Beverley jugará en Israel: “En cuanto caigan bombas, yo me piro”

Con 36 años, Patrick Beverley se ha quedado sin sitio en una NBA en la que llevaba once años (su último equipo fue Milwaukee Bucks) gracias a su perfil de tipo duro, especialista defensivo y personaje de lo más locuaz ante los micrófonos (incluido su propio podcast), muchas veces más ruidoso fuera de la pista que en ella. Después de una infancia muy dura, hizo camino en Ucrania, Grecia y Rusia (2008-12) antes de encontrar por fin acomodo en una NBA que le había dado la espalda después de su elección con el número 42 en el Draft de 2009.

Ahora, ha firmado con el Hapoel Tel Aviv. Asegura que no quiere ser un jugador de contratos mínimos en la NBA si no lo son otros bases veteranos como Kyle Lowry y Russell Westbrook, y lidia con los que le critican por firmar con el equipo de un país, Israel, en pleno conflicto bélico. En lo deportivo, pretende ser el referente de un Hapoel que quiere ser el pez gordo de la Eurocup, la puerta hacia la Euroliga, y donde será el jugador mejor pagado con un salario de 1,8 millones de dólares.

Su nueva vida, otra vez lejos de Estados Unidos, incluye una pretemporada en Bulgaria y viaje después a Tel Aviv y a Belgrado. La Eurocup ha aprobado el Samokov Arena de Samokov (Bulgaria) para los partidos del equipo como local si, como parece probable, tiene que volver a jugar fuera de Tel Aviv (el Maccabi solicitó jugar en el Aleksandar Nikolic Hall de Belgrado): “Cuando tomo mi decisión me doy cuenta de que todos se creen de repente los más listos, los que más saben sobre lo que pasa en el mundo. Eso es lo que más gracia me hace”, aseguró en su programa, The Pat Bev Podcast. “La gente me pregunta si sé que en Israel están en guerra… ok, vale, muy bien. ¿Has ido allí? ¿Te han mandado allí o solo estás diciendo lo que ves en la tele? Ahora resulta que todo el mundo es reportero de CNN, es increíble. Solo oigo ‘sabías que’, ‘sabías que’, ‘sabías que’… Hablé con un estadounidense que jugó allí y que no está ahora en el equipo y que dijo que era el paraíso. Todos los días iba a la playa, se tiraba allí seis horas al día… me decía que era como jugar al baloncesto en el paraíso”.

Beverley confesó que grabará un documental sobre su experiencia en Israel y que está deseando dejar de ser un especialista de rol defensivo y explotar sus condiciones de líder: “Cuando empecé, me dedicaba a meter canastas. Eso es lo que hago y eso hacía en mis primeros años en Europa. Voy a meter canastas, voy a ganarlo todo. Obviamente, en la NBA tienes que cubrir otros roles, pero ahora vuelvo a ser el tío al que le van a dar la bola cuando queden siete segundos de posesión. El que va a jugar el uno contra uno, a tirar en step-back y a meter la canasta decisiva. La NBA está bien. Tuve un papel importante, una carrera estupenda. Pero no quiero quedarme en una esquina esperando a ver si me la pasan. Hay unas jerarquías y eso no es lo que mejor me va ahora”.

Beverley ya fue MVP de la Eurocup en 2012, con el Spartak de San Petesburgo. Ahora vuelve a esa competición, mucho después y en una situación social difícil: “La seguridad es muy importante. En cuanto caigan bombas, yo me piro. Pero no vamos a jugar mucho en nuestra ciudad, casi todos los partidos de Eurocup son en Bulgaria”. E insistió en que está feliz por su nuevo rol deportivo: “Tendré la bola en las manos, podré ser un artista de la manera más pura. Podré hacer lo que quiera. Tirar, fallar, lidiar con la presión… me ilusiona, y voy a ganar más dinero que el año pasado. No todos los judíos son unos tacaños. El tipo que me dio el contrato es bastante generoso. No cierro la puerta a la NBA, porque es la Liga que me permitió cambiar el futuro de mi familia. Y estaré agradecido toda la vida. Especialmente por el lugar del que provenía. Ahora a mi hijo le va a ir bien, y es porque he sido jugador de la NBA”.

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