 por menos de 19. El croata promedió en los cinco partidos 10,8 puntos, 5,6 rebotes y 10 de valoración. En la final acabó con 12 puntos y 3 rebotes. Un gran esfuerzo, otra vez, en más de 34 minutos en pista en el día clave.

Hezonja ha dado un paso adelante cuando era más necesario. Y ha demostrado que es un jugador muy distinto al que le hizo despuntar como una de las grandes promesas del baloncesto europeo. Menos anotador, menos individualista y con menos necesidad de protagonismo. Y más solidario, trabajador y concentrado. Su trabajo en defensa sobre Mirotic, los rebotes, el esfuerzo físico en las zonas… una labor vital en el triunfo en semifinales que le sitúa como un jugador maduro y distinto pero todavía capaz de tener rachas tremendas de anotación. Sin Deck ocupando espacios en el poste alto y sin un Yabusele menos concentrado en defensa, Hezonja se ha adaptado a una posición, la de ala-pívot, que por físico (2,03 y 110 kilos) puede ocupar. Y en la que abre el campo de forma óptima con su tiro exterior, lo que da más espacio para operar en ataque a Tavares.

Con 28 años, parece que Hezonja lleva jugando toda la vida. Hace once que ganó la Euroliga júnior (el ANGT que acaba de conquistar el Real Madrid en Kaunas) con el Zagreb y al lado de Dario Saric. Ese verano (2012) firmó con el Barça por tres temporadas ampliables. De azulgrana, fue elegido Estrella Emergente (Rising star) de la LEB Oro con el filial, y fue después dando pasos en el primer equipo de la mano de un Xavi Pascual con el que se acabó rumoreando que no había tenido buena relación, que terminaron teniendo problemas muy serios de comunicación. El técnico lo ha negado de Dubrovnik también dejó claro en entrevista para AS que no había tenido ningún lío con el de Gavá: “Con él las cosas siempre fueron muy bien, me ayudó muchísimo, hablaba todo lo que podía conmigo y no dejé de aprender. Un gran entrenador con mucha autoridad en el club y eso me vino bien”.

En el Barça dejó destellos de súper clase sin, todavía muy joven, continuidad. En un partido contra el Manresa (febrero de 2015) firmó un 8/8 en triples. En la Euroliga 2014-15 promedió 7,7 puntos y 2 rebotes. Pero después, antes de romper del todo en estrella con el Barça, dio el salto a la NBA. No se presentó al draft en 2014, sí en 2015. Y fue número 5, un pick altísimo en un momento en el que las franquicias buscaban su gran golpe europeo. También Orlando Magic, que se hizo con él.

Desde la NBA, Hezonja siguió ejerciendo de barcelonista. Cuando le preguntaron en Twiter si jugaría en el Real Madrid, dio una respuesta que después, hace, unos meses, desapareció de su cuenta oficial: “Lol, Barça para siempre, amigo!”. Eso cambió después. Cuando tuvo que volver, el Barça tenía sus derechos en Europa, con un precio de 400.000 euros por su libertad. Primero, y tras un acuerdo con el Barça, jugó en el Panathinaikos. Cuando unos meses después no renovó, en el verano 2021 se especuló con un regreso al Palau que no se produjo. En Barcelona buscaban un alero… pero de otro perfil, así que renunciaron a los derechos de un jugador que se fue al UNICS, y jugó a su mejor nivel competitivo (14,2 puntos y 6 rebotes) para un equipo que fue la sensación de la Euroliga hasta que los clubes rusos fueron expulsados por la guerra de Ucrania. Su siguiente destino, el pasado verano, fue el Real Madrid, donde ha llegado en un momento idóneo (ha cumplido 28 años) para aportar como un jugador sólido en pista y ya veterano en el vestuario.

Su físico y su talento daban, a priori, para haber pensado en una larga carrera NBA. Pero no tuvo ninguna suerte ni en Orlando Magic, donde formó parte de una franquicia en reconstrucción y jugó para entrenadores de perfil muy defensivo como Frank Vogel (después campeón con los Lakers), ni en los Knicks ni en los Blazers. En Nueva York, donde aterrizó con un contrato de un año y 6,5 millones de dólares después de que los Magic prefirieran no seguir contando con él, tuvo al menos su momento: un tapón a LeBron James para decidir un triunfo de su equipo. Y, en las siguientes semanas, un triple doble (16+16+11 contra los Rockets) y un partido de 30 puntos, contra los Wizards.

En la citada entrevista a AS, el pasado mes de febrero, dejó claro que no fue feliz en su experiencia en EE UU: “Tuve que cambiar de agentes, cambiaron los entrenadores... Y no me gustó la gestión del club (en Orlando). No podíamos ganar la NBA, está claro, pero sí haber sido más ambiciosos, habernos puestos mayores objetivos, ver quiénes eran los mejores para jugar, tratar de llegar donde no habíamos alcanzado los años anteriores… Faltaba ambición. No soy un jugador de 40 tiros o de hacer un entertainment en el banquillo, de hacer gili…, soy un jugador de baloncesto, de victorias. No estuvo todo mal, pero mis veranos allí fueron mejor que mis temporadas y eso no puede ser”.

Ahora vuelve a ser feliz. En Europa… y en el Real Madrid: “En este equipo, es todo cuestión del colectivo. Nos comunicamos todo el tiempo, remamos todos en la misma dirección. Eso es lo que hace especial al Real Madrid, lo que nos diferencia de otros equipos del mundo. Para ganar la Euroliga hemos jugador cinco partidos seguidos de eliminación y los hemos ganado todos. Pero de eso se trata en el Real Madrid. No es una cuestión de estadísticas. Estoy feliz de la decisión que tomé en verano. Todo el mundo debería ver el fuego en los ojos de los veteranos del vestuario. El hambre que siguen teniendo de ganar títulos. He aprendido muchísimo de ellos”.

Uno de esos veteranos es Sergio Llull, que anotó una canasta decisiva que Mario Hezonja también quería tirar... pero que cedió con gusto al menorquín: “Fue una locura porque se suponía que le tenía que poner el bloqueo y empecé a decirle ‘vamos, vamos, estoy aquí'. Pero en un segundo me di cuenta de quién es y de lo que él hace. Y de que hay una razón por la que es una leyenda. Así que abrimos la pista, nos fuimos a las esquinas y le dejamos que hiciera su magia. Es una leyenda por algo. Es increíble verlo. Ahora le doy gracias a Dios de que esté en mi equipo”.