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Finalizado

EUROCUP | SEMIFINALES

El Granca roza la Euroliga

Tumbó al Joventut tras un gran tercer cuarto y se jugará el título de la Eurocup contra el Turk Telekom. Brussino sentencia desde el tiro libre.

El Granca roza la Euroliga

El baloncesto es un deporte maravilloso, como demuestran partidos como este que se acaba de jugar en un abarrotado Gran Canaria Arena. Un continuo tira y afloja, intercambio continuo de golpes, un espectáculo precioso. La victoria se queda en la isla para regocijo de un equipo, el de Jaka Lakovic, que mantiene una trayectoria continental soñada. Justo dentro de una semana, además en casa, se juega el título, y competir el curso que viene en la Euroliga, en su casa. Vaya 2x1. Ni en los mejores sueños. Por este rincón atlántico aterrizará el Turk Telekom, al que además derrotó dos veces en la primera fase: 89-79 y 81-88.

Mientras, el Joventut vuelve a quedarse a las puertas de una final. Si se quedó a una canasta de jugar la de la Copa, hoy se quedó a dos de la de la Eurocup. La Penya dio una nueva lección de orgullo: cuando parecía que lo tenía todo perdido, 79-70, obligó al Gran Canaria a dar el máximo para amarrar una victoria que parecía hecha. Nada que reprocharse.

Parecía apocado el Gran Canaria en el inicio, acaso nervioso por el electrizante ambiente de su pabellón, hasta que sendos triples de Slaugther y Brussino le dieron su primera ventaja. Por aquel entonces Tomic hacía y deshacía todo lo que quería, y con seis puntos casi del tirón mantenía la igualdad en el marcador: 8-8. El partido, espeso a más no poder, evidenciaba la lucha de poder entre dos equipos que se jugaban un premio más que gordo, acechando al final del duelo, para cualquiera de los dos contendientes, jugarse la final de la Eurocup, con la consiguiente plaza en la Euroliga como premio adicional al título, con el factor cancha a favor.

Cogía algo de resuello el Granca al final del primer cuarto, con cinco puntos consecutivos de Inglis, el mejor en de su equipo en climas baloncestísticos así, tan disfrutón siempre el interior francés cuando caliente se pone el partido, para acabar los primeros y trabados 10 minutos con una ligera ventaja: 18-15.

Ahora sí, usando a su gente a favor, la hueste de Lakovic salió con todo lo que tenía a por la Penya. En una secuencia casi perfecta, rápidamente se puso +9, 26-17, después de un 2+1 de Benite, un triple de Bassas y una canasta de Inglis, marcador que obligó a Duran a pedir tiempo muerto con casi ocho minutos por delante del segundo periodo. Reaccionó el Joventut de la mano de Feliz, cuyo trance anotador le llevó a meter nueve puntos consecutivos para que la escapada insular no se consumara del todo: 28-26. Con el equipo verdinegro metido de nuevo en vereda el partido se puso precioso, intenso el intercambio de golpes y canastas en ambas zonas, igualdad máxima al descanso: 42-43.

El receso evidenció de nuevo la tensión de ambos equipos, obviamente conscientes de tantas cosas como había en juego. Tocaba ir soltando lastre en busca del mejor baloncesto posible. Parecía que la Penya estaba mejor a nivel sentimental hasta que hubo una acción concreta que viró por completo la tendencia del partido: un tapón de videoteca de Diop a Tomic, intenso duelo el suyo, cuando el envite estaba empatado a 49. Desde entonces la corriente solo remaba a favor de un Gran Canaria que se lanzó al cuello de su atenazado rival. Así, con un destacado parcial de 16-7 a su favor, los de amarillo, con Diop y Albicy al timón, se las prometían tan felices antes de encarar el último periodo: 65-56.

Por más que el Gran Canaria lo tuviera todo a favor (sensaciones, ambiente, juego…) en absoluto había dicho la Penya su última palabra. De hecho, entre Parra y Tomic volvieron a meter a los de Duran dentro del partido, un 69-66 que anunciaba una preciosa batalla por jugarse. No terminaba de consumar la remontada el Joventut, mientras que primero Salvó, comiéndose el aro contrario, y Bassas, astuto para sacarle una falta en ataque a Tomic, mandaron momentáneamente al rival a la lona, 73-68, incitando al banquillo rival a parar el partido.

Le tocaba al Granca defenderse a la perfección de las continuas embestidas visitantes. El ejército local estaba comandado por Albicy, el mejor de su equipo, cinco puntos consecutivos para poner a la formación insular 79-70 con menos de dos minutos por delante. Una falta en ataque de Feliz pareció sepultar las opciones de Joventut, pero nada más lejos de la realidad.

Ocurrió que los últimos segundos fueron una maravillosa locura baloncestística. El propio Feliz enmendó su error anterior, y un triple suyo, más un palmeo de Brodziansky, dejaron el marcador en un apretadísimo 85-83 a falta de 14 segundos y con posesión para el Gran Canaria, aprovechada desde el tiro libre por Brussino, que a su vez fue contestado por un triplazo de Parra: 87-86. Altísima tensión. El propio alero argentino, instantes después, terminó de ajusticiar al rival desde el 4,60.

Pese a la derrota, nada tiene que reprocharse el Joventut, pues quien da todo lo que tiene para conseguir su objetivo tampoco es que esté obligado a más. El dolor de la derrota no debería impedir que los muchachos de Carles Duran deban tener la cabeza más que alta. Mientras, la fiesta debe ser completa en el Gran Canaria. Que en su vestuario ruede el tequila, aunque sea un poco. El miércoles que viene, ante el Turk Telekom, puede volver a entrar en la historia, ahora por la puerta más grande jamás imaginada. Le espera el mejor 2x1 de su vida.