Ataman se queda sin nada

En el Etihad Arena de Abu Dabi, fuera de Europa, se jugaba un partido que en realidad nadie quería jugar. Pero las reglas dictaminan que tiene que haber un partido por el tercer puesto y en esas se encontraron Olympiacos y Panathinaikos, primero y segundo de la fase regular pero condenados a disputar un encuentro irrisorio y que no importaba más allá de ver un nuevo capítulo de una rivalidad fantástica. Los primeros cayeron en semifinales frente al Mónaco tras ganar al Real Madrid en el playoff de cuartos de final, para lo que tuvieron que sudar al pesar del 3-1 final. Los segundos quedaron 3-2 frente al Efes y esperaban más de la situación, pero a Ergin Ataman no siempre le sale todo bien y los verdes tuvieron que decir adiós en ese lugar del que nadie quiere despedirse.

El Olympiacos ganó (97-93) un partido con mucho ataque y poca defensa, en el que no hay nada que perder ni nada que ganar. Georgios Bartzokas ya tuvo un encontronazo con un aficionado antes del encuentro, pero la cosa no fue a mayores. Porque, si nunca está justificado, esta vez menos todavía. El parcial de 33-20 del primer cuarto sirvió a los campeones de la temporada regular, que mantienen la maldición del que acaba en esa posición, que nunca sale victorioso al final con este formato (desde el año 2016-17). El resto del partido consistió en mantener la ventaja, regularizar, jugar con la muñeca suelta y aguantar el arreón final de los verdes, que se dedicaron a tirar de pundonor sin convicción y remaron para morir en la orilla.

Alec Peters fue el mejor de un partido en el que todo daba igual. El ala-pívot finalizó con 32 puntos y 7 rebotes, anotando 5 de sus 7 intentos en tiros de dos y un espectacular 6 de 11 en triples que terminó de sentenciar al Panathinaikos, sin respuesta ante tanta finura. Sasha Vezenkov, estrella del equipo, acompañó fielmente en el intento conseguido de victoria y se fue a 23 tantos. Moses Wright, con 19, completó el trío de anotadores en una tarde en la que el Olympiacos consiguió un extraordinario 13 de 27 en triples. Algo que terminó por inclinar la balanza a favor de un equipo que venía con otras expectativas a Abu Dabi, pero que se va con una mano delante y otra detrás, además de con un tercer puesto que es un premio de escasa consolación. No ganan la Euroliga desde 2013, con Vassilis Spanoulis en sus filas. Precisamente el entrenador que les ha eliminado a la ora de la verdad.

Las cosas no funcionaron para el Panathinaikos ni para un Ergin Ataman que le da igual quedar segundo, tercero o cuarto. El ya mítico entrenador siempre quiere la victoria, pero perdió en semifinales el trono que ocupaba desde el año pasado y su equipo jugó, por muchos momentos, sin alma. Ni siquiera la opción de ganar al eterno rival parecía motivarles, aunque tiraron de orgullo en la intentona final. Omer Yurtseven les mantuvo en el encuentro y se fue a 23 puntos y 8 rebotes, siendo el mejor de su equipo junto a Cedi Osman (14). Wenyen Gabriel y Kostas Sloukas no jugaron y Juancho Hernangómez ni siquiera fue convocado. Ataman jugó un partido que no le gusta jugar para recibir una tunda primero y tirar de coraje después. Pero lo que le interesa al entrenador son los grandes títulos, no las victorias de consolación. Y eso es precisamente lo que no ha tenido con un Panathinaikos que espera volver a optar a la Euroliga en los años siguientes y volver a repetir el éxito del año pasado. Eso sí, ahora se han quedado sin nada. Ni siquiera las migajas.

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