Campazzo: “Parecíamos imbatibles, pero no nos lo creímos”
El argentino, elegido en el mejor quinteto de la Euroliga y el MVP de la ACB, afronta su cuarta Final Four. Ha ganado dos.
Facundo Campazzo fue el único y gran fichaje del Real Madrid el pasado verano. Volvió al club blanco dos años y medio después de marcharse a la NBA. Con más experiencia, más veterano (33 años cumplió en marzo), pero con la misma ambición de siempre. Hezonja dice que “el Madrid es mejor este año por él” y añade: “¿Cuántas veces he repetido esto?”. Y Chus Mateo, en la previa de volar a Berlín, aseguraba: “Facu nos ha dado un plus de ferocidad y hambre, que ya teníamos, pero más acentuado, y nos ha ayudado a definir los roles, algo que nos costó un poco el año pasado”. El base argentino acaba de ser elegido MVP de la ACB y en el mejor quinteto de la Euroliga. El viernes, ante el Olympiacos (21:00, Movistar Plus+), buscará su tercera final de la Euroliga. Antes, atendió a los medios de comunicación en Madrid.
Es su cuarta Final Four, ganó dos de las tres anteriores, ¿cómo llega a esta?
La temporada ha sido larga, pero buena. Al principio fue raro porque parecíamos imbatibles y lo bueno es que nunca nos lo creímos y tampoco nos creímos que éramos un equipo regular cuando las cosas no iban del todo bien. Cuando el grupo está bien, cada individualidad se eleva. Estamos en ese punto ahora. Se define todo en unas semanas.
¿Se siente el responsable del nivel de juego del Madrid?
Al final este es un deporte de equipo y cuando este está bien, cada individualidad tiene su mejor versión. Me siento muy bien, con mucha confianza y eso también se lo debo a mis compañeros y al entrenador que me dan la confianza de jugar a mi manera. En lo personal, trato de dar cosas al equipo, tomar decisiones de la mejor manera, jugar para el jugador que en ese momento esté encendido, tener buena defensa, contagiar de la energía, el corazón. Intento hacer cosas desde el control de mis manos. Tenemos muchos líderes dentro del equipo que estuvieron muchas más veces en esta situación que yo y en ese sentido yo me vuelco a ellos, y me dejo liderar para un bien, un objetivo común que es ganar la Euroliga. Cada uno debemos dar un poco de liderazgo en el día a día, en los viajes…
¿Qué diferencias hay entre el Campazzo que se fue y que ha vuelto?
La diferencia son dos años de experiencia, con las mismas ganas de conquistar títulos, el mismo deseo de querer representar esta camiseta. Cuando te pones el escudo del Real Madrid, tienes una responsabilidad y una presión, y hay que llevarlo. No puedo dar un balance todavía de todo el año porque aún no terminó, así que ojalá pueda tener otra entrevista dentro de un mes.
¿Qué cree que ha cambiado el equipo con su juego?
Lo bueno es que no hubo muchos cambios desde hace varios años. Se mantuvo la misma base, incluso con Chus (Mateo) tenemos algunas cosas de Pablo (Laso), con sus toques también, y eso hace que tengamos una entidad en el juego parecida. En lo personal, cuando llegué, desde el primer día, intenté tener una lectura de la situación, de qué necesitaba el equipo de mí y cómo lo podía aportar. Marcar la jugada correcta en el momento correcto y tratar de defender. Mi juego se basa en ganar confianza desde la defensa, tratar de hacerlo mejor que los bases rivales, que no se sientan cómodos. Más que cambiar al equipo, he tratado de ver qué podía aportar yo al juego.
En la eliminatoria ante el Baskonia, con 20 arriba, usted se tiró a por el balón de cabeza dos veces seguidas, ¿eso contagia al resto?
Después de que me tirara yo, se tiró Rudy y me dije ‘si se tira Rudy, tengo que volver a hacerlo yo’ porque es supercontagioso. No solo tirarse a por un balón, sino también ver la cara de concentración que tienen algunos compañeros, cómo defiende al rival en toda la cancha, cómo agarramos rebotes, cómo corremos juntos… Todo eso no sale en las estadísticas y es lo que más levanta a un equipo, es lindo formar parte de eso, de pequeños detalles que hacen la diferencia.
Papanikolaou fue clave ante el Barça, ¿qué le da al Olympiacos?
Es un poco la cabeza de la serpiente. Es el líder espiritual. Esa clase de jugadores son ganadores y muchas veces te rompen el partido cuando se salen un poco del libreto. En el partido contra el Barcelona mete un triple en el último cuarto, de 45 grados desde el lado derecho, y es ahí cuando ellos empiezan a abrirse, a tomar más tiros… Tiene herramientas y es peligroso, habrá que controlarlo. El rival juega con mucha paciencia y sabe manejar el reloj de 24 segundos.
¿Cree que puede coger el legado de los veteranos? ¿Se fija en su trabajo en el vestuario por si llega ese momento?
Dejo que fluya. Siguen estando en el equipo, activos. El resto, lo que tenemos que hacer, es disfrutar de ellos, de esos líderes. Ya se verá cuando no estén. No forzar nada. Debemos poner nuestra energía en las cosas que nosotros podemos controlar: disfrutar en el día a día de jugadores como ellos, que muchas veces en los equipos no hay o hay uno.
¿Cómo afronta estos momentos de la temporada? Chus Mateo dice que hay que tomarlos con naturalidad.
Estaba muy tranquilo hasta que me senté aquí y empecé a responder preguntas (se ríe). Intento hacer las mismas cosas que llevo haciendo durante todo el año, no tengo que cambiar nada. Intento volcarme mucho en el equipo, que al final son ellos los que están viviendo lo mismo que está pasando por mi cabeza. Estar más juntos que nunca ayuda.
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